A las 14:30 horas aterrizó en el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez un Airbus A340-642, proveniente de Caracas y operado por la aerolínea estatal venezolana Conviasa. Se trata del mismo avión con la matrícula YV3533, en el que Nicolás Maduro realizó una gira por países euroasiáticos y de África. Una aeronave que fue transferida por la aerolínea iraní Mahan Air a Conviasa el 15 marzo pasado. Ambas empresas sancionadas por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y que actualmente protagonizan un escándalo en Argentina por sus vínculos con organizaciones terroristas iraníes. 

En el avión con matrícula YV3533, Maduro se paseó por Turquía, Argelia, Irán, Kuwait, Qatar y Azerbaiyán, en un periplo que realizó entre el 7 y el 18 de junio y en el que afianzó sus vínculos especialmente con Irán, país en el que firmó, junto a su homólogo Ebrahim Raisí, un acuerdo de cooperación estratégica de 20 años “en todas las áreas”. En ese país, además, rindió homenaje al fallecido ex jefe de la Guardia Revolucionaria, Qassem Soleimani.

De acuerdo con el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, Mahan Air ha sido señalada por las autoridades antiterroristas por apoyar a la Fuerza Quds, división de la Guardia Revolucionaria Iraní especializada en operaciones de inteligencia y colaboradora de Hezbollah. De hecho, el piloto de la aeronave de Emtrasur, filial de Conviasa, que aterrizó en Argentina el 6 de junio y está retenido en ese país desde entonces, fue identificado como Gholamreza Ghasemi, integrante de la organización Al Qud, y fue recientemente imputado en el país trasandino por ser sospechoso de terrorismo.

“El régimen iraní utiliza Mahan Air como una herramienta para difundir su agenda desestabilizadora en todo el mundo, incluidos los regímenes corruptos de Siria y Venezuela, así como los grupos terroristas en todo el Medio Oriente”, dijo en agosto de 2020 el entonces secretario del Tesoro de EE.UU., Steven T. Mnuchin. “Estados Unidos continuará tomando medidas contra quienes apoyen a esta aerolínea”, advirtió.

Sobre Conviasa también pesan sanciones del Departamento del Tesoro. Éstas fueron impuestas en febrero de 2020 en contra de toda su flota de aviones, al considerar que el régimen de Maduro utilizaba la aerolínea estatal para “trasladar a funcionarios corruptos” a destinos como Corea del Norte, Cuba e Irán con el fin de “impulsar el apoyo a sus esfuerzos antidemocráticos”.

El memorándum Chile-Venezuela que dio luz verde a la llegada de Conviasa a nuestro país

El pasado 6 de abril, en el marco de la Feria Internacional del Aire y del Espacio (Fidae) celebrada en Santiago, Venezuela y Chile suscribieron un memorándum de entendimiento en el que se amplió el espectro de la relación aerocomercial entre los dos países, dejando la puerta abierta a la reactivación de las operaciones aéreas desde y hacia Caracas.

A través de su cuenta de Twitter, el presidente del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil de Venezuela, Juan Teixeira, celebraba el acuerdo suscrito con el secretario general de la Junta de Aeronáutica Civil (JAC) de Chile, Martín Mackenna Rueda, y anunciaba que se había designado a la aerolínea Conviasa “para explotar la ruta”.

Desde ese día, a través de distintas fuentes, El Líbero ha podido constatar que Conviasa ha realizado al menos cinco vuelos Caracas-Santiago-Caracas, ocupando en todos ellos la misma aeronave que llevó a Maduro a su gira euroasiática y que estaría vetada por las autoridades de Estados Unidos.

El primero de ellos fue el 20 de abril y el último el que aterrizó ayer en Santiago. Lo curioso es que también figuran vuelos realizados antes de la firma del memorándum.

Si bien el día 4 de abril algunos medios publicaron un comunicado de Conviasa anunciando que abriría la venta de pasajes Caracas-Santiago-Caracas y que el primer vuelo oficial saldría el 4 de mayo desde la capital venezolana, lo cierto es que hay un registro de un vuelo de esta aerolínea hacia Santiago del día 30 de marzo, el que habría llegado a las 10:00 horas.

Los efectos de relacionarse con una aerolínea sancionada

Andrei Serbin Pont, experto en Defensa y Seguridad, director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES) y quien identificó a Gholamreza Ghasemi como uno de los integrantes de la tripulación del avión retenido en Argentina, explica a El Líbero que cualquier proveedor de servicios que dé soporte a esa aeronave “corre el riesgo de que después sean afectados ellos mismos por las sanciones, que no puedan, por ejemplo, comerciar con otras aerolíneas norteamericanas. Entonces, el que tenga algún tipo de interacción comercial con Conviasa puede estar sujeto, a futuro, de verse afectado por las sanciones”.

En la práctica, esto implica, por ejemplo, que los proveedores de combustible “quizás, el día de mañana, no le puedan vender a American Airlines o a United porque le proveyeron a Conviasa”.

