La caída del precio del cobre, el alza del valor del dólar y los efectos que esto traerá en las cifras de crecimiento, es el debate que se ha generado en medio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. En conversación con «El Líbero», el economista y ex vicepresidente del Banco Central, Jorge Desormeaux, profundiza cómo ese «enfrentamiento» puede afectar a la economía chilena.

-A raíz de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el precio del cobre se ha visto afectado, alcanzando su menor valor desde julio del año pasado. ¿Qué impacto podría tener esta situación para la economía chilena?

-El precio del cobre sigue teniendo una influencia decisiva en la evolución de la economía chilena, a pesar de que el país ha hecho progresos en diversificar su oferta exportadora. El alza del precio del cobre, desde un promedio de US$2,50 en los dos años previos a este a US$3,15 -que es lo que se esperaba- es capaz de aplicar 2 puntos de crecimiento adicionales en la economía chilena para los dos años siguientes. El hecho que este retroceda a valores en torno a los US$2,80 significa que esa ganancia se reduce a la mitad.

-¿Considera que estos efectos son más transitorios que permanentes?

-Cuesta aceptar la idea de que esto sea un cambio más permanente. Efectivamente hay una guerra comercial en desarrollo y no lo podemos minimizar, pero por otro lado, tenemos que las grandes economías mundiales están experimentando una aceleración en su producción industrial. Lo estamos viendo en Europa, Japón, Estados Unidos y en los datos de junio en China y eso, por lo general, va asociado a un precio del cobre fuerte. Además, cuesta pensar que la guerra comercial pueda extenderse por un período muy significativo. La real pregunta que uno debería hacerse es: ¿qué es lo pretende el señor Trump? De eso depende la extensión de esta guerra comercial. La versión que más me hace sentido es que Trump busca es una victoria en las elecciones legislativas de noviembre, porque en caso de que eso no ocurriera el Partido Demócrata iniciaría un juicio político en contra suya en la Cámara de Representantes. Eso limitaría su capacidad de acción y su posibilidad de reelección. Si aceptamos que obtener un triunfo en las elecciones legislativas es su objetivo, esta guerra no puede ser prolongada. Su estrategia es atemorizar al contrincante, conseguir concesiones y declarar esto como un gran triunfo. El problema es que las concesiones que espera obtener de China, no las va a obtener. Le está pidiendo que firme un compromiso sobre que va a reducir su superávit comercial en los próximos años. China no puede hacerlo porque no lo controla.

La real pregunta que uno debería hacerse es: ¿Qué es lo pretende el señor Trump? De eso depende la extensión de esta guerra comercial. La versión que más me hace sentido es que Trump busca es una victoria en las elecciones legislativas de noviembre».

-Pese a este descenso en el precio del mineral, Hacienda estimó que la libra de cobre alcanzaría los US$3,12. Con la situación actual, ¿es posible alcanzar este valor?

-Dependerá mucho de cuanto se extienda este conflicto, lo más probable es que se extienda hasta muy cerca de las elecciones de comienzos de noviembre. El precio del cobre promedio en este momento está ligeramente por arriba de US$3,10 de manera tal que es muy posible que termine por debajo de los US$3,12,  pero difícil que caiga bajo los US$3 este año. La producción industrial en el mundo se está acelerando y eso requiere cobre, por otro lado, el equilibrio estructural entre oferta y demanda de cobre se está alcanzando. Además, a partir del año 2019 está previsto que haya un déficit, por lo que la capacidad para satisfacer la demanda va a estar limitada y debiéramos tener precios del cobre bastante por arriba de los US$3,50 en 2019 y de ahí en adelante hasta 2022. El ciclo del precio del cobre va a retomar una tendencia alcista a partir de 2019.

«Ojalá pudiéramos tener una legislación tributaria que promoviera el ahorro a largo plazo»

-¿Qué medidas podría tomar el Ejecutivo para resguardarse de los efectos del conflicto comercial entre Estados Unidos y China?

-La mayoría de las cosas sabias que hay que hacer ya se han tomado. Este es un país que tiene aranceles muy bajos, una política muy activa de promover sus exportaciones. Tenemos que seguir trabajando en las cosas que no funcionan bien internamente, ojalá pudiéramos tener una legislación tributaria que promoviera el ahorro a largo plazo, que no es la que está vigente actualmente, y una legislación laboral que nos diera más flexibilidad para poder reorientar recursos desde un sector a otro, cuando uno de ellos se ve afectado.

-El ministro de Hacienda señaló que hay “algunos mercados que pueden abrirse”, ¿qué oportunidades tiene el país en medio de este escenario? 

-Hay cosas interesantes que han surgido recientemente, como una iniciativa de Europa y Japón de abrir su comercio completamente, bajar todas las trabas al comercio que hay entre ambos bloques económicos, eso es una gran oportunidad a la que otros países, como Chile, debiéramos pedir ser incorporados.

