Sumamos otra semana con lamentables noticias. Sí, porque hemos sido testigos del peor incendio forestal en la historia de nuestro país: casi una decena de pérdidas humanas, más de 300 mil hectáreas quemadas, un pueblo completo (Santa Olga) arrasado por las llamas y miles de damnificados. Esas son algunas de las cifras que ha dejado el siniestro.
Como era de esperar, todos los medios tienen cobertura en el lugar de los hechos y, como “se (mal) acostumbra”, los canales de televisión incluyen programación especial, la que incluye a matinales y prensa. He visto de todo: reportajes, notas en vivo, quejas de autoridades y un largo etc. Pero entre todo, lo que me llamó más la atención fue la “casi locura mediática” que se generó con la llegada del avión Global SuperTanker.
Imagine que a las 16 horas Mega lideraba el horario con un Ahora Noticias (Extra) con 18.7 puntos cuando estaba por despegar el avión, y el matinal de Canal 13 entrevistó por más de una hora a la chilena residente en Estados Unidos, Lucy Ana Avilés, quien en un gesto bondadoso donó el dinero para que la nave llegara al país.
Resulta evidente que en la sociedad actual (al menos en la urbana), en cierta medida todos “vemos el mundo” a través de los medios de comunicación, quienes -nos guste o no- ejercen un rol de intermediarios entre la realidad y la audiencia.
Pero queridos lectores, ¿es una verdad “objetiva”? Sinceramente creo que no, pues tal como afirma Santiago de Armas (1996), más que con la llamada “realidad” nos relacionamos con la visión que de ella hace el camarógrafo, el fotógrafo o el reportero de la información.
Esto se ve tan claro en nuestra televisión ante tragedias como ésta. Si uno se levanta, prende el televisor y hace un zapping matinal, se encuentras con “distintas versiones” de una misma situación: primero, Mega, en pantalla dividida, presentaba por un lado a Catalina Edwards (en estudio) y por el otro a un reportero en un pueblo afectado por los incendios. Del estudio se van al despacho, el periodista relata lo que la cámara muestra, a 20 metros un fuerte fuego arrasa con un bosque, y cuenta que en cosa de minutos llegará a las casas aledañas. Así, inerte y sin mucho pudor, pregunta a los lugareños qué sienten ante esta situación.
Luego me voy a TVN (y su señal 24H) y me encuentro con imágenes desoladoras de la localidad de Santa Olga, ubicada al interior del Maule, donde en las últimas horas se incendiaron unas 800 casas y siete mil personas quedaron sin hogar. Pero acá vemos un tratamiento distinto. Sí, porque el tema no es si informamos o no mostrando imágenes crudas (son brutales, pero es lo que está pasando), sino el cómo se aborda la entrega y el mensaje.
En pantalla, el periodista Gonzalo Ramírez recorre el lugar, narra lo vivido durante la noche (ahí y en otros pueblos) y cuenta –entre otras cosas– sobre la pérdida total de la sede de la 5ta Compañía de Bomberos de Constitución. Mientras, la cámara enfoca el cuartel destruido y a lo lejos se ve a un voluntario de dicha compañía sentado, aparentemente agotado y apenado. Ramírez cuenta el hecho, lo observa unos minutos y guarda silencio. Del estudio entienden el mensaje y comienzan a “rellenar”, pasa la tensión y en minutos vuelven al contacto con el periodista.
Ahora se ve en cámara que tiene a su lado al bombero para conversar, pero antes de entrevistarlo atinadamente le dice “te pedí conversar, pues me di cuenta que estás medianamente parado… creo que es bueno saber tu opinión (…) y lo más importante, ver cómo te podemos ayudar”. Esta frase cambió mi percepción y me volvió la fe en que se puede hacer buen periodismo. Ser atinado se refleja en cómo contamos el dolor que viven miles de compatriotas, sin festinar, sin instar al llanto. Bien por TVN y mejor por Gonzalo Ramírez, quien lleva días en la séptima región cubriendo la tragedia y que ha recibido muchos halagos en redes sociales por su trabajo.
Es importante tomar en consideración el rol que juegan los comunicadores y aportar con la masividad que genera la televisión, pero no generar falsas expectativas. Por ejemplo, miraba un compacto de la cobertura que hizo Bienvenidos (Canal 13) a la llegada del Global SuperTanker y Tonka Tomicic partió con la frase: “Una luz de esperanza para Chile, la esperanza para los incendios que atacan a Chile”. ¿Qué genera eso? Bueno, que la ciudadanía albergue las esperanzas en un objeto, en una de las herramientas para combatir el fuego. Un medio que viene a complementar (y qué bueno que resultó el aporte), pero que no es la solución hecha realidad (lamentablemente).
Por último, no puedo dejar de mencionar una nota que salió en CHV usando su estilo tan “particular”, que a veces me golpea. Señores, titulares como “Dos supuestos pirómanos fueron detenidos en Vichuquén”, basados en supuestos y testigos sin nombre, no hacen bien. No ayudan a bajar la presión que genera todo lo que está ocurriendo en la ciudadanía. Más respeto, informemos de la manera más honesta posible, pero sin morbo. Por favor.
Vasco Moulian, académico UDD.