En la Macrozona Sur coexisten tanto grupos radicales que se dedican a realizar atentados terroristas como bandas de crimen organizado. Una de estas asociaciones para delinquir que en el último tiempo ha comenzado a operar con fuerza son las mafias dedicadas al robo de salmón. Datos de SalmónChile dan cuenta que desde 2018 estas empresas criminales han robado más de dos mil toneladas del producto, por un monto equivalente a US $12 millones, sin contar los hechos no denunciados o no detectados.

Se trata de un asunto con repercusiones públicas. En algunos casos, el salmón objeto de robo –que es desechado por las salmoneras por no cumplir con las condiciones para su consumo– es puesto a disposición para el público en locales comerciales en Angelmó, en Puerto Montt, y también ha sido detectada su venta en Temuco, Villarrica e, incluso, en Santiago. 

Fiscal Marcello Sambuceti

En consecuencia, la ingesta de este “salmón putrefacto” podría desencadenar una crisis sanitaria, explica Marcello Sambuceti, fiscal de la Unidad de Análisis Criminal y Focos Investigativos (SACFI) de la Fiscalía de Los Lagos. 

Por otro lado, se trata de un crimen que “al generar tanto dinero permite mantener organizaciones criminales al amparo de la clandestinidad durante mucho tiempo; y que eso, a su vez, vaya generando la posibilidad de que se pueda ir permeando los sistemas de fiscalización y de justicia”, advierte el persecutor. 

Los “nudos críticos” para el robo del salmón

Sambuceti participó en las investigaciones que han permitido desbaratar dos de estas mafias a través de las operaciones Atlántico I y II, llevadas a cabo en 2021 y 2022, respectivamente. 

En el primer caso se trataba de una banda conformada por más de 20 personas que operaba desde el año 2017 y a la cual le incautaron bienes cuyo avalúo supera los 370 millones de pesos.

En el caso de Atlántico II, detuvieron a 33 personas e incautaron 24 vehículos entre autos, camionetas, camiones y lanchas, además de armas, municiones y más de $80 millones de dinero en efectivo. 

El ciclo de producción del salmón consta de varias etapas y para que un salmón sea comestible transcurren de dos a tres años.

Sambuceti  explica que a lo largo de la cadena de producción existen los que califica como “nudos críticos”; en los cuales se producen estos asaltos. 

El primero es en los propios centros de cultivo de salmón que se ubican en el mar. “El acceso es dificultoso para cualquiera, pero hay registro de que existen grupos de sujetos que llegan a los centros de cultivo, con armas de fuego o no, y lo que hacen es romper las mallas con el objeto de poder hacerse de esos salmones, luego cargarlos en embarcaciones y trasladarlos a sectores donde son procesados y después puestos a la venta, principalmente en el mercado nacional”, describe.

El fiscal agrega que tales acciones ocurren de madrugada y que hay una dificultad para documentarlas puesto que estas son áreas absolutamente despobladas, “cuando hablamos de centros de cultivo, estamos hablando de sectores donde la siguiente persona está a cuatro o cinco kilómetros”. 

Los otros nudos críticos ocurren en el traslado de la “mortalidad” del salmón de la planta de procesamiento a la planta de destino. Y en el traslado del producto terminado, listo para su exportación. 

La “mortalidad” del salmón

El segundo nudo crítico se relaciona con la “planta de procesos”, donde el pescado es eviscerado, pesado, etc. y de esas plantas es de donde, en definitiva, sale el producto que es exportado. De esa actividad resulta material no apto para ser vendido. A una parte se le denomina “mortalidad” y a otra “desecho”. 

“En los centros de cultivo mueren peces, y estos tienen un tratamiento especial. La industria debe extraerlos para que no queden los peces muertos junto con los vivos. Tienen que aplicarles desnaturalizantes, es decir químicos, a esos peces muertos. Luego esa mortalidad se junta con aquellos salmones que no tienen la calidad, ni las características necesarias para poder ser vendidos en el extranjero, a eso se le denomina desecho, en términos coloquiales. Entonces, esto se junta para ser llevado a plantas de destino”, donde lo transforman en harina de pescado, alimento animal u otro. 

