«Actualmente, la clase media debe navegar por aguas cada vez más inciertas». La frase la dijo en Nueva York , el 10 de abril, el secretario general de la OCDE, Angel Gurría cuando presentó el estudio «Bajo presión: la clase media exprimida» (Under Pressure: The Squeezed Middle Class). El economista planteó en la ocasión que era necesario que los gobiernos desarrollaran un plan de «acción integral» para ayudar a la clase media.

Es precisamente en esa línea que se enmarca el plan Clase Media Protegida que lanzará en los próximos días el Presidente Sebastián Piñera junto al ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno.

Y no es solo un anuncio más, sino que desde La Moneda la decisión es marcar «la previa» de la Cuenta Pública del 1 de junio, con un relato hacia ese segmento socioeconómico. De hecho, ayer los ministros Gonzalo Blumel, Nicolás Monckeberg y Marcela Cubillos, subrayaron el énfasis que las iniciativas Admisión Justa y Reforma Previsional -que se rechazaron ayer en sus respectivas comisiones por los votos en contra de la oposición- tenían para ese sector. «Un duro golpe para la clase media», escribió en su cuenta de Twitter el Mandatario, al referirse al rechazo a los cambios previsionales.

El 37% de los hogares de ingresos medios (que incluyen al 60% de la población ubicado en el medio de la escala de ingresos) se desliza hasta el extremo más bajo de la distribución de ingresos durante un período de cuatro años. Este es el valor más alto en todos los países de la OCDE (28% en promedio)», se lee en el informe «A Broken Social Elevator? How to Promote Social Mobility».

Desde el diseño del programa de gobierno que la actual administración busca enfocar sus políticas en esta dirección. Y con el lanzamiento del plan de Desarrollo Social, podrán remarcar esa mirada. La idea del Ejecutivo «no es dar un subsidio más» a un grupo delimitado de personas, sino que entregar herramientas que den seguridad a un sector de la población ante una pérdida de trabajo, una enfermedad cara, dependencia en la vejez, incapacidad de pagar educación, y enfrentar una emergencia en seguridad.

La red no está concebida como algo permanente, precisamente porque estas adversidades no son permanentes en la clase media. Más bien se busca «acompañar a las familias cuando tengan que enfrentar una adversidad otorgándoles acceso a ciertos instrumentos que le permitan entregar seguridad y tender una mano en aquellas situaciones de mayor angustia», según se expone en el Informe de Desarrollo Social 2018.

Clase media chilena con mayor riesgo a caer en la pobreza

Entre los insumos que el gobierno maneja para sacar adelante esta política se encuentra otro estudio de la OCDE, «A Broken Social Elevator? How to Promote Social Mobility», publicado por el organismo en junio de 2018.

En el apartado sobre Chile, plantean que el 37% de los hogares de ingresos medios (que incluyen al 60% de la población ubicado en el medio de la escala de ingresos) se desliza hasta el extremo más bajo de la distribución de ingresos durante un período de cuatro años. Este es el valor más alto en todos los países de la OCDE (28% en promedio).

Según un estudio publicado por Libertad y Desarrollo, que analiza el texto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, las probabilidades que una persona de clase media en Chile (de los quintiles 2, 3 y 4 de ingresos) vuelva a caer al fondo de la distribución (esto es, al quintil 1), son comparativamente altas, lo que habla de una inestabilidad para este segmento de la población.

Fragilidad del empleo

Un factor central en el plan del Ejecutivo será cómo ayudar a las familias ante la pérdida de trabajo por mucho tiempo. Y también hay antecedentes que demuestran la inseguridad en que puede caer la clase media.

Solo 6 de cada 10 trabajadores tiene acceso a cotizar en un seguro de cesantía para los momentos de fragilidad. Por lo tanto, la precariedad laboral también es un elemento que implica vulnerabilidad a la hora de enfrentar un escenario prolongado de cesantía», según informe Desarrollo Social.

Según cifras de la OCDE,  los empleos de trabajadores con ingresos medios tienen más riesgo de automatización en Chile que los países miembros del organismo. Mientras que en el país esto se refleja en un 25%, en la OCDE es de 18%.

Esto tiene una importancia central, puesto que, según datos de Desarrollo Social, en el segmento de clase media, el 62,3% de los ingresos del hogar proviene del trabajo. Señalan: «Por lo tanto, ante la dificultad de encontrar empleo en un largo periodo de tiempo existe una probabilidad importante de caer en vulnerabilidad». A esto se suma que solo una parte de los trabajadores accede a un empleo donde tiene la seguridad social necesaria para cubrirse ante eventos inesperados de desempleo. Se lee en informe de la cartera: «Solo 6 de cada 10 trabajadores tiene acceso a cotizar en un seguro de cesantía para los momentos de fragilidad. Por lo tanto, la precariedad laboral también es un elemento que implica vulnerabilidad a la hora de enfrentar un escenario prolongado de cesantía».

Los gobiernos tienen que escuchar las preocupaciones de la gente y proteger y promover el nivel de vida de la clase media. Esto ayudará a impulsar el crecimiento económico y a crear un tejido social más cohesionado y estable», dijo en abril el secretario general de la OCDE.

Otra cifra que preocupa a las autoridades es que la clase media chilena es más pequeña que el promedio de la OCDE (47% versus 61%). Las razones de esto sería el incremento en el costo de vida que afecta a este grupo, específicamente en vivienda, salud y educación. Esto, sumado a la incertidumbre respecto de las perspectivas laborales.

Teniendo en cuenta estas cifras las palabras de Gurría cobran mayor relevancia, a días del lanzamiento del programa del gobierno. Dijo en abril el secretario general de la OCDE: «Los gobiernos tienen que escuchar las preocupaciones de la gente y proteger y promover el nivel de vida de la clase media. Esto ayudará a impulsar el crecimiento económico y a crear un tejido social más cohesionado y estable».