Banderas negras en 240 colegios particulares subvencionados del país han instalado sostenedores y apoderados para mostrar su rechazo a la reforma educacional que elimina el copago, el lucro y la selección, y que mañana tendrá una nueva jornada cuando a las 17 horas la diputada María José Hoffman (UDI) interpele al ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre.

La campaña nacional partió hoy y la está coordinando Mónica Ortíz, apoderada del colegio subvencionado King School Cordillera, en La Pintana, y miembro de la Confederación de Padres y Apoderados de Colegios Subvencionados, Confepa. Ella asegura que  instalarán estandartes negros en todos los establecimientos subvencionados para “denunciar que la reforma matará la educación y la libertad de los padres de elegir la educación de sus hijos. Estamos de duelo”.

Ortiz señala que en la Región Metropolitana ya se han sumado 37 colegios, 19 en Valparaíso, 12 en Antofagasta y Coihaique, entre otras regiones que han ido entregando información, y que en los próximos días seguirán con las instalaciones de banderas negras.

Además, esta noche realizarán una velatón en Valparaíso, ad portas de la interpelación. El jueves realizarán otra velatón en diferentes colegios del país y en la sede de la seremi de Educación en Santiago, en la intersección de las calles San Martín y Santo Domingo.

Las razones de padres y sostenedores para poner banderas negras

María Angélica Garrido vive en San Bernardo y tiene un hijo  de 12 años cursando sexto básico en el colegio subvencionado Idot de La Cisterna, donde paga $35 mil. Ella se organizó con los demás apoderados e instaló la bandera porque, según señala, la educación subvencionada “se está muriendo, así de simple. Si esa reforma se aprueba con la rapidez que quieren y sin hacer los cambios necesarios, en el verano no podremos hacer nada y en marzo habremos perdido nuestros proyectos educativos”.

Ella puso a su hijo en ese establecimiento porque las escuelas municipales de San Bernardo no le dan la atención especial al déficit atencional que requiere. Además asegura que en su colegio particular subvencionado encontró un refugio contra el bullying, la violencia, las drogas,  y le refuerzan los valores que le imparte en su casa.

“La educación es de buena calidad. Por eso me duele que el gobierno quiera terminar nuestro proyecto educativo. Sancionen a los que hacen mal las cosas, pero no a quienes las hacen bien. He sacrificado a mi familia para defender la educación de mi hijo”, sostiene Garrido.

La apoderada, además, critica el “doble estándar” de autoridades de gobierno y parlamentarios de la Nueva Mayoría que quieren eliminar el copago en la enseñanza subvencionada, mientras ellos tienen a sus hijos en colegios particulares pagados. “Es de un doble estándar que da vergüenza. Ellos como tienen los medios les da lo mismo lo que pase con nuestros hijos, porque ellos sí aseguran el futuro de sus hijos. También dicen que no debe privilegiarse la capacidad económica de los padres y es lo que ellos hacen”, señala María Angélica Garrido.

El sostenedor del colegio Fitz Roy, en San Bernardo, Jaime Salazar, también instaló la bandera negra a petición del centro de padres de los 450 alumnos, de los cuales 340 estudian gratis y 110 pagan, en promedio, $12 mil.

“Los apoderados están muy preocupados de que el colegio no pueda seguir porque arrendamos los inmuebles, lo que prohíbe la reforma educacional que se discute en el Senado. Este problema lo tiene el 60% de los 110 colegios subvencionados de San Bernardo”, afirma Salazar.

El sostenedor agrega que el cierre afectaría, en especial, a los 170 niños vulnerables que tienen un sistema especial de aprendizaje, con personal calificado y talleres.

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