“Nos estamos agrupando padres de distintos liceos para combatir las tomas. No estamos contra el movimiento estudiantil, pero no queremos que nuestros hijos sean la carne de cañón de todo esto”.
Esa afirmación la hizo la apoderada del Instituto Nacional Karen Molnar en julio de 2013 ante la impotencia de sufrir los continuos paros estudiantiles, que sólo ese año dejó a los institutanos sin clases durante 34 días.
Y es que desde 2011, el año en que se agudizaron las protestas estudiantiles, los alumnos del liceo más emblemático del país han perdido 372 días de clases por diferentes movilizaciones y paros, lo que equivale a casi un año y medio académico (53 semanas).
En 2011 los institutatos perdieron 195 días de clases, en 2012 otros 18 días, en 2013 34 días, en 2014 35 días y este año 90 días por el paro docente.
Precisamente esta generación, que en 2011 estudiaba en octavo básico, llevará en sus espaldas la “culpa” de haber permitido que el instituto fundado en 1813 perdiera su histórico liderato del mejor ranking en los exámenes de prueba de selección universitaria.
En 2013, los apoderados, cansados de las continuas tomas recurrieron a la justicia exigiendo el “derecho de ir a clases”, y consiguieron que un año después, en noviembre de 2014, la Corte Suprema emitiera un fallo en que decretaba que las tomas eran un “acto de fuerza que no constituye un medio legítimo de emitir opinión ni forma parte del contenido del derecho a manifestarse”, por lo que se “vulnera el derecho de los estudiantes a recibir educación y el de sus padres de que ésta les sea impartida a sus hijos”.
Además, los mismos apoderados presentaron un recurso ante la Contraloría para exigir que se impartieron clases en el liceo santiaguino.
Drástica caída en puntajes nacionales y PSU
Otro dato que revela la decadencia del Instituto Nacional -en que las postulaciones cayeron 35% el año pasado-, es que si en 2010 generó 54 puntajes nacionales en la PSU –líder sin contrapeso de todos los colegios del país- en 2014 apenas obtuvo 20 puntajes nacionales y este año se redujo a seis.
La misma situación en picada se observa en los puntajes promedio PSU, ya que en 2013 tuvo 671,9 puntos, en 2014 cayó a 663 puntos y este año volvió a caer a 657,8 puntos, cediendo el primer lugar al liceo Augusto D’halmar de Ñuñoa.
Las tomas del año pasado, además, generaron daños patrimoniales por $39 millones, dado que se quemaron las bodegas, rayaron paredes, entre otros destrozos. Incluso, llegaron a transformar el liceo en un casino en que jugaron torneos de poker.
Las movilizaciones, además, gatillaron la salida del rector Jorge Toro y fue reemplazado por Fernando Concha, quien recibió la tarea de mejorar los resultados de la prueba Simce, incrementar la alicaída matrícula y evitar que la asistencia de los 4.400 alumnos baje del 85% requerido.
En contraposición, entre las cosas que reclaman los estudiantes, están la pérdida de mil horas por la falta de profesores, entre ellos señalan que estuvieron tres meses sin profesor de matemáticas, y dos meses sin clases de física y biología. Además, alegan que tienen un psicólogo para todo el instituto, y un orientador cada 700 alumnos.
Concejal: “Santiago dejó de ser la capital de la educación pública”
En contrapartida, Alessandri destacó la gestión de la municipalidad de Nuñoa, donde su ex alcalde Pedro Sabat no permitió las tomas estudiantiles, a diferencia de la laxa actitud de la alcaldesa Tohá. “Los alumnos que no van a clases no las recuperan jamás, por mucho que hagan clases en enero”, sostuvo.