El año pasado optó por no refichar en la Democracia Cristiana, partido donde militó por más de 30 años. Una «falta de identidad» de la colectividad  llevaron a Sergio Micco a mirar «desde afuera» el partido al que ingresó a mediados de los 80, cuando fue un activo dirigente estudiantil de la Federación de la Universidad de Concepción, y en el que llegó a ser vicepresidente en 2008.

Hoy, si bien este integrante de la G-80 no tiene militancia, mantiene constante contacto con las bases, realiza charlas de humanismo cristiano y ha participado en encuentros de Comunidad en Movimiento, de Soledad Alvear.

El abogado y académico del  Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile conversa con «El Líbero» sobre la situación de la colectividad y de la oposición.

-Después de ser un “histórico” en la DC optó por no refichar en el partido, pero sigue ligado con charlas a grupos cercanos a la colectividad. ¿Por qué?

-Doctrinariamente soy un humanista cristiano y programáticamente apoyo una democracia participativa y una economía social de mercado. Me enorgullece lo que ha hecho la DC por Chile. Su momento más bajo fue su actitud mayoritaria del 11 de septiembre de 1973. Pero su lucha posterior por los DD.HH. la engrandeció. Finalmente el Chile de hoy es muy superior al de 1989 o 1973.

-¿No es la misma DC a la que entró a militar?

-Creo en la plena vigencia del humanismo cristiano. En estos tiempos, de secularización y crisis del catolicismo, más inclinado me siento a estar con los jóvenes organizados en torno al voluntariado, ONGs y centros de alumnos. La DC es un instrumento, el humanismo cristiano la esencia y mensaje.

Iniciativas como las de Mariana y Soledad, promoviendo el humanismo laico, el cristianismo en política, el pacto social y el acuerdo político, son indispensables para el día de hoy».

-¿Cree que la Democracia Cristiana perdió su ADN luego que se fueron emblemáticas figuras como Soledad Alvear, Gutenberg Martínez y Mariana Aylwin? ¿O la división del partido vino de antes?

-La DC entró en una grave crisis de identidad y comunidad, por todos conocida. En la DC de los sesenta se discutía mucho en torno a ideas acerca de la revolución y reforma, capitalismo, comunitarismo y socialismo. Eran discrepancias ideológicas . En los ochenta debatimos acerca de la mejor forma de salir de la dictadura: movilización social o transición pactada. Era una deliberación estratégica por el bien del país. Luego de eso cada vez más empezamos a discutir en torno a grupos y caudillos. Gutenberg Martinez, Soledad Alvear, Eduardo Saffirio, entre otros, se fueron por esto. Su salida es efecto, no causa de la crisis.

-¿Y cuál es su opinión de iniciativas como Progresismo con Progreso de Mariana Aylwin y de Comunidad en Movimiento, de Soledad Alvear?

-Iniciativas como las de Mariana y Soledad, promoviendo el humanismo laico, el cristianismo en política, el pacto social y el acuerdo político, son indispensables para el día de hoy. Tal esfuerzo, en la medida que no consista en presentar candidatos a elecciones, debiera ser visto con respeto desde la DC.

-¿Cuál es el rol que debe cumplir la Democracia Cristiana hoy en la oposición?

-Se requiere un liderazgo opositor institucional y responsable. Institucional, es decir, que conduzca el malestar social hacia el centro del sistema político y no se quede solo en la calle. Responsable, que actúe de tal modo que lo que hoy proponga pueda realizarlo si llega al gobierno.

La DC (debe decidir) si mira hacia el centro y detiene la fuga de votos hacia la centroderecha y la abstención».

-En entrevista con «El Líbero», Genaro Arriagada señaló que “si la situación de la derecha es preocupante, la situación de lo que eran los partidos de la Nueva Mayoría es aterradora”, ¿lo comparte?

-Es el lenguaje de Genaro, siempre tan expresivo. Dos actores deben tomar decisiones. La DC si mira hacia el centro y detiene la fuga de votos hacia la centroderecha y la abstención. El otro es el PS. Su dilema es qué tanto compite por el electorado de izquierda sin abandonar a la DC. Es el horror de Genaro.

-Osvaldo Andrade, por su parte, dijo que el sector no tiene proyecto político. ¿Eso es así?

-La Nueva Mayoría terminó siendo un mal pacto electoral -entregó el gobierno a la derecha- y no sirve hoy como alternativa de gobierno porque no hay programa común  de centroizquierda.

Las alianzas político-electorales son un instrumento. Mientras no haya proyecto común, un acuerdo electoral no es más que viento».

-¿Fue un error de la DC pactar con el PC?

-Las alianzas político-electorales son un instrumento. Mientras no haya proyecto común, un acuerdo electoral no es más que viento. La oposición se une, sobre todo cuando el gobierno comete tantos errores, pero eso no basta para reconquistar la voluntad popular. Se requieren liderazgos e ideas comunes. Hoy no los hay.

-Desde PS y el PPD se habla de una gran alianza que vaya desde la DC al Frente Amplio. ¿Es eso posible?

-Es un momento en que cada partido debe reflexionar, deliberar y acordar sus nuevos propósitos. No es bueno apresurarse. Hay que evitar la tentación de unirse por unirse en las elecciones.