-¿Son suficientes para aplacar los efectos que está causando la economía internacional en Chile?

-Estos efectos son transitorios, la economía mundial de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional va a crecer un 3,9% este año, eso significa que como el primer semestre ha crecido alrededor un 4% vamos a tener una muy leve desaceleración en la segunda parte de este año.

-Hace un par de semanas el ministerio de Hacienda elevó la proyección de crecimiento de un 3,5% a un 3,8%, ¿es una estimación realista considerando el escenario actual?

-Es una estimación absolutamente realista y razonable, de hecho, se ha quedado un poquito por debajo de la proyección que hacen los expertos nacionales en la Encuesta de Expectativas Económicas, que conduce el Banco Central y que en el mes de julio acaban de elevar esa proyección a un 4%. Mi estimación es que el primer semestre la economía chilena va a crecer un 4,6%, de manera que bajando el crecimiento a un 3,4%, alcanzaríamos un 4% en el año.

-El precio de la libra de cobre influye en el tipo de cambio y la mayoría de los analistas cree que, a fin de año, el precio del dólar estará entre los $620 y los $640, ¿concuerda con estas proyecciones?

-Mi impresión es que la caída del precio del cobre tiene mucho de sobre reacción. Junto con ser una materia prima, es un activo financiero que ha sido golpeado por las últimas noticias a raíz de la guerra comercial que, creo, será un fenómeno pasajero. Por lo que, hacia fines de este año, va a estar más normalizado. En la medida que ocurra eso se van a revertir muchas de las cosas que hemos visto hasta ahora: la apreciación del dólar americano se va a revertir y las monedas de los países productores de commodities, como nosotros, se van a apreciar. Y lo lógico es pensar que el tipo de cambio, a fines de año, va a estar más bajo que lo que tenemos hoy día.

«El Gobierno tiene el desafío de revertir algunas de las malas decisiones que se tomaron en la administración anterior»

-A cuatro meses de que asumiera el Gobierno, ¿cómo analiza su desempeño en materia económica?

-El Gobierno está haciendo las cosas que corresponden hacer en términos de prioridades y de los énfasis. Se han recuperado las expectativas en el país de manera muy significativa, tanto a nivel de empresarios como de consumidores. Hay un ánimo mucho más positivo que se ha reflejado en un crecimiento más rápido de la economía. Pero el Gobierno tiene un desafío por delante, y más aún ahora que el entorno externo se ha vuelto un poco más difícil, que es revertir algunas de las malas decisiones que se tomaron en la administración anterior y que afectan el ánimo para invertir y generar empleos por parte de los empresarios. En los empresarios hay un temor muy grande a los cambios que ha generado la nueva legislación laboral, estas son cosas que van a ser difíciles de revertir y que van a operar en contra de la actual administración.

Hay que simplificar la legislación tributaria que hoy es extremadamente compleja, ese es el primer requisito de todo sistema tributario».

-El Gobierno se comprometió a modificar la reforma tributaria de Bachelet, ¿en qué dirección cree que debiesen ir esos cambios?

-Es muy importante volver a integrar el sistema tributario de manera que los impuestos que pagan las compañías puedan ser usados plenamente como créditos al momento de pagar los impuestos personales. Esa es una característica clave que tienen los mejores sistemas tributarios del mundo, que es la equidad horizontal. Además, hay que simplificar la legislación tributaria que hoy es extremadamente compleja, ese es el primer requisito de todo sistema tributario.

-¿Comparte la decisión del Mandatario de no reducir los impuestos corporativos?

En el fondo, el Gobierno va a negociar y está dispuesto a conceder aquello, incluso está dispuesto a aceptar que algunos impuestos suban de manera tal que la carga tributaria no se vea afectada porque el país tiene compromisos fiscales muy fuertes hacia el futuro, particularmente gastos en el sistema educacional. Además, la integración de los impuestos va a significar alguna pérdida de recaudación por lo que esta tiene que ser recuperada de una forma, de allí la disposición del Gobierno a aceptar en el corto plazo, al menos, que las tasas de impuestos se mantengan, particularmente la del corporativo.

-En el Congreso se está discutiendo un nuevo estatuto laboral para estudiantes universitarios, ¿qué impacto cree que podría tener esta medida para el crecimiento económico del país?

-Es una buena medida y que ojalá se la aplicáramos también a los adultos mayores y a las mujeres, para que pudieran tener acuerdos para trabajar en tiempo parcial, en condiciones distintas de las que consulta el Código Laboral para la mayoría de los trabajadores. Son medidas que le introducen flexibilidad al código sin tocarlo, porque modificarlo es una tarea mucho más compleja y mucho más difícil de llevar a cabo para un Gobierno que no tiene mayoría en ninguna de las dos Cámaras.