El ex presidente del Senado e histórico dirigente de la UDI, Jovino Novoa, conversa con “El Líbero” sobre el polémico apoyo de la Alianza a la reforma tributaria -que se votará el miércoles en la Sala de la Cámara de Diputados-, en medio de una clima marcado por la desaceleración que se refleja en el Imacec de 0,9%, conocido esta mañana, el segundo más bajo desde 2010. También aborda la caída en la aprobación del gobierno y de la Presidenta Michelle Bachelet en la encuesta Adimark, y se explaya sobre los desafíos de la Alianza.

– Ante este Imacec que plantea una situación económica nueva, que no estuvo cuando se firmó el acuerdo hace casi dos meses, ¿la Alianza  debería repensar su apoyo a la reforma tributaria?

– No me cabe la menor duda de que el aumento de impuesto es una decisión política que le hace muy mal al país. No hay sólo un problema de expectativas o de factores externos, sino que cuando se resuelve casi duplicar el impuesto a las actividades productivas, pensar que eso no va a generar condiciones adversas es iluso. Creo que los llamados del gobierno para mesas entre empresarios, al sector público-privado a no ser pesimistas, todo el entusiasmo que se quiere poner para no generar retrocesos feroces en la economía son paliativos insignificantes frente a datos concretos: se está afectando el ahorro, la inversión y el empleo. El país está parado.

Me pregunta si eso amerita revisar el acuerdo, mi respuesta es obvia, no soy partidario de los aumentos de impuestos. Si el gobierno se da cuenta de que vale más la pena que el país funcione con menos impuestos, y no hacer la locura de aumentar el gasto público en 12-14 puntos que están pensando, estaríamos en el mejor de los mundos, pero eso es irreal, no será así. Yo no hubiera presentado el proyecto de reforma tributaria, no hubiera aumentado los  impuestos ni el gasto público en US$ 8.500 millones por año sin saber en qué se gastará la plata. Si se puede echar atrás la reforma no depende de nosotros, depende del gobierno que diga ‘nos equivocamos, esto no sirve’, pero eso creo que no va a ocurrir.

– Depende del gobierno, entonces.

– Si el gobierno estuviera dispuesto a deshacer lo hecho, la Alianza feliz deshace lo hecho. No depende de nosotros, el gobierno tiene la mayoría, nosotros hicimos lo posible y, a pesar de eso, la situación económica sigue pésima. La reforma tributaria será aprobada con o sin la participación de la Alianza porque la Nueva Mayoría tiene los votos suficientes. Lo que yo veo es que la Alianza hizo un control de daños, y la responsabilidad en los problemas que vaya a tener esta reforma hay que buscarla en los que impulsaron la reforma, la Nueva Mayoría, y no en la Alianza que hizo el control de daños. Espero que la ciudadanía lo entienda así.

-¿Pero si la Alianza aprueba la reforma no se haría corresponsable de sus daños?

– No, porque la Alianza tomó un compromiso para evitar males mayores, no para aprobar algo que era malo. Pero como la Nueva Mayoría tenía los votos, si no se hacía ese control de daños lo que se iba a aprobar era peor. Sé que es difícil explicarlo a la opinión pública, pero si uno pone un ejemplo podría ser más fácil. Si alguien provoca un  incendio que semidestruye una casa no se puede culpar a los bomberos por los daños causados al apagarlo, hay que culpar al que hizo el incendio.

– En su opinión, ¿qué sería mejor para el país, tener o no tener esta reforma?

– Yo no tendría la reforma de ninguna manera, pero sería peor tener la reforma que la Nueva Mayoría quería aprobar y tenía todos los votos.

– Adimark reveló ayer una caída importante en el apoyo a la Presidenta Bachelet y al gobierno. ¿Cómo lee Ud. esa situación?

– Ello obedece, a mi modo de ver, fundamentalmente, a que el gobierno, con un sentido ideológico, pretendió cambiar de raíz la forma de vida de los chilenos. La Nueva Mayoría sostiene que el modelo de desarrollo chileno fracasó, que es ilegítimo y que hay que cambiarlo profundamente. Pero esa visión no es la visión que los chilenos tienen. Chile en estos 30 años ha experimentado el ciclo más virtuoso de su historia y los chilenos se están beneficiando de ello. Por lo tanto, al ver que su manera de vida iba a ser alterada profundamente, reaccionaron. Y eso se nota en el rechazo a la reforma tributaria, cosa nunca antes vista, porque en Chile se pensaba que todo aumento de impuestos iba a tener apoyo. Y se ve también en el rechazo a la reforma educacional, donde los padres se sintieron afectados en su derecho a decidir por la educación de sus hijos.

– La Alianza no capitaliza la caída del gobierno y mantiene alto rechazo en la misma encuesta. ¿Cómo se debería reconfigurar?

– Creo que es cuestión de tiempo. Tenemos que hacer tres cosas: la primera es disminuir al máximo los roces internos, la segunda es señalarle al país con claridad que somos oposición, que no participamos de este proyecto de hacer una nueva sociedad, que no creemos que Chile esté destruido y que haya que refundarlo y, tercero,  frente a lo que haya que hacer dar nuestra respuesta. Si la educación es mala nosotros debemos decir lo que hay hacer para mejorar la educación, decir claramente que no se mejora la educación pública terminando con la subvencionada, que si se gasta plata en dar acceso gratis a la universidad lo que se hace es mantener la desigualad, porque el problema no está en los que llegan a la universidad sino en los niños que no tienen buena educación preescolar. Nosotros no tenemos la capacidad comunicacional del gobierno y tenemos que atajar goles, y  nos cuesta plantear nuestras ideas. Pero tengo la convicción de que nuestras ideas son las mejores para enfrentar los desafíos de Chile.

– Ante la actual crisis, ¿debería haber un cambio gabinete?

Creo que más que personas lo que se requiere es cambiar la orientación del gobierno, y creo que el gobierno está comprometido con la izquierda y no con lo que el país necesita.

 

FOTO: JOSE FRANCISCO ZUÑIGA/AGENCIA UNO

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