“Hay organizaciones que se han llenado sus arcas sindicales de 2011 a 2014 con US$5 millones otorgados por los acuerdos pasados. Lo voy a decir cara de palo”.
Esa frase la dijo a la radio Duna el histórico presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre, Raimundo Espinoza, en reclamo por los sindicatos que les cobran a sus afiliados por bonos de término de conflicto y beneficios entregados por las empresas mineras.
Precisamente uno de los sindicados que tiene esa práctica es la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), que dirige el comunista Manuel Ahumada, entidad sindical que reúne a trabajadores contratistas de las cupríferas, y que ha obtenido millonarios acuerdos laborales con Codelco y AngloAmerican.
Ahumada llegó en 2013 en reemplazo del entonces comunista Cristián Cuevas, quien se convirtió en figura del sindicalismo nacional cuando en 2007 paralizó Codelco por más de un mes, y consiguió un inédito “acuerdo marco” en que se extendieron los beneficios de la estatal a los trabajadores contratistas, y que después replicaron otras compañías. El costo anual supera los US$125 millones solo para Codelco, con otro millonario gasto para AngloAmerican.
¿Cómo opera el “peaje” que los sindicatos les cobran a los mineros?
Según fuentes del sector minero, cada trabajador debe pagar a la CTC $45 mil por cada cierre de negociación colectiva conseguida, las que se realizan cada dos o tres años. Como Codelco tiene 32 mil trabajadores y AngloAmerican otros 9 mil -41 mil en total-, los ingresos a la CTC ascienden a $1.845 millones.
Además, los empleados le pagan a dicha entidad gremial $5 mil en forma trimestral por concepto de “bono de productividad” sólo por la asistencia a su puesto laboral, lo que suma otros $1.640 millones.
Es decir, los ingresos a la CTC ascienden a $3.485 millones en cada negociación colectiva, y como ha habido dos de esos procesos en 2011 y 2013, la recaudación para sus arcas sindicales bordea los $7 mil millones.
Ambas empresas enfrentarán próximamente negociaciones colectivas, por lo que existe preocupación respecto de la nueva parte que pediría dicha agrupación sindical, ya que los ingresos de las mineras están muy disminuidos por el bajo precio del cobre.
La cuota es conocida como un «pacto de adhesión, que opera como un peaje que deben pagar los trabajadores para acceder a los beneficios negociados», según publicó El Mercurio en agosto de 2015.
Ante la consulta de ese medio, el presidente de la CTC, Manuel Ahumada, evadió la respuesta al señalar que «ni siquiera nos vamos a preocupar de eso. Nos tendríamos que preocupar si fuéramos una organización sindical financiada por la empresa, porque en ese caso perderíamos toda autonomía, pasaríamos a ser pauteados. Nosotros no vamos a entrar en esos detalles, esas cuentas se las vamos a entregar a nuestros afiliados que son los que, efectivamente, financian la organización».
El Código del Trabajo establece en su artículo 259 que el patrimonio de una organización sindical es de su exclusivo dominio y no pertenece, en todo ni en parte, a sus asociados. Por ello, “debe concluirse que actualmente las organizaciones sindicales están facultadas para desarrollar actividades con fines de lucro, a condición de que las ganancias o réditos de esa actividad deban necesariamente vincularse al financiamiento de los objetivos de la respectiva organización”, según explica la Dirección del Trabajo.
Quiénes son la CTC y Manuel Ahumada
La Confederación de Trabajadores del Cobre predica “no creer en un sindicalismo corporativista, que solo se preocupa de reivindicaciones económicas, puesto que lo que pase con la política determina directamente nuestras vidas”; y “levanta las banderas de la justicia social y de la más amplia unidad de todos quienes luchan contra el actual modelo económico”.
Entre los “hitos” que destacan, están los acuerdos marco con Codelco y AngloAmerican, que entregaron múltiples beneficios a los trabajadores contratistas de dichas empresas, como gratificaciones mensuales, reajustes de sueldo automáticos, millonarios bonos de término de conflicto, seguros complementarios de salud, becas escolares y un fondo único de vivienda.
Ahumada es un técnico electrónico, de 37 años, que laboró en la mina El Teniente, y enfoca su liderazgo en la industria minera más que en ser figura nacional como su antecesor y posible candidato presidencial, Cristián Cuevas. Su poder radica en que de cada 100 trabajadores de la minería 71 son contratistas, y en Codelco superan los 30 mil.
Se le describe con un liderazgo díscolo del Partido Comunista, y durante su gestión se quebró la CTC, ya que surgió el Frente Nelson Quichillao que dirige precisamente Cuevas.
En algunas de las charlas que ha dictado, dijo que en Chile hay un “problema de descomposición de la sociedad en su conjunto y debemos hacer contra-hegemonía a este modelo que se nos instala, de los antivalores, de la corrupción y de la misma independencia económica que deberíamos tener como país”.