Es un texto escrito desde la convicción de que se puede resistir sin violencia a un régimen totalitario. En “La noche no será eterna”, libro póstumo del activista cubano por los derechos humanos Oswaldo Payá, la receta para salir de la dictadura en la que ha vivido la isla por 60 años no es el odio. Todo lo contrario: es el optimismo -sin pecar de ingenuos-. Para explicar su fórmula Payá hace un repaso histórico. Explica el proceso pre y post revolucionario y cómo a la larga el comunismo se adueñó de la “existencia misma” del cubano hasta “convertirlo en su rehén”.
Pero allí no se queda. “El ambicioso objetivo de este modesto libro es el de ayudar a descubrir que sí podemos vivir el proceso de liberación y reconciliación, y caminar al futuro en paz (…) sabemos qué hay que hacer, cómo lograrlo y que es posible lograrlo”, escribió Payá sobre la intencionalidad del texto pocos días antes de fallecer en extrañas circunstancias el 22 de julio de 2012. Hechos que su familia no ha dudado en calificar como un asesinato.
El texto fue presentado el pasado 12 de septiembre en el ex Congreso Nacional, con la presencia de Rosa María Payá, hija del autor y también activista en la defensa de los DD.HH., el diputado de UDI Jaime Bellolio, el senador de Evópoli Felipe Kast, y el rector de la Universidad Miguel de Cervantes y ex líder DC, Gutenberg Martínez.
Durante el acto los oradores se refirieron al Proyecto Varela, una iniciativa del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) -fundado por Payá- que el 10 de mayo de 2002 se valió de los resquicios que ofrecía la Constitución cubana y entregó a la Asamblea Nacional de ese país las 11.020 firmas necesarias para solicitar un referéndum que reconociera libertades individuales, como el derecho a asociarse libremente respetando el pluralismo y diversidad de ideas; los derechos a libertad de expresión y de prensa; amnistía para los presos políticos, cambiar la Ley Electoral y la realización de comicios generales libres. Un año después –en octubre de 2003–, pese a la persecución política que se desató con la primera iniciativa, el movimiento entregó otras 14.000 firmas al parlamento en respaldo del proyecto.
“El Proyecto Varela no es solo un hecho testimonial. Busca una fórmula política, pacífica de salida. Oswaldo pensaba que sí se podía caminar hacia el futuro en paz, y en esa búsqueda incesante de caminos pacíficos que permitieran a los cubanos conquistar sus derechos fundamentales diseñó este proyecto. En ese contexto, salir a juntar firmas ya es un acto de coraje. Ser ciudadano y firmar, poner nombre y dirección, es otro acto de coraje. Oswaldo decía que ser disidente en Cuba es un estado de vida», describió Martínez en el lanzamiento.
«No basta siquiera con ser opositor. Hay que convertirse en alternativa”.
Payá comenzó a seleccionar las ideas para este relato en 2011, cuenta su viuda Ofelia Acevedo Maura en el prólogo del libro, después de mucha insistencia familiar. Escribía “La noche no será eterna” al tiempo que redactaba documentos a nombre del MCL en el que daba cuenta del concepto de “cambio-fraude”, una estrategia del gobierno cubano que ofrece una imagen de transformaciones políticas, cuando en realidad status quo se mantiene. “Un estilo muy gatopardista de cambiar todo, para que no cambie nada”, lo resume Rosa María Payá en su presentación.
Salir a juntar firmas ya es un acto de coraje. Ser ciudadano y firmar, poner nombre y dirección, es otro acto de coraje. Oswaldo decía que ser disidente en Cuba es un estado de vida (…) Él fue un disidente que se transformó en alternativa».
“Este libro está más vigente que nunca porque quienes bajamos los brazos perdemos la esperanza. La particularidad del libro es que tiene una riqueza y una profundidad tremenda. Es al mismo tiempo una revisión histórica y una propuesta de futuro”, señaló Kast.
El ganador del Premio Sájarov 2002 que entrega el Parlamento Europeo a la Libertad de Conciencia escribió el texto con la mirada puesta en el futuro, con la certeza de que la libertad del pueblo cubano es posible, y de que son ellos los protagonistas de su propio cambio. Al respecto, Bellolio subrayó: “Estamos acostumbrados a pensar que la forma de solucionar una dictadura brutal, que ahoga todo tipo de libertad, es por las armas, con el equivalente de la fuerza… y eso no es lo que dice Oswaldo Payá. Sino que la forma de hacerlo es a través de la libertad, de proteger la dignidad de las personas, a través del amor. Sé que puede sonar cursi, pero el mejor enemigo del odio no es más odio, es el amor”.
Este libro es el testimonio de vida de Oswaldo y creo que debe ser lectura obligada en Chile porque nos da una lección: ‘no se trata de buscar buenos y malos. Se trata de apegarnos siempre a la verdad».
El diputado aseveró que si la dictadura en Cuba ha logrado sostenerse por tanto tiempo ha sido por aterrorizar a la gente. Sin embargo, planteó que ese temor se ha trasladado ahora a los opresores: “Están con miedo porque saben que su poder no es eterno, que les queda poco. ¿Qué podemos hacer? No solamente acompañar a Rosa María en su lucha. No solamente hablar de esto en los distintos espacios, sino reafirmar nuestra fuerza en la defensa de los DD.HH. en Latinoamérica. Hoy son muchos los jóvenes que dicen no más, basta, queremos proteger la libertad. Ese mensaje de liberad es imparable. El temor del pueblo cubano se disuade sabiendo que no están solos».
El senador Kast, por su parte, realizó una reflexión mirando hacia su sector. “En Chile Vamos a veces miramos con mucha fuerza lo que sucede en Venezuela y Nicaragua, y está muy bien, pero caemos en una tentación, que este libro nos invita a no hacer, que es la de normalizar la situación en Cuba (…). Este libro es el testimonio de vida de Oswaldo y creo que debe ser lectura obligada en Chile porque nos da una lección: ‘no se trata de buscar buenos y malos. Se trata de apegarnos siempre a la verdad’ y yo creo que eso nos hace falta”.
En el libro Payá comienza explicando cuál fue su intención al escribir el texto, se refiere a la “cultura del miedo” que se impuso en la isla, describe cómo el régimen comunista se apoderó de la actividad económica en la isla, habla de la institucionalización de la corrupción y cierra con un llamado a la reconciliación.
Dijo Martínez en la ceremonia: “Oswaldo es un héroe del pacifismo y de la libertad y este libro da cuenta de su legado (…). Oswaldo sabía que no solo debía estar en contra de la dictadura cubana. Sabía que debía traspasar la barrera de ser disidente. Para poder derrotar a un régimen autoritario no basta con ser disidente, no basta siquiera con ser opositor. Hay que convertirse en alternativa”.