Bernardo Fontaine, el economista clave en el acuerdo de la Alianza con el Gobierno que permitió destrabar la reforma tributaria, analiza para “El Líbero” el Imacec de septiembre que se dio a conocer hoy, el desempeño del equipo económico del Gobierno, y el ambiente que vive el empresariado en la víspera de la cena anual de esta noche de la Sofofa, en la que participará la Presidenta Michelle Bachelet.

– ¿Qué opina del Imacec de 1,4%?

– Este Imacec es bajo, y confirma que estamos en esta economía que venía creciendo bien, cayó en una zanja y ahí estamos pataleando tratando de salir de la zanja. Está dentro de las estimaciones más bajas del mercado. Por otra parte, el gran problema, más que el  Imacec puntual, es la desilusión con la tasa de crecimiento que ofrece el Gobierno. Este año bordeando el 2% y el próximo año, como gran cosa, el 3% y no sabemos si se logra y, si se logra, es muy inferior a las necesidades de crecimiento de los chilenos.

– ¿Por qué?

– Hemos caído a una zanja producto de la  desconfianza. Es verdad que ha habido factores externos que todos conocemos. La situación internacional se ha vuelto menos favorable por el fin del boom del cobre, pero en esos momentos se necesita un mejor timonel que sepa sortear estos vientos difíciles. Queda cada día más claro que el grueso del problema es la desconfianza que ha generado el Gobierno en los inversionistas, empresas y en los consumidores, puesto que el consumo ha caído sustancialmente, eso es producto de que la gente tiene susto de perder el trabajo.

– ¿Qué ha gatillado la desconfianza?

– Creo que porque el crecimiento no fue parte del programa del Gobierno y de las preocupaciones de la Mandataria, y recién en los últimos dos meses se ha puesto un tema relevante para ella y su gobierno. Además, el  Gobierno ha mostrado mucha impericia e improvisación en la falta de análisis y diálogo en sus principales reformas.  Lo vimos en la reforma tributaria, donde hubo consenso en los expertos que era indispensable reescribir la reforma, y lo vemos ahora en la educacional, donde vemos imposición y la reforma está concentrada en quién es el dueño del inmueble, y eso parece tener poco que ver con la calidad de la educación y no hay palabras sobre profesores, calidad. La reforma laboral es del gusto de los sindicalistas y no una reforma pro empleo. El gobierno no ha tenido como preocupación el empleo, y es la principal herramienta para disminuir la desigualdad. La reforma laboral tiene que estar enfocada en incorporar a la fuerza de trabajo a los que no trabajan y en generar el impulso en los salarios.

– A Ud. le tocó negociar la reforma tributaria con el ministro Arenas. ¿Cómo evalúa su gestión en estos ocho meses?

– Ha tenido una gestión que partió con bastantes falencias, que ha ido mejorando, ha intentado proclamar una alianza pública-privada que parece conveniente, pero se topa con la contradicción de la Nueva Mayoría que propone reformas en educación, salud, previsión y concesiones, que apuntan a arrinconar al sector privado.  Creo que su mayor preocupación debe ser tomar el control de la agenda de cambios sociales y asegurarse de que las reformas tengan una buena calidad técnica y sean pro crecimiento, porque el rol de los ministros de Hacienda en los últimos 30 años ha sido el de ser el filtro y el control de calidad de las reformas económicas y sociales. Ese rol no lo ha cumplido probablemente porque la Presidenta no lo incluyó en su diseño.

– ¿El ministro Arenas tiene la confianza del mercado?

– El mercado y los consumidores tienen un grado importante de desconfianza con el gobierno y sus autoridades. Es un problema más que de nombres, porque uno podría cambiar los nombres y continuar las mismas políticas y obtener el mismo resultado. Tiene que haber un cambio de dirección, un  golpe de timón de la Presidenta que vuelva a centrar la dirección del Gobierno en el empleo, el crecimiento económico y en hacer las reformas, que se hagan en forma correcta y con diálogo. Si eso implica cambiar los ministros, puede ser parte de la forma de transmitir esta nueva política pero no basta con cambiar un nombre por otro y seguir haciendo lo mismo.

– ¿Qué nota le pone al equipo económico, a los ministros Arenas y Céspedes?

– El ministro de Economía lanzó 27 medidas que son muy buena noticia, pero faltó la 28 que es probablemente la más importante, que es que el  ministro debería asumir la obligación de sacar  los principales proyectos de inversión y tener una lista precisa para sacarlos en los próximos meses de la maraña burocrática en que están entrampados. Tiene que ocurrir para que esto funcione, que esta aceleración de proyectos de inversión tiene que estar encabezado por alguien, no en un comité donde se diluyen responsabilidades. Le ha faltado entusiasmo para asumir  ese rol en forma más activa.

Creo que ambos ministros raspan el 4. Creo que tienen la posibilidad de corregir. Estamos en una zanja en que hemos caído voluntariamente. Si el gobierno vuelve a tener el crecimiento y el empleo como eje central, impulsa la alianza público-privada, hace reformas bien pensadas y el ministro de Hacienda asegura que sean consistentes con la calidad y el crecimiento económico  podemos sacar adelante el país. Eso es lo que ha reflejado la opinión internacional, en artículos de diarios y revistas especializadas que están desilusionados con Chile, tan desilusionados como están los chilenos, como lo prueban las encuestas, que el apoyo se ha venido al suelo. Estamos  en una situación de desilusión con este gobierno que prometió tanto. Me interesa que al gobierno y a Chile le vaya bien. Estamos  perdiendo la oportunidad de hacer una buena reforma educacional y laboral.

– ¿Cuál es el ambiente empresarial que recibirá esta noche a la Presidenta en la cena de la Sofofa?

– No formo parte de la Sofofa, pero puedo decir que vengo de recorrer las regiones y  me he encontrado que en las pymes y en los empresarios  medianos hay una  desilusión con la forma que el gobierno trata a estos sectores,  y la forma como desperdiciamos  seguir creciendo como veníamos.  Creo que eso es lo que está complicando más reactivar la inversión y el consumo.

– ¿El mundo empresarial está empujando el carro de la economía o siguen expectante?

– Veo sumamente parada la inversión, no porque no quieran invertir, sino porque tienen  mucha incertidumbre y desconfianza de cómo se están haciendo las cosas. Creo que está al alcance de la mano de la Presidenta, que tiene la mayor confianza en los actores políticos, hacer este golpe de timón, corregir la dirección del Gobierno. Estamos  a tiempo de hacerlo y, haciéndolo,  vamos a  volver a una senda de crecimiento y de país exitoso como lo fuimos. Tuvimos 20 años de la Concertación, que fue una coalición extraordinariamente exitosa en la gestión del Estado.

– El ministro Arenas dijo que la economía iría de menos a más. ¿Se ha cumplido?

– Es bien posible que el próximo año vayamos de menos a más. Pero ojo que el más que él plantea, que es un crecimiento del 3%, es un más muy minúsculo y  necesitamos volver a crecer al 5% que nos merecemos.

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