Este robo ocurre en el traslado de las plantas de procesamiento a las plantas de destino y es el que tiene implicancias para la salud pública. 

“Lo que hacen estos grupos es intervenir en este proceso de traslado. ¿Cómo? Tienen comunicación con los transportistas, que en el trayecto se desvían hacia sectores rurales cercanos a estas plantas y en ese lugar descargan el contenido de los vins, estos plásticos donde son transportados los salmones. Los sacan, los ponen en otros transportes, luego el camión sigue su curso a la planta de destino”, explica Sambuceti.

Para evitar ser fiscalizados o descubiertos, el fiscal señala que lo que hacen estas bandas es cargar los camiones con agua para mantener el peso, ya que el control que se realiza es el control de peso de la salida versus el control de peso de la llegada. 

De salmón podrido a filete

La mortalidad y el desecho hurtados son transportados a “galpones clandestinos”.

Allí, “estas organizaciones criminales, lejos de toda autorización sanitaria, con condiciones deplorables de mantenimiento y evidentemente con vectores en el lugar, lo procesan”, señala el persecutor. 

Luego hay dos posibilidades: 1.- “que ese material sea visualmente similar al del producto final de un salmón que tiene características de color, de textura, de peso, que parecen ser adecuados y en consecuencia los venden directamente al público a través de locales comerciales en Angelmó, en Puerto Montt, en Temuco, Villarrica e, incluso, en Santiago”.

Y 2.- “cuando no reúnen estas características, principalmente por el olor ya que el pescado tiene la particularidad de que si no se sigue una cadena de frío es muy fácil que empiece a descomponerse, en esos casos, los miembros de la organización lo que hacen es generar un proceso adicional, que es el ahumado”. 

Tal ahumado implica generar un nuevo tipo de producto. Para hacer esto, dice Sambuceti, meten el pescado en hornos que son calentados mediante leña. “Con la combustión de la leña se genera esta suerte de sabor ahumado; en condiciones también deplorables, porque no solo no existen autorizaciones sanitarias, sino que también utilizan placas que están completamente sucias, sin ningún tipo de consideración higiénica. La manipulación se hace sin ninguna medida de bioseguridad, y luego son puestos también a la venta en estos mercados”.

Advierte el fiscal que el producto es adquirido, porque el consumidor “piensa que se trata de un producto normal, común y corriente”. 

Una cadena con jerarquía

Involucrarse en este tipo de hurtos, requiere una cadena de participantes, que va “desde el sujeto que da la información desde las plantas de procesamiento, el conductor, los sujetos que sustraen el salmón, todos los sujetos que lo procesan, incluyendo a las personas que proveen del galpón, la mesa de trabajo, la logística de traer a las personas que hacen lo que se denomina ‘fileteo’”, enumera Sambuceti. 

El fiscal también suma a “las personas que reciben este salmón y que lo ponen a la venta al público, porque esa parte de la cadena resulta extraordinariamente relevante. Sin ellos la organización no puede existir, porque son los que proveen del medio. Es decir, intercambian el producto de la empresa delictual por dinero, y de ese modo ingresan a la organización criminal. Dicho de otra manera: sin las personas que venden el producto directamente al público, las organizaciones criminales no podrían existir, por eso también resultan relevantes; y esto unido a todos aquellos que lideran, que dan directrices, que organizan, que financian y, por otro lado, a todos aquellos, funcionarios públicos o no, que reciben ya sea influencia, dinero u otro que en definitiva eviten la generación de sus deberes como funcionarios públicos que es la de fiscalizar o realizar acciones de investigación”.

Riesgos de corrupción

La Operación Atlántico II detectó que había un carabinero involucrado en la trama. El policía se desempeñaba en la Prefectura Osorno y fue dado de baja de la institución tras ser detenido y formalizado, quedando con la medida cautelar de arresto domiciliario nocturno.