Con respecto a la acción de las autoridades del país, el experto en seguridad señala que es clave que Chile “muestre un mayor nivel de rigurosidad en los controles de la aeronave, porque si es una nave que está sancionada, que está vinculada con aerolíneas que tienen una reputación más que cuestionable, en el medio de un escándalo internacional como el que se está viendo en Argentina, Paraguay y Uruguay por estas aerolíneas, como mínimo el gobierno debería estar tomando medidas especiales para asegurarse que no haya ninguna irregularidad en este vuelo que acaba de llegar a Santiago”.

Pese a las sanciones y ante la posibilidad de que este avión, con matrícula YV3533, pueda ser retenido como ocurrió en Argentina, explica que en el caso argentino esto pasó por las características del vuelo: era un avión de carga, había poca claridad sobre el destino de ésta, había exceso de tripulación, Uruguay les negó el espacio aéreo, y existían alertas de otros servicios de inteligencia.

“Este no es el caso; pero si estás viendo todo este despelote en la Argentina, Paraguay y Uruguay, justo en el día que está aterrizando esta aeronave en Santiago, creo que al gobierno chileno le toca por lo menos mirar con atención qué es lo que está pasando y llevar adelante ciertos controles, quizás un poco más rigurosos de lo normal, para asegurarse de que está todo en orden con la aeronave; y las empresas proveedoras de servicios en el Aeropuerto de Santiago considerar si realmente quieren proveer a esta aeronave o no”, afirma Serbin Pont. 

Cuando el Departamento del Tesoro sancionó a Conviasa en 2020, el abogado especialista en temas aeronáuticos Rodolfo Ruiz escribió en su cuenta de Twitter que se pueden ver afectados, de tener relación con Conviasa, empresas de mantenimiento que realicen servicios a sus aeronaves; proveedores de combustible; empresas de seguros, tour operadores que fleten dichas aeronaves; aerolíneas que arrienden en “dry lease” o “wet lease” esos aviones, personas que compren dichas aeronaves; y los pasajeros estadounidenses o con negocios en EE.UU. que contraten un servicio de transporte aéreo en dichas aeronaves.

Y si bien en 2020, cuando ocurrió la sanción, se dio una lista de 40 aviones afectados, Serbin Pont explica que el avión con matrícula YV3531 también está incluido, ya que el listado se va actualizando; puesto que es Conviasa, con toda su flota, la sancionada.

Los vínculos entre Conviasa y Mahan Air

Son tres los aviones transferidos este año de Irán a Venezuela. Además del de matrícula YV3533 que aterrizó en Santiago hoy y que entró a la flota de Conviasa en marzo; también figuran el YV3531 que es el 747 de Emtrasur varado ahora en Buenos Aires y que fue transferido en febrero; y el YV3535 que fue transferido el 15 de junio -hace una semana- de Mahan Air a Conviasa.

En el caso particular del YV3533, además de Santiago, ha hecho las rutas de La Habana-Buenos Aires; Buenos Aires-Habana-Caracas; Caracas-Teherán-Moscú; Moscú-Teherán-Caracas; y Caracas-Buenos Aires-Caracas.

Venezuela e Irán mantienen una estrecha relación, que se ha materializado a través de la firma de acuerdos comerciales, con la instalación de plantas iraníes de alimentos en Venezuela y con la participación del país islámico en la construcción de viviendas en Venezuela.

El 8 de enero de 2020, la organización de oposición Vente, liderada por María Corina Machado, emitió un comunicado en el que señala: “Organizaciones como la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, junto a sus grupos terroristas asociados, como Hezbollah, son agrupaciones con redes clandestinas que siguen una agenda expansionista en el Medio Oriente, África, Europa y Latinoamérica. Estas consiguieron, primero en Hugo Chávez y luego en Nicolás Maduro, sus mayores aliados y socios en operatividad criminal, blanqueo de capitales, narcotráfico, minería estratégica y entrenamiento de grupos armados, y encontraron en nuestro país, una zona de distensión, violando nuestra soberanía”.

Con respecto al nexo entre las aerolíneas, en abril de 2019 Mahan Air inauguró un vuelo directo entre Teherán y Caracas. «A no ser que Irán se haya convertido en una repentina fuente de turistas, esta es otro razón por la que el régimen de Maduro se ha convertido en una amenaza para la seguridad de EE.UU.», escribió entonces en su Twitter el senador estadounidense Marco Rubio.

Andrei Serbin Pont argumenta que “Venezuela recurre a Irán porque no tiene muchas alternativas. Estas aeronaves no son nuevas, son bastante obsoletas pero Venezuela no tiene opción de ir a Boeing o Airbus y comprar un avión nuevo. Entonces, aparte de estos tres aviones que le vende Mahan Air a Venezuela, todo el mantenimiento de la flota de Airbus de Conviasa se hace en Irán y lo hace Mahan Air”. 

Afirma que esto ha pasado también con aeronaves compradas por Venezuela a Air China o Air Europa. “El vínculo empezó por el lado del soporte logístico, por el mantenimiento, y de ahí pasó a venderles aeronaves”, dice. Sin embargo, aclara que no son públicas las condiciones contractuales según las cuales Venezuela adquiere estos aviones a Mahan Air.

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