«Como ministro me ha tocado ir a ver los colegios, y la felicidad de los alumnos, de los profesores, asistentes de educación y directivos les cambia la vida», dice con entusiasmo el ministro de Educación, Raúl Figueroa.

En entrevista con Pilar Molina en La Mirada Líbero en Agricultura, el jefe de la cartera detalla cómo han sido estas dos semanas de clases presenciales, la importancia que tienen y la necesidad de recuperar lo perdido en 2020. «Tenemos una oportunidad histórica de unirnos en torno a un objetivo común como es la educación, y espero y veo que paulatinamente vamos avanzando favorablemente en ese camino», señala.

-Está cambiado la situación epidemiológica por el alto número de contagios, y el 94% de la población va a estar en cuarentena este fin de semana. ¿Qué va a cambiar en la situación de los colegios, y con toda la RM retrocediendo a fase 2?

-No, la autoridad sanitaria ha sido muy clara en señalar que solo en las comunas que están en cuarentena en fase 1, las actividades presenciales en los colegios están suspendidas, y por lo tanto, desde la fase 2 en adelante los colegios, los jardines infantiles pueden tener clases presenciales. En el caso de la Región Metropolitana los colegios que están funcionando en forma presencial pueden seguir haciéndolo en las semanas que siguen. Y eso porque las medidas sanitarias que se toman en esos colegios son las adecuadas para poder combinar el cuidado de la salud, con algo tan importante como es el entregarle a los niños y jóvenes la mejor educación, y donde la presencialidad juega un rol fundamental.

-Entonces sigue igual el protocolo, de que solo los contactos estrechos tienen que irse a cuarentena por 11 días cuando se descubre un contagiado en el curso…

-Efectivamente, acá hay protocolo de funcionamiento, que son conocidos, el uso de la mascarilla, el distanciamiento físico, lavado, etc, y también existen protocolos de actuación en el evento de que se identifiquen casos sospechosos o confirmados de Covid, que en general son casos que vienen de afuera, lo que se busca es evitar brotes en los establecimientos, y no hemos tenido ninguno. Y en ese caso, lo que deben hacer los colegios es aplicar este protocolo, que significa aislar al caso sospechoso, si es necesario se puede suspender un curso por un tiempo, o un nivel y en coordinación con la autoridad sanitaria, puede también suspenderse el colegio completo, eso ha pasado en casos muy acotados.

Son 32 los colegios que han suspendido la totalidad de las clases, de 3.090 colegios que han abierto, es decir, menos del 1%, es bien acotado»

-¿Pero no están sobrereaccionando los colegios? Una mamá se quejaba de que por un caso cerraron el colegio… Y desde el ministerio le contestaron que además de haber un caso estrecho, se requiere no haber usado correctamente la mascarilla en tres circunstancias, para que se tenga que cerrar el colegio…

-Por eso que los protocolos apuntan a medidas bien específicas, un nivel, un curso, si es necesario cerrar el colegio, se hace… Uno entiende que esto está empezando, y por lo tanto, los establecimientos van también aprendiendo, hay un aprendizaje que es muy relevante. En todo caso, eso ha ocurrido en pocos casos, son 32 los colegios que han suspendido la totalidad de las clases, de 3.090 colegios que han abierto, es decir, menos del 1%, es bien acotado… Y es bien importante eso, porque uno entiendo que casos concretos sean noticia, pero acá la noticia relevante es que son muchos los colegios en Chile y más de la mitad de los colegios de la Región Metropolitana están con clases presenciales, y eso es muy importante, porque el efecto que tiene en las familias, alumnos y en la comunidad educativa es muy positivo. La Unicef está llevando adelante una campaña a nivel mundial donde le pide a los gobiernos que se priorice las aperturas de las escuelas… El consejo asesor ha ido en la misma línea, la Unesco, la OMS, la Sociedad Chilena de Pediatría, en fin. Hoy el consenso de tener los colegios abiertos, cumpliendo con las exigencias sanitarias, y es un consenso total.

-«Las últimas en cerrar y las primeras en abrir», como dijo el representante de la Unicef en Chile el año pasado, y por lo demás se está haciendo en Europa y en los países desarrollados en general. Lamentablemente el 60% de los países que no tuvieron clases el año pasado fue en Latinoamérica, donde no se ha privilegiado que los niños vuelvan a clases presenciales…

-Es un esfuerzo en Latinoamérica ahora, yo estuve en una reunión por Zoom con el ministro de Argentina, con la ministra de educación de Colombia, donde compartimos las experiencias, porque Uruguay, Colombia, Argentina por citar algunos, están en este mismo proceso de apertura. Hoy es al revés que el año pasado, Chile hizo un esfuerzo importante el año pasado, terminamos el año con 1.600 establecimientos funcionando con clases presenciales, y si el año pasado se contaban los países que abrían, hoy los que se cuentan son los países que tiene sus colegios cerrados, que son del orden de 24 o 25 países a nivel mundial. El esfuerzo que está haciendo Chile va en la línea correcta, de considerar la evidencia, de avanzar en cómo compatibilizar la salud con algo que es clave también que es el desarrollo tanto en el aprendizaje como desde el punto de vista socio emocional de los niños… Es impresionante ir a visitar colegios abiertos que están con clases y constatar ahí la situación.

