Un delicioso regreso de Rossy de Palma, la almodovariana actriz, nos trae esta cinta dirigida por la novelista y dramaturga francesa Amanda Sthers. “La Madame” (Madame, en su título original) es una entretenida comedia que narra con elegancia y excelentes actuaciones un capítulo más de clasismo y racismo en pleno 2018, en pleno Paris, a pesar de tanto discurso inclusivo.

La historia trata de Anne (Toni Collette, “Little Miss Sunshine”) y Bob (Harvey Keitel, “Youth”). Ellos son los Fredericks, millonarios de Nueva York que han decidido instalarse -con staff incluido- en su mansión parisina y se aprestan a recibir a 12 selectos personajes a comer. Sin invitación, aparece el hijo del primer matrimonio de Bob, Steven (Tom Hughes) en el estereotipo del bon vivant pero inútil chico rico, eternamente travieso, tratando de escribir una novela. Su llegada aumenta los comensales a 13, algo que por cábala Anne no acepta y, en la urgencia, decide incluir como un invitado más a su fiel ama de casa, la española María (De Palma), haciéndola pasar por una condesa asturiana. Ella se niega hasta con llanto, presintiendo que cambiar su impecable delantal y cofia por brillos y joyas traerá problemas.vuelve

Anne no pudo tener peor idea, pues a pesar de darle instrucciones de hablar, beber, y reírse lo mínimo, su encanto sale a relucir y conquista perdidamente a un aristocrático marchánt de arte londinense, David Morgan (Michael Smiley), quien negocia la venta de un Caravaggio -ni más ni menos- que Bob requiere vender con urgencia para paliar su inminente banca rota. A raíz de otro malentendido, María piensa que David conoce su verdadera identidad y da rienda suelta a esta pasión que la tiene en los sueños, compartiendo con una elite a la que sólo había servido y creyendo que el amor es suficiente y lo puede todo. Cuec!

Su patrona está descontrolada, principalmente porque no quiere perder a quien le maneja su casa, su ropa, sus hijos… todo, mientras ella trata de darle un sentido a su vida vacía, llena de apariencias, lujos y terapias, pero con un corazón que ya no llena ni con las joyas de su perfecto amante francés. En una mezcla de egoísmo, envidia y dominación, Anne trata de impedir que la relación de María y David sea real. ¿Podrá acabar con la felicidad de su empleada?

Divertida y con frases notables como “hay que ser HBO y no televisión abierta”, esta película tiene el mérito de hacernos pensar una vez más en lo ridículo de las apariencias y lo dañino del arribismo.

Trés chic? 91 minutos. En todos los cines desde el 2 de agosto.

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