En época electoral, los debates se tornan más álgidos y por supuesto más acalorados. La ciudadanía muchas veces retrasa el período en que toma las decisiones de este tipo, y vemos que en un lapso corto de tiempo el exceso de información puede resultar abrumadora.

Es por lo anterior, que una buena idea para analizar los argumentos y aproximarse al debate constitucional de cara al plebiscito del próximo 17 de diciembre es poniendo en la ecuación del análisis, si los argumentos esgrimidos provienen de personas que han sido consistentes con su posición o no.

Hace pocos días, la frase del ex ministro Francisco Vidal respecto a que la Constitución era de Lagos y quedaba poco de Pinochet, hizo recordar sus propias declaraciones anteriores, pero también las de su propio sector político. Cuán valioso hubiese sido que personas como Francisco Vidal u otros, hubieran declarado este tipo de cosas antes del 18 de octubre del 2019, cuando prefirieron horadar la imagen de nuestra Constitución, junto con la figura del propio Ricardo Lagos.

Sin embargo, esto no solamente es anecdótico, sino que también muestra algo que es complejo democráticamente. Por ejemplo, hay personas que se reconocen como parte del Socialismo Democrático que han señalado últimamente que se habrían equivocado al llamar a votar Apruebo en el plebiscito del 4 de septiembre. Por supuesto es una buena noticia que el texto refundacional propuesto por la Convención Constitucional pierda adeptos, pero también llama la atención que recién se diga esto a un mes de un nuevo plebiscito y no cuando era relevante esa información.

¿Cambió algo el contenido de esa propuesta entre que llamaron a votar Apruebo y hoy que se declaran arrepentidos? La verdad es que no, ni una coma. Por eso adquiere sentido la pregunta respecto a cuál será el motivo de la declaración. Pareciera que apunta a seguir criticando la propuesta actual, sin hacerse cargo del verdadero desastre que estuvieron dispuestos a apoyar.

Lo mismo pasa con la ex Presidenta Bachelet, que hace pocos días señaló que no podía apoyar un proyecto que dividía a los chilenos, como en su opinión, sería el texto propuesto por el Consejo Constitucional. Sin embargo, fue ella misma la que estuvo de acuerdo con un texto que establecía la plurinacionalidad, era refundacional y fue ampliamente rechazado por los chilenos. ¿Cuál es el estándar que aplica Michelle Bachelet que cumplía el pasado proyecto y el de ahora no?

La falta de consistencia termina pasando la cuenta, porque los argumentos que ahora señalan no resultan creíbles a la luz de lo que ellos mismos han dicho hace muy pocos meses atrás.

Director ejecutivo del Instituto Res Publica

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