-Pero no pueden entrar ni los papás, de acuerdo al nuevo protocolo.

-Eso está bien, pero yo les puedo contar mi experiencia como ministro, que me ha tocado ir a ver los colegios, y la felicidad de los alumnos, de los profesores, asistentes de educación y directivos les cambia la vida, y eso es lo que de alguna manera tenemos que empezar a relevar, y no quedarnos en el caso del 1% sino ver el 99% restante, que está funcional.

-¿Pero cómo va a resistir la presión del Colegio de Profesores, que insiste en cerrar de nuevo todos los colegios? ¿Cómo está buscando el respaldo de todas la organizaciones gremiales?

-Aquí el respaldo que más importa es el de los papás, nos hemos reunido con un sinnúmero de organizaciones de apoderados, lo mismo ocurre a nivel local en cada colegio, porque son los papás quienes tienen que tomar la decisión, y para que puedan tomarla hay un requisito bien obvio, y es que el colegio tiene que estar funcionando, porque si queremos que los papás elijan y el colegio está cerrado no puede elegir. Entonces no le corresponde al presidente del Colegio de Profesores, que además ha tenido una actitud bien ambivalente, porque tuvimos una reunión muy interesante en La Moneda con el Presidente Piñera, con la presidenta del Colegio Médico, con la Defensora de la Niñez, con Unesco, Unicef, con sostenedores y con apoderados, donde todos estuvimos de acuerdo con que hacer el esfuerzo por volver a clases era fundamental… Por tanto creo que acá hay una cosa de otro orden. Además uno ve a los profesores en los colegios y están contentos. Es difícil, es un esfuerzo grande, yo valoro muchísimo el esfuerzo que están haciendo las comunidades educativas, pero vale la pena.

-Como lo están haciendo trabajadores de la salud, los trabajadores de los supermercados, etc.

-Y además en un contexto en que nuestro país, que ha llevado adelante un proceso de vacunación muy exitoso, puso como prioridad a los trabajadores de la educación. Ya el calendario de vacunación ya pasó la primera dosis, por tanto, todos los trabajadores de la educación tuvieron esa oportunidad.

-¿Cuando van a estar todos vacunados con las dos dosis?

-Todos tuvieron la oportunidad de recibir la primera dosis, se les dio esa prioridad. Más del 80% ya la ha recibido, y estamos en proceso de la segunda dosis, que parte con fuerza la próxima semana.

-El Colegio de Profesores ha puesto como condición que estén todos los profesores vacunados, y que además, estén en la fase 4 del plan «Paso a Paso», y no hay ninguna perspectiva de que eso pueda ocurrir, ¿o habría alguna fecha en el horizonte para volver a las clases presenciales?

-Pero no es una condición que le corresponda poner al Colegio de Profesores, que no tiene la expertise en asuntos epidemiológicos, eso le corresponde a la autoridad sanitaria, que con toda la información experta ha determinado que los colegios pueden funcionar en todas las comunas que no estén en cuarentena, llevando adelante protocolos sanitarios. Y de hecho, la vacunación, que en Chile va muy avanzada, no es un requisito para las clases presenciales en ninguna parte del mundo. Alemania está recién empezando con la vacunación de los profesores, Argentina lo mismo… Chile lleva en esto un paso muy adelante, y los colegios se prepararon precisamente para funcionar a partir de marzo sin considerar la vacuna, la vacuna nunca ha sido un elemento esencial para poder llevar adelante procesos de reapertura, por supuesto que ayuda mucho, y en la medida que esto avance vamos a tener aún mayor seguridad, pero no podemos condicionarlo a la vacuna, porque los protocolos sanitarios permiten que los colegios sean lugares seguros, al margen incluso de la vacuna. Y, por otro lado, la determinación de en qué fase se abren, bueno, eso es un tema que lo ha zanjado la autoridad sanitaria, y por tanto, no le corresponde al colegio de Profesores tomar esa determinación, puede opinar, pero su opinión no es vinculante.

Los aprendizajes se ven muy deteriorados, y muy particularmente en los jóvenes más vulnerables, por tanto las brechas de aprendizaje también se incrementan de manera dramática».

