Desde que asumió en mayo pasado, el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, ha repetido insistentemente las palabras “austeridad, renuncia y realismo” para describir el complejo escenario económico que vive el país, y advertir que el gasto fiscal de 2016 -que se anuncia mañana- será restrictivo.
Ese apretón de cinturón fiscal se produce en un contexto de malas cifras económicas que seguirían para el próximo, y por el desmedido gasto de 9,8% que comprometió su antecesor, Alberto Arenas, quien se convirtió en el primer ministro de Hacienda despedido sin terminar su período en los últimos 30 años.
“Tenemos que iniciar un proceso de consolidación fiscal, de reducir el déficit estructural que es mayor de lo que esperábamos y tenemos que ir reduciéndolo porque Chile tiene una tradición de tener finanzas públicas sanas y esa tradición hay que mantenerla”, dijo ayer el titular de Hacienda tras reunirse con parlamentarios de la Nueva Mayoría que integran la comisión mixta de Presupuesto.
El discurso de Valdés, además, ha estado muy alejado de los “brotes verdes” y el “punto de inflexión” que vaticinó Arenas, pero que la realidad económica nacional e internacional del país han terminado por sepultar.
“EL Líbero” conversó con varios economistas que explican las cinco razones de por qué el gasto del Gobierno debiera ser austero, y rondar entre el 4 y 4,5%.
1- Siete años seguidos con déficit fiscal estructural
El déficit fiscal estructural del Producto Interno Bruto (PIB) al que alude Valdés es precisamente una nota discordante y persistente en las sanas finanzas del país, dado que acumula siete años consecutivos con cifras rojas. Desde la crisis subprime de 2009 nunca más se ha vuelto a recuperar.
En la misma línea, el déficit efectivo para este año en torno a un alto -3% duplicará el del año pasado, -1,6%, y es muy superior también al de 2013 (-0,6%) y al superávit de 2011 y 2012 de 1,5% y 0,6%, respectivamente.
De hecho, el déficit generado entre 2014 y este año supera los US$14 mil millones y podría llegar a los US$20 mil millones durante este gobierno, según algunos analistas.
El ex subsecretario de Economía, Tomás Flores, plantea que se debe reducir el déficit para el próximo año para mostrar que el país es “capaz de mostrar que paulatinamente vamos poniendo en orden las cuentas fiscales”.
El economista Rafael Garay estima un déficit efectivo del -3,5%, lo que se aleja considerablemente del compromiso del Gobierno de hacer una agresiva reforma tributaria precisamente para equilibrar los gastos con los ingresos públicos.
Joseph Ramos, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile coincide en que Hacienda debe cumplir su meta del balance estructural a 2018, lo que llevaría a moderar el gasto durante 2016 y 2017.
2- Deuda pública se duplicó en cinco años
El persistente déficit fiscal ha obligado al Estado chileno a buscar financiamiento para cumplir con sus compromisos, por lo que la deuda pública se duplicó desde 2010, pasando del 8% del PIB a 15% para fines de este año, con una tendencia a sobrepasar el 17% a fines de esta década, según la consultora LatinFocus.
Los expertos atribuyen el deterioro en las cuentas del Fisco al fuerte estímulo fiscal tras la crisis de 2008-2009; el alto gasto público derivado de catástrofes, como los terremotos de 2010, 2014 y 2015, la desaceleración económica y la baja en el precio del cobre.
Cecilia Cifuentes, investigadora del Instituto de Libertad y Desarrollo, sostiene que Chile pasó de ser un país acreedor a deudor, y que el desplome del precio del cobre dio por terminada la época de las vacas gordas.
“Hay que tener cuidado con la deuda pública, que es baja aún pero no por eso nos vamos a endeudar para financiar gasto corriente”, agrega Rafael Garay.
3- Crecimiento económico por debajo del potencial
El comité de expertos del Banco Central redujo a 3,7% el crecimiento económico tendencial del país en el mediano y largo plazo, lo que explicaría, en esencia, el por qué Chile debe moderar su gasto estatal.
La cifra muestra el complejo escenario económico, dado que el incremento del IPB de este año rondará por segundo año consecutivo en torno al 2%, las peores cifras para dos años seguidos desde la crisis financiera de 1982-1983.
“La primera y más importante explicación del gasto moderado es adecuarse al contexto económico más deteriorado, nacional e internacional. El nuevo PIB potencial muestra que la capacidad potencial de crecimiento es más baja de lo que creíamos”, puntualiza Flores.
4- Inflación disparada en 5%
La presión inflacionaria que vive el país, que acumula 5% en 12 meses, muy por encima del rango del Banco Central, es otra razón de peso para moderar el gasto del presupuesto estatal, según los economistas consultados por este diario.
“Ciertamente es una mala noticia. Decíamos en el Informe de Política Monetaria que no estábamos conformes con una inflación en 12 meses de 4,6%. Por cierto, menos conforme estamos con la cifra de inflación en 12 meses de 5%», señaló el presidente del BC, Rodrigo Vergara, ante el último IPC de agosto, e insistió en que el alza de tasas comenzará “relativamente pronto”.
5- Desplome del precio del cobre
El desplome en el precio del cobre condiciona directamente la capacidad de gasto del Ejecutivo. Con un precio de US$2,2 la libra de ayer y de US$2,5 acumulado en este año las expectativas para 2016 son preocupantes. El ex ministro Arenas hizo el presupuesto de este año con US$3,12, lo que está muy lejos de la realidad.
Nelson Pizarro, presidente ejecutivo de Codelco, advirtió que con el precio del cobre a menos de US$ 2,3, la empresa estatal deja de entregar excedentes al fisco.
“Codelco está en economía de guerra total, plena y absoluta. Y dando señales a toda la organización. Por ejemplo, el directorio y el nivel superior se congelaron el sueldo. Esa es una señal importante para el resto de la organización”, señaló el mes pasado al anunciar un plan de recortes.