En los dos principales crímenes políticos que han sacudido a nuestro país desde el retorno de la democracia, el asesinato del senador Jaime Guzmán y el secuestro de Cristián Edwards, el régimen de La Habana siempre aparece como un actor protagónico.

El país caribeño, que han gobernado con mano de hierro los hermanos Castro desde 1959, reapareció de nuevo en la investigación judicial que realiza el ministro Mario Carroza, quien afirmó este lunes a La Tercera que los ex miembros del FPMR e involucrados en el crimen del fundador de la UDI, Ricardo Palma Salamanca y Paula Brzovic, “estarían en otro país, probablemente Cuba o en otro sitio”.

Salamanca fue uno de los cuatro ­frentistas junto a Mauricio Hernández Norambuena (preso en Brasil por secuestro), Patricio Ortiz Montenegro (refugiado en Suiza) y Pablo Muñoz Hoffmann, que escapó en un helicóptero de la cárcel de Alta Seguridad el 30 de diciembre de 1996, y que se recluyó en Cuba junto a otros de sus compañeros de armas.

Los frentistas que han pasado por Cuba

Al momento de su fuga, Palma Salamanca, alias “El Negro”, cumplía doble cadena perpetua por el asesinato de Guzmán y el secuestro de Edwards. Tras su fuga a la isla escribió el libro “El gran rescate”, que le publicó LOM Ediciones.

De hecho, por la isla han pasado, además de los que escaparon de la cárcel, los ex frentistas Enrique Villanueva, Juan Gutiérrez Fischmann (el Chele, ex marido de Mariela Castro, hija de Raúl Castro, y padre de dos de sus hijos), Marie Emanuelle Verhoeven, Galvarino Apablaza (refugiado en Argentina), Alexis Soto Pastrián  (apodado el Rambo) y Raúl Escobar Poblete, quien fue detenido el mes pasado en México tras participar en un secuestro.

Por ello, durante las dos últimas décadas Cuba ha sido sindicada como el refugio de dichos prófugos, pero el fallecido Fidel Castro siempre negó dicha acogida, incluso, habiendo testimonios de los mismos frentistas afirmando que residieron por muchos años en La Habana.

Es el caso de Mauricio Hernández (el ex comandante Ramiro), quien tres meses después de su fuga llamaba a la casa de su  hermana en Valparaíso, Cecilia Hernández, desde un teléfono ubicado en el barrio de Alamar, al este de La Habana. Las llamadas fueron interceptadas y grabadas por la Policía de Investigaciones, y los registros dan cuenta de que también estaban en la isla los prófugos Ricardo Palma y Pablo Muñoz.

Años después, tras ser detenido en Brasil por el secuestro del publicista Washington Olivetto, confesó a la policía de ese país que antes de entrar en Brasil “había pasado un largo período en Cuba”.

Las negativas de Castro a la residencia de frentistas en Cuba

El refugio dado por Castro a los frentistas ha generado más de un impasse diplomático entre ambos países. En  febrero de 2002, el entonces Presidente Ricardo Lagos le envió una carta a Fidel Castro en que le señala que es su “deber como gobernante asegurar que nuestros Tribunales puedan hacer cumplir la ley y apresar a delincuentes que en democracia han cometido gravísimos crímenes y hoy se encuentran prófugos de la justicia”.

A lo que el ex dictador le replicó que Cuba “nunca apoyará, por el contrario se opone, a cualquier tipo de acción de carácter violento que pueda afectar la paz y la consolidación del proceso político en Chile”.

Incluso, en varias visitas que realizaron a principios de 2000 políticos chilenos a la isla, y que se reunieron con Castro, como los senadores Gabriel Valdés, Ricardo Núñez y el entonces alcalde de Santiago, Joaquín Lavín, el líder revolucionario les aseguró que no había ningún chileno refugiado.

En 1998, Enrique Villanueva -ex miembro de la dirección nacional del FPMR que decidió la muerte de Guzmán- fue contratado por el Ministerio de Educación cubano, y ante la presión de Chile, Castro lo envió junto a su familia para Venezuela.

En marzo de 2011, el ministro Carroza emitió una orden de detención con fines de extradición en contra de Alexis Soto Pastrián, quien residía en La Habana. Ello se detectó luego de que fuera al consulado chileno en esa ciudad para renovar su pasaporte.

Los cargos en contra del ex frentista eran su participación directa en el secuestro de Cristián Edwards (era el jefe de la casa y quien interactuaba directamente), y fue el que grabó el famoso video de 1992 en un camping de Colliguay, donde quedó retratado parte del grupo terrorista. En el caso Guzmán está imputado por atentado terrorista con resultado de muerte.

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