Por casi 20 años ejerció como alcalde de Ñuñoa, hasta que en septiembre pasado decidió renunciar anticipadamente a su cargo debido a un cáncer a la tiroides que le impedía seguir trabajando en las condiciones que él quería.

Pero a tres meses de su salida del municipio, Pedro Sabat sigue hablando como si fuera el edil. Y lo hace más orgulloso que nunca, luego que el domingo se revelara que el Liceo Augusto D’Halmar de Ñuñoa obtuvo el mejor puntaje de la PSU 2015 (664 puntos) entre los establecimientos municipales, superando al emblemático Instituto Nacional.

En entrevista con “El Líbero”, el ex alcalde cuenta cómo fue el largo proceso para lograr meter a dos colegios de su comuna entre los cinco mejores del país –el otro es el Liceo República de Siria- y les hace un reproche a los alcaldes de izquierda: “se han limitado siempre a criticar que falta plata y cuando llega el momento de administrar la educación, le hacen el quite”.

– ¿Cómo se explica el alza sostenida que han tenido en los últimos años los colegios municipales de Ñuñoa en la prueba PSU? Ahora tienen cuatro colegios entre los mejores 15 de Chile. ¿Cuál es la fórmula?

– Este es un trabajo de 15 años, desde que decidimos como un sueño perseguir al Instituto Nacional y lo conseguimos. La fórmula es gestión y descentralización. Exactamente lo contrario a lo que el gobierno actual quiere hacer. Nosotros le entregamos a los directores de los colegios muchas de las opciones de manejo, que ellos pudieran definir el proyecto educativo que cada uno quería tener y al mismo tiempo traspasar las facultades del alcalde para que ellos decidieran qué hacer, pero entregándoles también muchas exigencias. Yo me dedicaba al control de la gestión. Los compromisos que teníamos a principio de año se cumplían a fin de año.

– La fórmula entonces era establecer metas y darles libertad a los distintos colegios para desarrollar sus proyectos educativos…

– Claro, el Augusto D’Halmar estimó, por ejemplo, que lo más importante era el sistema “aula-profesor”. Ellos creían que en vez de estar los profesores cambiándose de sala, los alumnos debían hacerlo. También ellos decidieron el uniforme, el color del buzo y todas las cosas que antes no podían decidir y, además, administran las platas. Por ejemplo, con las utilidades que quedaban del colegio -porque a nosotros nos quedaban utilidades de las platas que nos daba el Estado- el Augusto D’Halmar se compró una parcela en Algarrobo, hizo un centro de eventos, se compró un bus y decidieron que en eso tenían que invertir la plata para tener recreación para los jóvenes… y lo hicieron. En definitiva la fórmula del éxito es gestión, exigencia, control, y al mismo tiempo independencia para que cada colegio pueda desarrollar su proyecto.

– ¿Cómo era la educación en Ñuñoa cuando usted llegó a la comuna?

– El colegio que más alto estaba era el Internado Nacional Femenino que estaba en el lugar 127 dentro de los municipales. Eso fue en el año 2000, porque desde el año 1996 –que fue el que llegué a la comuna- al 2000 me dediqué a arreglar un poco la cosa. En 15 años logramos los resultados que vemos ahora. El Augusto D’Halmar era el colegio que más se tomaban, había bombas molotov permanentemente, era una cosa atroz. El director de ese colegio, que es el mismo que está actualmente, es Jaime Andrade, que es del Partido Comunista. Sin embargo, el tipo se comprometió conmigo a desarrollar el proyecto educativo que habíamos conversado y ha sido la persona que mejor ha hecho su trabajo. Cero política partidista, mucho cariño para los cabros y se ha limpiado el colegio de los malos elementos.

– Por primera vez logran algo que parecía imposible, que es superar al Instituto Nacional. ¿A su juicio, por qué cae ese colegio emblemático?

– Nosotros estamos contentos con nuestra alza, pero efectivamente hay que ver todo lo que ha bajado el Instituto Nacional, que desde el 2011 en adelante ha pasado en huelga y nosotros nunca; esas cosas no se conocen en Ñuñoa. Siempre he pensado que el líder, que siempre fue el Instituto Nacional, debe marcar el camino y reinventarse constantemente. Yo me imagino el McDonald’s, que constantemente debe estar inventando fórmulas nuevas para estar arriba porque tiene al Burger King atrás pisándole los talones y copiándole la fórmula. Nosotros éramos el Burger King y copiamos al sistema del Instituto Nacional, por ejemplo, contratando algunos de sus profesores. El Instituto Nacional ha relajado en el último tiempo su forma de ver la educación y la disciplina. Y en Ñuñoa se ha hecho todo lo contrario. Estamos haciendo lo que hacía el Instituto Nacional años atrás. Copiamos los métodos y la fórmula y nos ha dado resultados.

– Santiago y Providencia por años fueron reconocidas como las comunas con los mejores colegios municipales. La cosa ha cambiado. Ahora a Ñuñoa le está yendo mucho mejor. ¿Es de los que cree que el color político de los alcaldes influye en los resultados de un colegio?

– La ideología del alcalde claro que puede ser importante porque uno puede apreciar que los mejores colegios de Chile están en manos de alcaldes de derecha, los que hemos desarrollado gestión y los que nos metemos en el tema. Los alcaldes de izquierda se han limitado siempre a criticar que falta plata y cuando llega el momento de administrar la Educación, le hacen el quite, porque para ellos tiene costos políticos meterse con los sindicatos, el Colegio de Profesores, etc. Ellos no se meten en las cosas difíciles. Para los alcaldes de izquierda el tema de los incentivos y la eficiencia son cosas que consideran inmorales.

 

FOTO: AGENCIA UNO

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