Cuando el propio gobierno del Presidente Gabriel Boric habla de “las coaliciones de gobierno” -y no de “la coalición de gobierno”- queda en evidencia la crisis de gobernabilidad por la que pasa esta administración que está por cumplir apenas siete meses en el poder. Coalición de gobierno solo funciona bien cuando es en singular. A menos que empiecen a trabajar pronto como una coalición cohesionada y con un norte común, los partidos que hoy forman el gobierno van a terminar por hundirse y, de paso, por hundir al gobierno. 

Igual que una familia, una coalición de gobierno no se puede definir a sí misma en plural. En un hogar no puede haber más de una familia. Si bien hay ocasiones en que dos o más familias comparten un techo, una familia sigue siendo un grupo de personas con objetivos comunes y que se identifican como parte de un mismo hogar. 

Lo que hoy ocurre en el gobierno dista mucho de ser el reflejo de una coalición de gobierno afiatada que comparte una misma identidad y un mismo propósito. El gobierno parece un grupo de roommates que se juntaron para poder pagar el arriendo de un departamento, pero que no tienen ni una vida ni metas en común.

Las referencias que repetidamente hace el gobierno respecto a “las dos coaliciones” evidencia que las bases de esta coalición son frágiles e inestables. Es verdad que, formalmente, el gobierno está compuesto por la suma de Apruebo Dignidad (una alianza electoral formada entre el Partido Comunista y el Frente Amplio) y una parte de la Lista del Apruebo (ex Concertación, ex Nueva Mayoría). Mientras el PS, PPD y PR, además de otros grupos menores, optaron por entrar a la coalición de gobierno a comienzos de 2022, el PDC optó por quedarse fuera. Si lo comparamos con la antigua Nueva Mayoría durante el periodo de Bachelet 2, el gobierno hoy está más a la izquierda ya que no está el PDC y ahora el Frente Amplio es parte integral de la coalición. 

Es cierto que el Frente Amplio es a su vez una agrupación compuesta por varios partidos. Pero la gran mayoría de los chilenos ni siquiera sabe que Gabriel Boric milita en un partido que se llama Convergencia Social—y que eligió 9 diputados en 2021. Por eso, tiene más sentido hablar del Frente Amplio que hacer referencia a sus poco conocidos partidos miembros. Con todo, aunque el Frente Amplio sea un grupo más bien minoritario en términos de diputados y senadores, el Presidente Boric es uno de sus fundadores y figuras más reconocidas. El Frente Amplio puede no saber volar aviones, pero ocupa varios cargos importantes en la cabina, incluida la Presidencia de la República

Como a comienzos de 2022, el recién electo presidente estaba lejos de tener apoyo mayoritario en el Congreso, Boric sabiamente decidió invitar a políticos del PS, PPD y PR al gabinete. Eso le aseguró un mayor apoyo inicial, aunque todavía minoritario, entre los parlamentarios. En cualquier país del mundo, la formación de un gabinete equivale a la formalización de un acuerdo político multipartidista que se conoce como coalición. Los partidos que forman el gabinete constituyen la coalición multipartidista de gobierno. 

Pero en la intrincada lógica partisana y de coaliciones chilena, la formación del gabinete de gobierno de Boric que tomó posesión en marzo de 2022 no fue tratada como la formalización de una nueva coalición de gobierno. Si bien la Concertación no existe sin la presencia del PDC, y la Nueva Mayoría tampoco existe sin el PC y PDC, los partidos de izquierda que antes estaban en la Concertación/Nueva Mayoría—a saber, el PS, PPD y PR—todavía siguen identificándose como un grupo de izquierda distinto al que pertenece Boric. A su vez, aunque la coalición Apruebo Dignidad se formó recién para la elección de convencionales de 2021, el Frente Amplio y el PC se niegan a aceptar lo que parece evidente a toda la población y a cualquier observador imparcial: en Chile hay una coalición de gobierno que va desde el PC, pasando por el Frente Amplio, hasta el PS, PPD y PR. 

La obsesión por parte de los partidos miembros de esa coalición—y del propio gobierno—de hablar de “las coaliciones de gobierno” resulta inverosímil e infantil. Si han atado sus destinos electorales a la misma nave, y si serán castigados o premiados por la ciudadanía por el desempeño del gobierno, es incomprensible que sigan entendiéndose como dos coaliciones diferentes. Es más, como las “dos coaliciones de gobierno” no son más que meros pactos electorales ad hoc formados para el proceso constituyente y para las elecciones de 2021, tampoco tiene sentido pretender equiparar esos pactos electorales a las coaliciones que históricamente existieron en Chile entre 1990 y 2018. 

Es evidente que el gobierno está en problemas. El revés electoral del 4 de septiembre dejó heridas mucho más profundas que las que quiere reconocer. Para salir del pozo en el que actualmente se encuentra, el gobierno debe empezar a hacer las cosas de manera diferente. Una de las primeras cosas que debiera hacer es aceptar la realidad y, aunque eso vaya contra todo lo que predicaron por años, reconocer que el gobierno es una coalición multipartidista cuyos principales socios son los partidos que formaron parte central de la Concertación, aquella coalición que Boric, el PC y el Frente Amplio tanto aman odiar. 

*Patricio Navia es Doctor en Ciencia Política y profesor de la UDP.

Sociólogo, cientista político y académico UDP.

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