El jueves Revolución Democrática comenzó los primeros contactos del día con el Partido Socialista, para más tarde extender los acercamientos con el resto de Convergencia Progresista (PPD y PR). La idea era abordar la agenda de seguridad que, minutos antes, había anunciado el Presidente Sebastián Piñera en La Moneda para fortalecer el orden público. Desde RD el camino a seguir era claro: unir las fuerzas de centroizquierda para rechazar las medidas anunciadas por el Ejecutivo. Y así se concretó.

El viernes los presidentes de Revolución Democrática, Catalina Pérez; del Partido Socialista, Álvaro Elizalde; del Partido por la Democracia, Heraldo Muñoz; del Partido Radical, Carlos Maldonado; del Partido Comunes, Javiera Toro y del Partido Liberal, Luis Felipe Ramos; escribieron la carta “Cambiar el rumbo” en El Mercurio. “Ante la crisis social, económica y política que estamos viviendo, planteamos nuestra preocupación, desacuerdo y desilusión con la actitud irresponsable y beligerante de un gobierno que insiste en construir un estado de guerra por sobre la voluntad de diálogo”, señala la misiva.

Agregan que “rechazamos toda forma de violencia, venga de donde venga”. Frase que fue incluida por el PPD cuando les llegó la carta para que adhirieran.

También advierten en la publicación que “la única salida posible de este estado de ingobernabilidad es un plebiscito constituyente”. Además, le hicieron un llamado al Jefe de Estado para que “cambie el rumbo”.

La carta, que no contó con la firma de la Democracia Cristiana, se convirtió en uno de los últimos esfuerzos que realizó la oposición en la semana para aunar posiciones. El jueves se desarrolló una mesa de coordinación que contó con la participación de todo el arco de la centroizquierda en el Congreso, esta vez con la DC, para abordar la crisis social. Y el lunes se repetirá la cita, en el ex Congreso de Santiago.

En la oposición aún no hay consenso sobre si estos encuentros se realizarán de forma permanente. Mientras que en algunos sectores de la ex Nueva Mayoría explican que esta coordinación se podría mantener una vez a la semana, en otros partidos son más cautos al señalar que las conversaciones multilaterales se extienden en el marco de la crisis social.

Históricos dirigentes de la ex Concertación ven que «puede ser positivo que la oposición se una para ponerse a la altura de la crisis». Advierten, de todas formas, que habrá que ver si esta nueva estrategia ayudará a salir de la crisis que afecta a toda la clase política.

Son varias las voces que reconocen que el estallido social no solo cambió los ejes principales de la agenda del gobierno, sino que permitió que en la oposición -desde la Democracia Cristiana hasta el Frente Amplio- hubiera conversaciones fluidas que, hasta antes de la crisis, no se habían logrado concretar.

“Durante toda la crisis hemos tenido una mejoría en la relación de toda la oposición. Si cada uno hace valer sus diferencias no vamos a construir nada versus si colocamos por delante aquellos temas que signifiquen una unidad”, asegura el secretario general del PPD, Sebastián Vergara.

Los primeros entendimientos comenzaron a concretarse el 22 y 23 de octubre, cuando todas las fuerzas opositoras se reunieron con la mesa de la “Unidad Social” para abordar la crisis que se había desencadenado cuatro días antes. La DC, en tanto, estuvo representada por sus vicepresidentes del sector de la disidencia, Cecilia Valdés y Humberto Burotto. El viernes 1 de noviembre -un día después del encuentro entre el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, con los líderes de la Democracia Cristiana, Fuad Chahin; el Partido Socialista, Álvaro Elizalde; el Partido Radical, Carlos Maldonado; el PPD, Heraldo Muñoz; Revolución Democrática, Catalina Pérez y el Partido Liberal, Luis Felipe Ramos- se gestó el tercer y, hasta ahora, última cita con las organizaciones sociales.

Esos diálogos, explican, dieron el puntapié inicial para que las piezas comenzaran a rearmarse en medio del estallido social. Y aunque coinciden en algunos puntos como la necesidad de un plebiscito para crear una nueva Constitución, el impuesto a los “súper ricos” y aumentar el Pilar Solidario; explican que el entendimiento aún no se concreta con miras a una nueva coalición. Eso sí, estos acercamientos han sido calificados como “positivos” en medio de lo que, hasta ahora, había sido “una vacilante” y “confusa” oposición.

Y es tal la sensación de “nuevos aires” en la centroizquierda que el lunes, durante la comisión política del Partido Socialista, el presidente de la tienda Álvaro Elizalde transmitió: “Se ha conversado con todos”. La frase, según indican desde la colectividad, apunta a que han mantenido contacto continuo desde la DC hasta el Frente Amplio.

En el PS explican que desde que estalló la crisis social se han “intensificado” las conversaciones y que son “varios los puntos de encuentro” que se mantienen con todo el arco de la oposición, incluso, sectores del Frente Amplio como Revolución Democrática, Comunes y Convergencia Social. Escenario que, hasta hace unos meses, se veía complicado.

Pese a los intentos por mantener los entendimientos, hay un punto donde los partidos de la ex Concertación no coincide con el Frente Amplio: en la acusación constitucional contra el Presidente Sebastián Piñera. En el último comité central socialista, por ejemplo, se descartó ese camino y así se lo transmitieron a la coalición frenteamplista, puesto que explican aún es “prematuro” y que se debe esperar para ver cómo avanza el escenario. Pero en la semana ya había al menos tres diputados que se habían descolgado de esa decisión: Emilia Nuyado, Daniella Cicardini y Jaime Naranjo.

La postura de no apoyar un posible libelo acusatorio contra el Mandatario es compartida también en la DC, el PPD y el PR.

En los gestos que ha extendido el PS hacia el Frente Amplio, explican, fue la ausencia de Elizalde a la cita con el Presidente Piñera el 22 de octubre en La Moneda. Según cuentan algunos parlamentarios socialistas una vez que los frenteamplistas unificaron su posición de dar un paso al costado del encuentro, el presidente de la colectividad terminó por desechar su asistencia en Palacio.

Sin embargo, la posición del PS cambió el jueves 31 de octubre cuando optó por participar en la reunión con el ministro del Interior, Gonzalo Blumel. Y dos días después de esa cita, Convergencia Progresista presentó sus contrapropuestas para enfrentar la crisis: aumentar el Pilar Solidario en 50%, subsidios al transporte público y nueva Constitución. En esa ocasión era posible distinguir tres facciones en que se dividía la oposición. Pero en el actual «escenario líquido» como explican desde la centroizquierda, ningún escenario se puede dar como definitivo.

Por su parte la DC enfrenta un disyuntiva interna. En junio el líder de la colectividad Fuad Chahin, firmó el protocolo de acuerdo para destrabar la reforma tributaria en la Cámara con la reintegración, escenario que dio un giro esta semana tras el acuerdo que alcanzó el ministro de Hacienda Ignacio Briones con los senadores Jorge Pizarro (DC), Carlos Montes (PS) y Ricardo Lagos Weber (PPD). Estas últimas conversaciones no fueron selladas con la directiva DC, camino que generó la incomodidad interna del presidente de la colectividad.

Aún así, figuras de la mesa, como el secretario general David Morales, y del comité de senadores, como Pizarro, ven con buenos ojos esta búsqueda de articulación de la oposición. Ven como algo «correcto» y «necesario» que se sienten a conversar desde la DC al FA.