Cuando la policía abrió la mochila de Víctor Eduardo Iturrieta Ríos, de 35 años de edad, halló una boleadora, una antiparra, una mascarilla con filtro, ocho piedras que acumulaban un peso total 135,2 gramos, y un lienzo de color rojo con la leyenda «PC (AP)» o Partido Comunista-Acción Proletaria.

La incautación fue realizada el pasado viernes, en la tarde, tras ser detenido por derramar ácido sulfúrico en la estación del Metro Los Héroes, en Santiago. Según se dijo en Fiscalía, Iturrieta se dirigía a las manifestaciones de los viernes en el centro. Quedó con prisión preventiva por infracción a la ley de control de armas y lesiones menos graves, dictaminada por el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago. 


Su nombre es poco conocido ante la opinión pública. Pero en los predios de la izquierda extrema, Iturrieta no es un aparecido. En 2017, este profesor de Historia y Ciencias Sociales fue candidato a diputado por la Unión Patriótica (UP) a la comuna de Maipú. En su campaña se autodenominó como un luchador social: «Desde la escuela he sido parte de las luchas sociales y populares de nuestro país, participando en diversas organizaciones políticas de izquierda, del mundo estudiantil, poblacional y sindical. Hoy como militante de Unión Patriótica estamos dando la pelea desigual por un Parlamento al servicio de la Refundación de Chile, apoyando con todo a Eduardo Artés».

Su bandera política ha sido la educación con una visión marxista, y es que el actual detenido fue profesor en los colegios Sofía Infante Hurtado (2015-2017) y Pontificio Seminario Menor (2009-2013). Señaló, en un artículo del portal Ilustrado.cl, que su movimiento estuvo en los colegios y liceos dictando la doctrina comunista.

Fuimos creciendo como individuos y organización, descubrimos al calor de la barricada, la importancia de elevar los niveles de conciencia en la militancia social, en los cabros chicos dispuestos a encapucharse», escribió Víctor Iturrieta Ríos en 2017.

Fue parte del surgimiento del Movimiento Secundario a finales de la década del 90, y posteriormente de la ACES, organización que desde el 18-O promueve la lucha en las calles y que lideraron el boicot a la PSU. Iturrieta escribió en la web: «A mano alzada, fundamos la ACES, como superación dialéctica de la FESES y con una clara democracia interna y vocación de lucha y organización. Del 2002 al 2006, estuvimos en los colegios y liceos explicando a los centros de estudiantes o simplemente en los patios, imprimiendo revistas y socializando la historia del movimiento obrero, de apoco, mano a mano y sin permiso».

Y él mismo destaca su rol en las calles. «Fuimos creciendo como individuos y organización, descubrimos al calor de la barricada, la importancia de elevar los niveles de conciencia en la militancia social, en los cabros chicos dispuestos a encapucharse y enfrentar la democracia del GOPE y la lacrimógena«, escribió en el mismo texto.

En distintas ocasiones apostó por cargos de elección popular en Maipú, aunque sus intentos fueron infructuosos. En 2016, fue candidato a concejal por el Pacto «Justicia y Transparencia», pero apenas obtuvo 104 votos, equivalentes al 0,11%. Se había aventurado como aspirante con tímidas apariciones.

Su mentor, admirador de Corea del Norte

Entrevistado por un diario de Maipú en 2016, Iturrieta confesó que desde los 14 años participa en «las luchas sociales y populares de nuestro país», específicamente en las estudiantiles. Justo esto sería su conexión con la UPA, donde -agregó- pretenden «cambiar la política y ponerla en función de los derechos de las grandes mayorías».

Su mentor político, Eduardo Artés, fue precandidato a la Presidencia de Chile en 2009, quedando en penúltimo lugar, y destacando por defender al régimen de Kim Jong Un. «En Chile estamos luchando por cosas que en Corea del Norte ya tienen», dijo durante su campaña. Actualmente no descarta una nueva postulación a La Moneda. Su colectividad, el Partido Comunista-Acción Proletaria, concretó una alianza con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) para presentar una lista de candidaturas para la elección de miembros de la Convención Constituyente, en abril. «Vamos a luchar en la calle y en todos lados para que esos amarres de la Convención se deshagan, pero eso forma parte de una lucha general», declaró a un medio local.

El partido que dirige Artés, la UPA, apenas tenía 9.024 afiliados hasta octubre de 2020. Según sus estatutos, esta colectividad se define como una «organización patriótica y popular que aspira a la concreción de un sistema económico y social racional y justo, el cual debe estructurarse en base a un proceso de nacionalización, defensa y conservación de los recursos naturales del país«.

El rastro del ácido sulfúrico

De acuerdo con testigos, Iturrieta transitaba al interior de un vagón del Metro de Santiago y, al momento de llegar a la estación Los Héroes, extrajo de su mochila una botella que contenía un líquido transparente que iba goteando. Sucedió el 4 de diciembre, a las 16:30 horas, y tres mujeres resultaron con quemaduras y reacciones alérgicas de diferente gravedad tras entrar en contacto con el ácido sulfúrico. Él mismo resultó lesionado por el potente químico que comenzó a gotear desde su mochila, y el cual generó daños a pasajeros.

El ex aspirante a diputado se retrató en varias protestas, algunas veces con máscara antigases o simplemente banderas del UPA, en 2019 e, incluso, en otras más recientes en la Plaza Italia y hasta en las inmediaciones del Palacio de La Moneda. En un post en una de sus redes sociales citó una frase, acompañada de una foto de la primera línea, donde promueve «prender barricadas«. También destaca por fotografiar algunos incendios ocurridos en los últimos meses tras el estallido. Sin embargo, conserva una cantidad considerable de imágenes de su «padrino político», Artés, en distintas movilizaciones.

La versión de Carabineros, fundamentada en testimonios, es que el profesor señaló en el Metro que «era un luchador social» y que se dirigía a la manifestación que se desarrollaba en el centro de Santiago, y las cuales han sido recurrentes en los últimos días registrando varios sucesos violentos.

Para muchos es un episodio que rememora a los viejos métodos del MIR y otros movimientos radicales de la década del ochenta que, incluso, empleaban ácido sulfúrico y otros productos químicos para elaborar bombas y atentar, incluso, contra el transporte público.

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