Ya están en la “grilla” de partida -para los amigos del automovilismo- los 16 equipos que integran el torneo de Primera División. Todos los cuadros se han reforzado con jugadores de casa y del extranjero, en total 169 «caras nuevas» con un promedio de casi once jugadores por equipo. Los más «austeros» fueron Colo Colo, U. de Concepción, Audax italiano y Huachipato, con 7 cada uno, y los más «audaces»: U. La Calera con 18 y Coquimbo Unido con 17. Esto, referido a la cantidad y no a la calidad ni valor de las nuevas adquisiciones.

Colo Colo lamentablemente no parte bien. Ha perdido cinco amistosos en forma consecutiva y Mario Salas, su técnico, no logra inculcar a sus dirigidos su sistema de juego. Aquí me detengo un instante. A Mario Salas lo apodan “Comandante” (alguien, y por algo, se lo puso). Esta es la definición de este cargo. “Es un militar que ejerce el mando en ocasiones determinadas a la tropa y mandos inferiores, tiene la categoría inmediatamente superior a la de capitán e inmediatamente inferior a la de teniente coronel”.

¿Ustedes creen que para Salas es fácil mandar o ejercer autoridad en referencia a un sistema de juego en el camarín de ColoColo? ¿Un comandante, por más buen técnico que sea, puede dar órdenes perentorias a los “generales” Paredes, Valdivia, Valdés, Orión, Insaurralde o Barroso? Difícil ¿cierto?. Me imagino el tacto y tino que debe utilizar Salas en este vestuario. Ojo, no estoy diciendo que estos grandes jugadores sean malas personas o algo parecido, muy por el contrario -y por eso todavía siguen jugando- lo que pasa es que en el fútbol, como en otras actividades, “la antigüedad sí constituye grado” y esto al mediano plazo pesa, y mucho.

En la tienda del frente esta Universidad de Chile (avalúo del equipo: USD 16 millones) que fue eliminada en la fase de grupo de la Copa Libertadores por el equipo peruano Foot Ball Club Melgar (valorizado en USD 8 millones). O sea, en la mitad. Por lo que vimos en los dos partidos pareciera que los valores estaban cambiados. Lo he dicho muchas veces: se puede ganar, perder o empatar y se puede jugar bien, mal o regular; lo que no puede pasar es lo que hizo la U. de Chile, que fue NO JUGAR A NADA.

La verdad es que las declaraciones de su técnico, Frank Kudelka, tres días antes del partido en el Estadio Nacional, dan mucho que pensar. Cómo puede ser posible que diga ante la prensa que «no renunciará». O sea, estaba más preocupado de su situación personal que la del equipo. Esa pregunta simplemente no se contesta. Creo que Kudelka es demasiado «histriónico» para tan malos resultados, se necesita algo más que mover los brazos y llevarse las manos a la frente. Ojalá, por el bien de los azules y del fútbol chileno, se recompongan pronto de este mal momento.

En definitiva y, para terminar, un elogio especial para los amigos de Palestino, (avalúo del equipo: USD 8,5 millones). El cuadro de colonia pasó a la segunda fase de la Copa Libertadores al eliminar por penales a Independiente Medellín de Colombia (valorizado en USD 21 millones). El equipo mereció, por lo mostrado en la cancha, no llegar a la instancia de los penales, donde se le vio temple y jerarquía en la ejecución y solvencia del portero González en la contención.

Sumando y restando, en el tema refuerzos vemos que no llegaron al torneo figuras de alguna trascendencia, ni por su pasado, ni por su presente como tampoco por su nombre, salvo Edson Puch, que a los 32 años llego a U. Católica, su equipo 11 en su carrera profesional. Ningún jugador con la categoría de Claudio Baeza (25 años) ,ex ColoColo; o tampoco a la «altura» (una paradoja) de Yeferson Soteldo (21 años), ex U. de Chile, que se fueron con más pena que gloria.