-El año pasado hubo 910 mil mujeres que salieron del mercado laboral por la pandemia, y muchas de ellas ni siquiera están buscando trabajo, por la sobrecarga del cuidado de los niños, etc. y parte de eso es porque tienen que tener un rol en las clases, cuando no son presenciales. ¿Han calculado ustedes cuál es la relación entre colegios cerrados y desempleo femenino?

-Hay una relación que es importante, eso lo ve el Ministerio del Trabajo, porque no quiero en esto que se generen confusiones. La labor nuestra desde el ministerio es que los niños y jóvenes alcancen el máximo desarrollo posible, tanto en sus aprendizajes como en su desarrollo socio emocional,  y si bien hay un impacto en temas laborales, lo que vemos como esencial, de abrir los jardines y colegios, es porque el daño que se le genera a esos niños es muy fuerte.

-Ni siquiera están pensando en las mamás y en la economía, porque son mamás que no pueden trabajar y familias que se empobrecen…

-Y es un análisis que es correcto, pero lo que quiero dejar muy claro es que el esfuerzo del Ministerio de Educación tiene como principal foco el bienestar de esos niños. Eso no podemos perderlo de vista, porque a veces hay gente que busca, con segundas intenciones, y dicen que lo que hay detrás acá es levantar la economía… Por supuesto que el país está trabajando con fuerza para levantar la economía, pero a veces mezclar las cosas confunde. Un niño de 4 años que es hijo único, y que estuvo todo el año pasado sin estar en contacto con otros niños de su edad, imagínate lo complejo que es para ese niño el desarrollo socio emocional e integral. Un niño que tenía que aprender a leer y que no tenía el apoyo suficiente en su hogar para poder hacerlo, un joven que tenía que terminar su formación práctica y no lo pudo hacer, algún niño que necesitaba un apoyo particular y no lo recibió… Es realmente urgente tomar estas medidas y tenemos todas las evidencias que nos permite estar tranquilos de que se pueden abrir los colegios de manera segura y  los niños pueden beneficiarse entonces de la educación presencial.

-¿Cuál es el mayor costo de haber mantenido a los escolares sin clases presenciales todo el año pasado?

-Primero, se hicieron enormes esfuerzos por mitigar los costos que vamos a describir, y en eso hay que reconocer el trabajo de todas las comunidades educativas y en el general del ministerio en poner recursos, y las comunidades de poder avanzar en un proceso de educación a distancia que era muy complejo y al cual nos fuimos adecuando. Pero, más allá de esos esfuerzos, en Chile y en el mundo la evidencia es muy coincidente. Los aprendizajes se ven muy deteriorados, y muy particularmente en los jóvenes más vulnerables, por tanto las brechas de aprendizaje también se incrementan de manera dramática. El bienestar socioemocional de los jóvenes también se ve muy golpeado por razones de la pandemia y el hecho de no tener un espacio protector como la escuela disponible, y la deserción escolar es un efecto muy concreto de la pandemia. Para abordar estos tres ejes hemos lanzado un plan que se llama “Chile recupera y aprende», que tiene tres ejes que se hacen cargo de este diagnóstico. El primero es la recuperación y nivelación de aprendizaje, el segundo es el bienestar socioemocional de los jóvenes y el tercero la reinserción y retención de los alumnos en el sistema educativo. Es un plan bien potente que ya está en marcha, se lo dimos a conocer al Consejo Asesor, que nos hizo sus sugerencias y comentarios, y pasa por distintas etapas.

-¿Hoy se le está haciendo una prueba, no?

-Efectivamente, la primera fase de este plan, sobre todo en relación con la recuperación y nivelación de aprendizaje es el diagnóstico integral de aprendizaje, que elaboró la Agencia de Calidad, que está disponible para todos los colegios del país, y que tiene una retroalimentación inmediata, por lo tanto, es un apoyo muy directo para los colegios. Permite identificar su nivel de aprendizaje en lenguaje y matemáticas para los alumnos de segundo a tercero medio, y el bienestar emocional de los jóvenes para todos los alumnos de primero a cuarto medio. Creemos que es clave, porque sin ese diagnóstico las medidas que hay que tomar se hacen más difusas.

-¿Y además qué herramientas tiene para el daño socio emocional? ¿Qué se hace?

-Lo primero es que abrir las escuelas es un tema clave para hacerse cargo de estos tres ejes, recuperar el vínculo con los alumnos, donde los ritmos de aprendizaje se aceleran y su bienestar socioemocional mejora rápidamente. El solo hecho de encontrarse, de compartir ya tiene impacto muy positivo. Pero junto con ello, hemos entregado a los colegios un kit socioemocional, herramientas de apoyo para los profesores y alumnos, para que los jóvenes puedan identificar sus emociones y poder manejarlas en un año tan difícil. Poder tomar decisiones de manera responsable, comprender lo que está ocurriendo y poder llevarlo a su propia realidad, y para ello hay una serie de herramientas elaboradas con equipos profesionales y psicólogos, que apuntan a que en la escuela se pueda llevar adelante ese trabajo.

