Hoy es el cumpleaños de Martin Luther King. Escribo estas líneas desde una ciudad al sur de Estados Unidos, donde miro y leo con interés y curiosidad lo que ha pasado en estos años y cómo la visión del mundo que King tan bellamente predicó, es más válida que nunca. El racismo y la discriminación por raza y color era la norma hasta los años sesenta. Y pienso en nuestro Chile de hoy, en lo mucho que nos ha costado tolerar –no me atrevo a decir aceptar– la inmigración de otras razas que nos ha llegado, buscando con sudor y optimismo una vida mejor.

King fue asesinado el 3 de abril de 1968. Tenía 39 años. Ese día, desde el balcón de su hotel en la ciudad de Memphis, pronunció el que sería su último discurso. Casi como profecía sostuvo: “He visto la tierra prometida. Quizás no llegue allí con ustedes, pero quiero que ustedes sepan, esta noche, que nosotros como pueblo sí llegaremos a la tierra prometida”. La bala fatal provino de un francotirador y ex presidiario que fue eventualmente capturado. Nadie lo conocía. Hoy todo su país celebra su cumpleaños, y cita y vuelve a citar sus enseñanzas.

Lo más notable de la vida de King fue su forma de ver el mundo y su país, y cómo lideró a su pueblo en busca de justicia. Siendo muy joven,  habiéndose doctorado en Teología en la Universidad de Boston y siendo pastor de una iglesia en el estado de Alabama, partió a la India para  conocer de cerca la filosofía de la no violencia empleada por Mahatma Gandhi en su lucha contra los colonizadores ingleses. Esta forma de presión tuvo en él un eco profundo, tanto que dedicó su vida a practicarlo, a pesar de la crítica de grupos más extremistas.

Algunos años después, en su discurso de aceptación del premio Nobel de la Paz, diría que éste era un reconocimiento a que la no violencia es la respuesta a la necesidad del hombre de acabar con la opresión y la violencia sin acudir a la opresión y la violencia; que la no violencia no es una pasividad estéril, sino una poderosa fuerza moral que lleva a la transformación social.

En 1963, 250.000 personas marcharon hasta el memorial a Lincoln en Washington DC. Es allí donde King pronunció su famoso discurso “Yo tengo un sueño”. Este hecho marcó un hito en la historia racial de Estados Unidos por la cantidad de manifestantes que congregó y por el contenido de sus palabras, que han constituido, según historiadores, el discurso más relevante del siglo XX.  “Este es el momento de convertir en realidad las promesas de la democracia, el momento de pasar del valle oscuro y desolado de la segregación al camino soleado de la justicia racial. Es el momento de levantar a nuestro país de las arenas movedizas de la injusticia a la roca solida de la hermandad”. La Marcha sobre Washington cumplió su objetivo: convenció al gobierno a declarar ilegal la discriminación por raza, dictar la ley de Derechos Civiles, y la Ley del Derecho a Voto. Hasta entonces los negros no eran considerados ciudadanos.

¿Será Chile la tierra prometida para aquellos que eligen venir a vivir entre nosotros? ¿Lo es para nosotros que siempre hemos vivido aquí? Quizás sí, quizás esté ubicada entre la cordillera y el mar, y no hemos sabido encontrarla.