El próximo martes debe reunirse el Consejo Extraordinario de Fiscales para designar al persecutor que investigará las denuncias contra Emiliano Arias. Esto ocurre luego de que el fiscal adjunto de O’Higgins, Sergio Moya, lo acusara de un eventual tráfico de influencias en el caso Caval, de obstrucción a la investigación en la indagatoria contra el ministro de la Corte de Apelaciones de Rancagua, Emilio Elgueta; de ocultamiento en la causa de Malversación de Caudales Públicos en el Teatro Regional de Rancagua y violación de secreto por sustracción de información desde la base de datos de la Fiscalía de O’Higgins.

El fiscal Arias participó del programa Mesa Central, de T13, en donde respondió a estos cuestionamientos. “Me asombra cómo se produjo y el momento cómo se produce. El denunciante cita a los periodistas a su oficina y luego habla con TVN. Esto demuestra que estaba concertado para producir este primer golpe en el mismo momento en que a mí me quitan la causa”, argumentó.

En tal sentido, se mostró impaciente porque se inicie la investigación en su contra, y dijo: “Espero que el Fiscal Regional establezca no solo que no hay delito, sino también la motivación real para que esto ocurra”. Agregó: “Yo no me siento ofendido porque me investiguen penalmente”. Más adelante reiteró: “No sé si es una operación en mi contra. Espero que el fiscal regional pueda establecer los objetivos”.

Arias se refirió a los tres sumarios previos que le han abierto, y al sobreseimiento en todos los casos, y opinó que el Ministerio Público “es una  institución que evidentemente está en crisis”, por lo que instó a los legisladores a pensar maneras de ejercer contraloría al interior de la Fiscalía.

“Me tomo en serio la función del fiscal. Yo he ejercido mis funciones. He perseguido a todos los sectores y a todas las personas. Las imputaciones de corrupción que se me hacen carecen de todo sentido”, afirmó. Negó que hubiese habido tráfico de influencias en el caso del ex síndico de quiebras Herman Chadwick Larraín –quien cumple una condena de tres años y un día de libertad vigilada por el Caso Caval–. ¿Cuál es el tráfico de influencias? ¿Que yo no quería afectar el gobierno del actual Presidente? Es ridículo”.

Aseveró también estar preocupado por el futuro de las investigaciones a su cargo: “Iba a tomar decisiones relevantes esta semana. Por el caso de las listas de esperas, en los casos de la iglesia. Allí por ejemplo se iban a decidir tres formaliza más, en la línea del encubrimiento, que involucra a los obispos”.

Descartó su renuncia: “Sería un irresponsabilidad conmigo mismo, con las víctimas… Lo único que me ata a la institución es el compromiso con las víctimas e investigaciones. No voy a renunciar por lo menos mientras se esté llevando la investigación en mi contra”.