-¿Están dispuestos a comprometerse a que no cierren los colegios este año, aunque empeoren los números de la pandemia? 

-Acá hay una medida sanitaria que hay que tener siempre muy presente, pero la medida sanitaria va de la mano con las necesidades del sistema educativo. Hoy, salvo en las comunas en cuarentena, todos los colegios pueden estar abiertos y si hay que hacer un cierre es por la aplicación específica de los protocolo a nivel local. Puede pasar que por esto un colegio tenga que suspender clases por un tiempo, pero es un establecimiento en particular, no es toda la comuna o la región, salvo que caiga en cuarentena. El compromiso de poner el bienestar de los niños es total y creo que hay buena sintonía en general de las organizaciones de la sociedad civil, entidades como Unicef, como Unesco. Todo el mundo está en la misma línea.

Hoy, salvo en las comunas en cuarentena, todos los colegios pueden estar abiertos y si hay que hacer un cierre es por la aplicación específica de los protocolo a nivel local».

-¿Si volviera la cuarentena a la Región Metropolitana, eso no debiera impedir que colegios funcionaran?

-Hoy, de acuerdo a la regla sanitaria establecida por el Minsal, si una comuna pasa a fase 1 no puede funcionar en forma presencial, pero de fase 2 en adelante por supuesto que lo pueden hacer.

-¿Pero van a tratar de impedir que se repita la situación del año pasado, donde desde el gobierno se decretó el cierre de todos los colegios?

-El cierre de todos los colegios a nivel nacional es una cuestión que el año pasado ocurrió porque no había información, fue la mejor medida que se podía tomar con la información disponible.

-Pero a estas alturas está claro que los colegios nos son fundamentales en la línea de contagio, son marginales.

-Eso es muy importante, la información disponible el año pasado sobre el Covid era totalmente distinta a lo que tenemos hoy. Cuando se suspendieron las clases ni siquiera se sabía de la utilidad de la mascarilla. Hoy la realidad es totalmente distinta, por eso que incluso es posible, aunque nos preocupa que haya un incremento de contagio, mantener las escuelas abiertas, porque se sabe que manteniendo los protocolos esas escuelas no van a ser focos de contagios. De hecho hay un informe de la Universidad de Chile que dice que el cierre de las escuelas no es necesariamente tampoco la mejor medida y que bastaría en algunos casos con suspender un nivel o un curso.

-Dice que, en la medida en que se cumplan los protocolos es más efectivo aislar cursos que cerrar el colegio completo…

-Exacto, que es la línea que toman los protocolos que nosotros hemos entregado a los colegios, donde no se cierra la posibilidad de que se suspenda el colegio, pero va por etapa, para beneficiar al máximo la combinación entre seguridad y presencialidad.

-¿Y es efectivo que el año pasado se desescolarizaron 80 mil niños?

-Esa es la información que tenemos, vamos a tenerlo más preciso terminando marzo, recién ahí termina el proceso de matrículas. Pero efectivamente la proyección y esto se hizo junto a un grupo de expertos convocados, era que del orden de 80 mil niños podían abandonar el sistema escolar. Eso obviamente significa tener tasas de deserción casi 2 veces o más altas que lo que vimos luego del terremoto del 2010, y por tanto, el impacto puede ser muy fuerte. Se han tomado ya medidas para evitar ese abandono, como el sistema de alerta temprana, como las herramientas de gestión de contacto a los colegios, como la mensajería directa a los papás para que vuelvan a matricular a sus hijos, y eso ya fue efectivo a fines del año pasado, y ahora las vamos a potenciar para que podamos hacernos cargo de esto, porque es otro efecto negativo de la pandemia.

-¿Eso se suma a los 186 mil niños históricos que no van a clases?

-Exacto. Chile tenía del orden de 186 mil niños fuera del sistema, que es un número alto, pero en el escenario internacional da cuenta de una cifra bastante manejable, pero si las proyecciones como consecuencia de la pandemia se hacen realidad, ese número pasa a ser particularmente grave.

-¿El golpe al aumento de la brecha de desigualdad fue casi fatal?

-Esa es la principal conclusión, la pandemia, en Chile y en el mundo como efecto de la educación, es un incremento brutal de las brechas, porque esto les pegó a todos, pero afecta a de manera más radical a las familias más vulnerables, que son además quienes más necesitan la educación para poder acceder a mejores oportunidades. Por lo tanto, este es un esfuerzo de país, acá no hay espacio para hacer de esto un combate político, un atrincheramiento estéril. Esto tiene que ser un compromiso de todos, tenemos una oportunidad histórica de unirnos en torno a un objetivo común como es la educación, y espero y veo que paulatinamente vamos avanzando favorablemente en ese camino.

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