Al respecto Sambuceti señala que en todo este proceso se genera una “cadena de valor muy potente porque el salmón es un producto altamente valorado, no solo en la región sino que en Chile en general. Si pensamos que este producto es sustraído, que no se genera ningún costo por su adquisición, lo venden a un precio un poco menor del que puede existir en los mercados formales y de esa manera ganan. Hicimos unos cálculos con la primera organización y ganaban más de 30 millones de pesos semanales, si eso se multiplica por el tiempo que llevan llegamos a la conclusión de que se trata de organizaciones que durante años han lucrado con la salud de las personas, con el riesgo a la población que eso conlleva, que es lo que más nos preocupa”. 

Además, el fiscal sostiene que “aquí lo que resulta más complejo no solo es la suerte de crisis sanitaria que podría darse producto de la ingesta de este salmón putrefacto que está a disposición del público y que evidentemente está oculto para todos nosotros, sino que además generar tanto dinero permite mantener organizaciones criminales al amparo de la clandestinidad durante mucho tiempo y que eso, a su vez, vaya generando la posibilidad de que se pueda ir permeando los sistemas de fiscalización, de justicia, precisamente como lo pudimos advertir en el último caso, en el que hay un funcionario de carabineros que se encuentra actualmente formalizado por delitos de cohecho, es decir, por recibir prestaciones avaluables en dinero producto de esto, por el intercambio de información de cuándo se van a realizar las fiscalizaciones, en qué lugar se van a realizar en la carretera. La propia organización lo que hace es captar miembros de los equipos de fiscalización, sean carabineros como en este caso, y de esa manera saben cuándo va a haber una fiscalización y por lo tanto evitan pasar por ese lugar en ese momento”.

El robo del producto terminado

El tercer nudo corresponde al robo del producto final; por lo general destinado a los mercados internacionales. 

Ocurre cuando el producto es transportado desde las plantas de producción, ubicadas principalmente en Puerto Montt, hacia los puertos del Biobío o Valparaíso, o al ser llevado hacia los pasos fronterizos en Osorno, Cardenal Samoré, o más al norte, incluyendo el Paso Los Libertadores. 

“Aquí cambia la forma de operar. Atacan normalmente al conductor del vehículo, mediante la amenaza, a través de la exhibición de armas de fuego o derechamente lo golpean o lo toman y luego lo dejan abandonado en lugares desiertos o despoblados. Estos hechos se pesquisan a partir de la denuncia que realizan los propios choferes que fueron sujeto pasivo de estos delitos”, explica el persecutor. 

Sambuceti hace una salvedad; y es que en Los Lagos hay pocos casos de esa naturaleza. “Están radicados más al norte”, debido a que los delincuentes que realizan estos robos aprovechan “los descansos” que hacen los conductores para atacar.

Esta modalidad es la que implica mayores pérdidas para la industria. Fuentes del sector señalan que se han dado casos en los que han identificado la venta en los mercados de productos con etiquetas de marcas que no se comercializan en Chile. Y las cifras de SalmónChile indican que desde 2019 han registrado más de 98 casos de robo con violencia al transporte terrestre. Advierten que “este es el delito que más ha crecido en el último tiempo, dejando con secuelas a los conductores, quienes han tenido que enfrentar secuestros, ataques, agresiones y pérdida de sus fuentes de trabajo”.

La tecnificación del delito

El persecutor asegura que “el objetivo de estas empresas para delinquir es ganar dinero con el menor despliegue posible de recursos y la forma de hacerlo es con la distribución de funciones de todo el activo de recursos humanos que tienen”.

Adicional a esta logística, las agrupaciones criminales dedicadas al robo de salmón emplean tecnología para concretar sus asaltos, como la utilización de teléfonos celulares, radiofonía, utilizan cámaras fotográficas con lentes de mayor alcance y equipos GPS.

“La tecnología va aumentando porque así aumenta su capacidad operativa, permite que no los detecten, que puedan comunicarse de manera más fluida cuando están cometiendo el delito o en la preparación previa por los seguimientos que se producen desde las salidas de las plantas de procesamiento hasta el lugar donde van a hacer la entrega”, detalla Sambuceti. 

