Por primera vez en Chile se permite otorgar un estándar de calidad a productos asociados al origen étnico de un pueblo originario. Se trata del «Sello Mapuche», hecho de forma amigable con el medio ambiente, que garantiza la calidad de un producto que es 100% mapuche y que impulsa la exportación con reconocimiento en la cultura indígena, una iniciativa de la Confederación Económica Mapuche (CEM).

Tras dos años de gestiones, esta organización logró patentar ante el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (Inapi) una inédita certificación de origen. El nuevo sello constata la identidad cultural mapuche, tanto del fabricante como del producto, con el objetivo de potenciar el comercio proveniente de las comunidades indígenas, asegurando que cumplan con las condiciones básicas para ingresar a nuevos mercados. Con esto, es posible “llevar un pedazo de nuestra cultura al mundo”, asegura Jaime Huenchuñir, presidente de la Confederación Económica Mapuche y autor de la iniciativa.

Hoy, el “Sello Mapuche” respalda cuatro emprendimientos de territorios ancestrales del Wallmapu. La Cooperativa Boroa, un negocio familiar que cultiva cerca de 700 hectáreas de lupino amargo, para exportar a Brasil. También la Asociación Indígena Wallontu Witral, un grupo de textileras mapuche que exportarán sus productos a Estados Unidos; la Cooperativa We Mogen con su producto llamado Kawella, que es un café en base a cebada tostada, producido en predios mapuche en la región de la Araucanía, que busca dirigirse al mercado en Italia; y la Cooperativa Itinento Frut, que produce frambuesas.

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Algunos de estos cuatro emprendimientos ya están exportando por su calidad y potencialidad. Sin embargo, lo hacen de forma indirecta. Por ejemplo, “Itinento Frut le vende toda su producción de berries a una gran empresa, que a su vez exporta frambuesas por el mundo”, explica Huenchuñir.

La meta es que «con este sello de trazabilidad cultural de manos indígenas se genere un valor agregado y podamos cobrar más en el consumidor final y así exportar de forma directa”, precisa Huenchuñir.

El proyecto cuenta con el apoyo de dos organismos estatales: el Comité de Desarrollo y Fomento Indígena administrado por la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) y ProChile, institución adscrita al Ministerio de Relaciones Exteriores, cuya labor es promover la oferta de bienes y servicios chilenos en el mundo.

Cristobal O’Ryan, director ejecutivo del Comité de Desarrollo y Fomento Indígena en Corfo, señala que “el Programa Sello Mapuche se estima como una herramienta relevante para el desarrollo del emprendimiento indígena mapuche, de modo de crear, promover, preservar, proteger y desarrollar productos relacionados a dicho pueblo originario, a los cuales, por esta vía, se les entrega una valor añadido, que les permita marcar una diferencia con otros productos similares”.

El Comité ha financiado el proyecto desde su etapa inicial, y además ha proporcionado asistencia y cooperación en su avance, facilitando así la coordinación con otras instituciones públicas y/o privadas que participan en el ecosistema de desarrollo productivo indígena.

Por su parte, ProChile, cuya amplia red internacional ayuda a que muchos emprendimientos chilenos logren exportar sus productos, ha tenido a su cargo «entregar un visión de internacionalización de la oferta exportable, en este caso de la oferta de productos regionales. Nos encargamos de promover los bienes y servicios de Chile al mundo”, dice el director regional de ProChile en la Araucanía, Eduardo González.

Para el director regional de ProChile, el «Sello Mapuche» es «el puntapié para que otras empresas se entusiasmen a producir con estándar internacional, que les permita obtener mejores precios; que ellos puedan tener mejores rentabilidad al exportar que la rentabilidad que tienen aquí en Chile”.

Contra el peligro de extinción

La herramienta permite garantizar el origen y el estándar de calidad con valor agregado de los productos provenientes de los territorios ancestrales del Wallmapu que en la actualidad se consideran desde la zona de la Región de Valparaíso hasta la Isla de Chiloé.

“Existen decenas de empresas mapuche con amplias aptitudes para la comercialización, cuyo valor de productos está asociado a un enorme capital cultural que hoy lamentablemente se encuentra en peligro de extinción por no ser atractivo para las nuevas generaciones”, afirma Huenchuñir.

Esta realidad fue uno de los motores que los llevó a crear el “Sello Mapuche” que, a través de un equipo de expertos, también apoya a los productores de origen mapuche en el desarrollo de productos, marketing y ventas para alcanzar estándares internacionales con fines de exportación.

Otro factor fue la preocupación que tenían emprendedores mapuche respecto a una especie de apropiación cultural que ocurría con los productos de origen indígena. “Queríamos hacer algo profesional que certificara productos indígenas hechos por indígenas como parte de la propiedad intelectual del pueblo mapuche”, para así poder realmente distinguir todo aquello proveniente del pueblo araucano.

En este sentido, los productores estarán cumpliendo un cierto estándar de calidad y veracidad sobre su origen étnico, lo que permitirá a los consumidores poder acceder a productos con un estándar único y, de paso, fomentar el crecimiento económico de uno de los más importantes pueblos originarios de nuestro país.

Explica González que los cuatro emprendimientos pilotos del sello han sido clientes de ProChile. Por ejemplo, Wallontu Witral “hace muchos años que ha estado trabajando con nosotros, incluso los apoyamos cuando fueron a Washington a exhibir sus productos. Lo mismo con el caso de la Cooperativa We Mogen. Estos son clientes que ya han estado prospectando la internacionalización”, afirma.

Origen y calidad

Para Jaime Huenchuñir, el «Sello Mapuche» no es una simple estampilla o logo que va al lado del producto, sino que es mucho mas que eso: “Es una mezcla de un sello de origen que te dice si este es un producto de origen indígena, pero al mismo tiempo también tiene tintes de un sello de calidad”. Y reitera que “se genera un sello propio de autogestión, propia de una organización económica indígena que marca un hito, porque esta es la primera vez que se genera un sello de estas características”.

“Esto es un hecho histórico en lo que respecta al comercio con trazabilidad cultural indígena. Así como nadie creía hace unos años en la potencialidad del sello orgánico, hoy el mundo está cambiando y nosotros creemos que va a tener un impacto bastante grande para las próximas generaciones el entender que los productos que son hechos con conocimientos ancestrales indígenas, generan un plus y un valor agregado mucho mayor, no solamente en Chile, sino también en el exterior”, subraya el presidente de la CEM.

En cuanto a las potencialidades, O’Ryan asevera que «esta iniciativa permitirá a organizaciones mapuche diferenciarse de otros emprendimientos similares dentro del mercado, tanto nacional como internacional, pudiendo así acceder a precios justos, que valoricen su patrimonio cultural, y que contribuyan al bienestar económico de las familias y personas que las conformen”.

Hoy el sello se encuentra aprobado por la Inapi, y gracias al financiamiento de Corfo y al aporte de ProChile es que desde la Confederación Económica Mapuche esperan que pronto los productos con el “Sello Mapuche” logren generar un impacto en el reconocimiento de su cultura.

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