Hace varios días que en el Congreso, y bajo cuerda, se han reactivado las conversaciones para un acuerdo administrativo en la Cámara de Diputados. Si bien ha rondado la idea y los acercamientos para un pacto amplio y transversal, lo cierto, reconocen en el oficialismo, es que el panorama es complejo para el gobierno.
De hecho, la idea de un acuerdo amplio, que ha empujado principalmente el PS, se instaló en el oficialismo luego que la derrota en la reforma tributaria y el desorden de fuerzas que se ha producido en las últimas semanas, reactivaran la ofensiva de Chile Vamos por alcanzar un acuerdo que los lleve a controlar la mesa de la Cámara.
El diputado de la UDI, Juan Antonio Coloma, señaló esta semana en El Mercurio que en Chile Vamos no estarían «disponibles a conversar de ningún pacto de gobernabilidad con el Socialismo Democrático y otros. Es más, creemos que hemos ido profundizando las relaciones con otras fuerzas políticas al interior de la Cámara», dando a entender que la idea es alcanzar la mesa de la Cámara sin tener que negociar con los diputados de gobierno.
Esta vez, dicen en el oficialismo, la posibilidad de perder es real. Y es que la frágil mayoría que tenían en el pacto administrativo alcanzado el año pasado y que le permitió quedarse con el control de la Cámara excluyendo a la derecha, hoy parece diluida.
Las cuentas en Chile Vamos
Así las cosas, el objetivo en Chile Vamos es explorar si logran generar una mayoría con las fuerzas de la Cámara que hoy no están concurriendo a votar con el gobierno.
Se necesitan 78 votos para quedarse con el control de la Cámara. Entre Chile Vamos y Republicanos tienen 51. Desde ahí, dicen, se están buscando acercamientos con otros movimientos como el Partido de la Gente y ex miembros de esa bancada (que podrían aportar al menos cuatro votos). También el comité de Centro Democrático Unido, que lidera el ex DC Miguel Ángel Calisto.
Este grupo -que podría aportar otros cuatro votos- ha mantenido una buena relación con el sector y también se opuso a la reforma tributaria.
De ahí, dicen en Chile Vamos, hay que seguir sumando nombres como el del diputado de Amarillos, Andrés Jouannet, o incluso la diputada Pamela Jiles, quien se ha enfrascado en un permanente enfrentamiento con el gobierno.
Lucha voto a voto
En los conteos hasta ahora, a Chile Vamos le faltaría asegurar cerca de cinco o seis votos. Y aún hay tiempo, dicen, mientras siguen los coqueteos desde el Socialismo Democrático.
Por eso en la oposición se han instalado dos posturas: los que apuestan a ir a pelear en junio la mesa de la Cámara y ver quién consigue más votos, y los que creen que es mejor esperar, amarrar acuerdos en las comisiones y llegar con una mayoría contundente cuando se pueda.
En el sector apuestan partir generando un acuerdo en la comisión de Constitución, donde precisamente está Calisto y Jiles.
El temor oficialista
En el oficialismo le han transmitido al gobierno que el escenario es peligroso y que hay que evitar llegar a toda costa a un escenario de pelea de votos. El riesgo es muy alto para el gobierno, ya que perder el control de la Cámara sería un golpe de gracia para la agenda del Ejecutivo.
Esto, ya que es la mesa la que controla los tiempos del trabajo legislativo, poniendo en tabla y priorizando los proyectos que se discuten.
El tema fue abordado en una reunión el lunes pasado entre las bancadas oficialistas, el presidente de la Cámara, Vlado Mirosevic, y la ministra de la Segpres, Ana Lya Uriarte.
En la cita se le hizo ver a la ministra que la situación es crítica y que si no se logra un acuerdo amplio pueden correr el riesgo de perder definitivamente la agenda.
Los intentos del PS y la resistencia del PC
En medio de este panorama, el PS ha activado las conversaciones para buscar un acuerdo transversal que incluya a Chile Vamos. Sin embargo la tarea no es sencilla ya que implica renuncias para ambos sectores.
Una fórmula que ha estado sobre la mesa es llegar a un acuerdo que no incluya ni ha Republicanos ni al PC. En privado reconocen, sin embargo, que esto tendría un costo demasiado alto para el oficialismo.
El Partido Comunista sería uno de los partidos que ha mostrado oposición a incluir en un próximo pacto a la derecha, pese a las advertencias de que podrían sufrir una derrota.
En el PS señalan que existe una profunda molestia con el gobierno y por eso han sido los principales impulsores de la idea de que el Ejecutivo debe aceptar que es minoría en la Cámara y cambiar la estrategia. En el partido sostienen que no se puede llegar ni a la elección de la nueva mesa ni a ninguna reforma apostando a ganar con un voto.