Las investigaciones que han desarrollado en la Fiscalía de Los Lagos indican que estas mafias vienen operando, a lo menos, desde hace cuatro o cinco años. «Los niveles de sofisticación se han ido incorporando con el tiempo y podría decir que la pandemia sirvió para que ciertos grupos organizados generaran formas de comunicación distintas, para que, a su vez, también se organizaran de una manera distinta, porque no hay que olvidar que en esos tiempos en muchos lugares no se podía transitar en la vía pública de manera normal, y se tenía que seguir trabajando en la empresa criminal, de modo tal que se iban generando espacios de comunicaciones especiales».

Para el persecutor, “estas dinámicas son las que los equipos policiales y especialmente la Fiscalía deben tener muy en cuenta. Los equipos policiales y la Fiscalía tienden a ser reactivos, es decir, a la espera de la ocurrencia del delito. Sin embargo, hoy día yo creo que hay intencionalidad de algunos fiscales de llevar un poco más allá el trabajo que realizamos sobre todo para enfrentar las investigaciones de organizaciones criminales. Esto requiere, es imprescindible, anticiparse a las actividades del resto; y la forma de anticiparse es con mayor tecnología, innovación al momento de realizar las investigaciones”.

La proactividad de la Fiscalía 

Sambuceti plantea que en el modus operandi de robo de mortalidad “el chofer siempre está involucrado”. Destaca que “las plantas de destino nunca se han dado cuenta de ello. Esto operaba en la completa clandestinidad, es decir nunca las plantas se han dado cuenta cuando existe esta diferencia en las sustracciones del salmón, por eso estas investigaciones, y eso es uno de los tantos temas que uno puede relevar, es que estas no nacen de una denuncia. No nacen del hecho de que la empresa salmonera diga ‘mire, aquí me están robando’. Estas investigaciones nacen necesariamente del conocimiento que uno va adquiriendo con el tiempo respecto de ciertos mercados”. 

Especifica: “Me refiero a los mercados informales de venta, cuando existe mucho dinero asociado, y uno se pregunta cuál es el origen del dinero y de todos esos bienes, porque los sujetos además conducen vehículos de alta gama, hay bienes inmuebles asociados. Hay extrañeza porque no tienen ninguna actividad comercial al alero de impuestos internos. En otros sí tienen constituciones formales, pero lo que han hecho es que en esas instituciones formales como empresas de compra y venta de productos del mar, lo que hacen es lavar el pescado, porque ocultan el verdadero origen, que es el robo, dentro de una actividad lícita como es la compra-venta de productos del mar”.

Agrega: “Por eso es que decía que hay puntos que podemos relevar de estas investigaciones, y es que si seguimos igual, es decir si no hay ninguna acción de ninguna institución estos grupos se perpetúan y permiten que después en el tiempo puedan permear los aparatos de fiscalización o institucionales y eso es lo que resulta tan relevante siempre de poder tener instituciones que puedan identificar estos hechos para investigar y poder llevar a cabo después persecución penal asociado a ella”. 

El fiscal asegura que “si no hubiésemos tenido la proactividad de avanzar en estas líneas de investigación nunca lo hubiésemos descubierto. Incluso podría ser que alguna persona hubiese comido este salmón y tratado de averiguar de dónde vino, pero en general hubiese sido muy complejo llegar; por eso la investigación de este caso en particular es por esta intencionalidad institucional”.

Perseguir el dinero de las mafias

“Uno de los puntos centrales de las investigaciones que actualmente llevamos a cabo es lo que tiene relación con lo patrimonial, que cobra una relevancia tremenda. La organización criminal tiene por objetivo ganar dinero o poder. Cuando se trata de dinero la forma de poder eliminar una organización criminal es quitándoles su financiamiento. Si seguimos con la idea de que solamente con una privación de libertad se puede obtener un resultado exitoso respecto del desbaratamiento de una organización criminal, creo que no es el camino”, dice Sambuceti. 

“El camino necesariamente está dado por la eliminación del financiamiento porque su objetivo es ganar dinero, si dejan de ganarlo ya no pueden invertir y ahí recién se tiene un resultado exitoso, no antes”, agrega. 

Sobre la interrogante de si hay relación entre las mafias de robo de salmón y las de robo de madera –que es la actividad mediante la cual se financia principalmente el conflicto en la Macrozona Sur–, el fiscal responde que “genéricamente podría decir que son cosas completamente distintas, por lo menos por ahora”.

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