Cocina mediterránea y grilla del mar. Así puede resumirse esta propuesta. A cargo del proyecto, el saber hacer de la cocina de los restaurantes Macerado y el carisma de quien aviva el marketing del comedor, el rostro televisivo Katherine Salosny.

El restaurante tiene una arquitectura que asemeja la volumetría cuadriculada que se ha apoderado de las laderas de esta costa amplia y todavía muy familiar. Si nos centramos en lo importante, hay perspectiva visual y culinaria en la propuesta que mira al mar y se concentra en él. Huerta propia, preparaciones sencillas, pero bien concebidas, que sacan lustre al producto local, los productores circundantes y a los viñateros del vecindario.

A falta de panera, un abrebocas que siempre consideramos es una declaración de principios de cada establecimiento, una amenidad, un gesto inaugural, una bienvenida. En este caso se trata de crackers de sésamo y lactonesa con tomate asado.

De los entrantes observamos cebiches, ensaladas al estilo caprese, tartar de alcachofas y mariscos a la parmesana. Pero el compilado que mejor resume la propuesta de este espacio es el Antipasto Tunquén ($16.000 para dos personas y más). Es una suerte de paradigma del viaje que tiene que proponer una tabla (de quesos, de charcutería, de lo que sea). Consideramos que acá hay una visual culinaria que trabaja con aparente rusticidad sabores e insumos, que tácitamente propone alianzas entre ellos. Dispuestos allí con un sentido, con una razón de ser y estar. La propuesta dispone de la acidez moderada de los vegetales encurtidos que entregan también algo de fresca crocancia. También hallamos la salazón intensa del pescado curado que juega a los opuestos con la elasticidad y sutil sabor de la mozzarella. Las cebollas y los tomates asados aportan aristas de dulzor y el jamón entrega algo más de fuerza a cada bocado que se puede armar cada cual a partir de esta fuente de ingredientes, muchos de ellos provenientes de la huerta propia del restaurante.

Los lectores de este espacio podrán advertir que quien la escribe siente cierta predilección por solicitar en distintos establecimientos (sobre todo los con vocación marina) un famoso octópodo que es un verdadero barómetro de las pericias de la cocina. En este caso sometimos a juicio un Pulpo a la parrilla ($ 8.100) con camote frito que distrajo un poco al paladar. El pulpo, con el rastro de una adecuada cocción y el tiempo preciso por el fuego de la parrilla.

Con el mar al alcance de la vista, como escenario de fondo apetece siempre algo de nominación tan sucinta como un Pescado grillado ($8.500), en este caso con una salsa de locos más bien untuosa, de esas salsas de antaño que más que resaltar el producto, avasallaban o escondían su sabor original.

Acá, el verdadero lujo reside en la pequeña escala. Es ideal para ir en familia, con tiempo, disfrutar de un amplio salón, con una sobria materialidad que combina concreto y un deck de  madera, un quincho y el siempre importante estacionamiento. La sofisticación de la simpleza. Disponen de una buena oferta de vinos locales, destilados y una carta de habanos para prolongar la sobremesa.

Macerado Casa Tunquén. Ruta F-818 Hijuela 1A, Tunquén. Tel. +56 9 9748 8028. De lunes a domingo de 13 a 16 horas y de 19 a 23 horas. Precio de referencia por persona $25.000. www.macerado.cl. Instagram: @casatunquen.macerado