El programa del próximo gobierno incorpora por primera vez en nuestro país una visión del desarrollo rural que se desmarca de la percepción generalizada de la ruralidad como sinónimo de atraso, y que abre paso a un paradigma de oportunidades que respeta y promueve la diversidad de lugares donde habitar, la realización de actividades económicas relacionadas a los recursos naturales, el cuidado del medio ambiente, y la cultura y tradiciones que hablan del alma de Chile.

El desafío que nos impone es enorme, ya que nos invita a un cambio de mentalidad, a salir de las fronteras de los diferentes sectores y a coordinar políticas multisectoriales para promover los diversos territorios y la calidad de vida del 30% de los chilenos que viven en comunas rurales según la OCDE.

Es complejo situar y adjudicar las responsabilidades del desarrollo rural en la actual estructura pública, dado que es altamente concentrada y con un evidente sesgo urbano, con políticas sectoriales que dialogan poco entre sí y con visiones de corto plazo por la duración de los mandatos. Para pensar en este desarrollo sostenible de los espacios con bajas densidades (lo que incluye ciudades de menor tamaño) es necesario coordinar las actuales políticas sectoriales y acordar estrategias de largo plazo que puedan ser monitoreadas en el tiempo.  La discusión en nuestro país sobre cuál es el ministerio más adecuado para liderar esta tarea ha sido extensa, quedándose la mayoría de las veces en la etapa de diagnóstico ¡Pero no nos podemos quedar sólo en diagnósticos y discusiones!

En el gobierno anterior del Presidente Sebastián Piñera se elaboró la Política Nacional de Desarrollo Rural, un trabajo interministerial e interregional que duró dos años, y que contó desde un inicio con la participación de Agricultura, Subdere, Vivienda, Obras Públicas y Medio Ambiente, y la posterior inclusión de todos los otros ministerios. Esta iniciativa fue archivada durante el gobierno actual, y una vez más el sector rural fue postergado.

La Política Nacional de Desarrollo Rural será la base para comenzar nuevamente con este camino. El Ministerio de Agricultura puede liderar este proceso y convocar a los otros sectores, debido a que está llamado a promover su desarrollo y su gran cobertura territorial lo hace conocedor e interlocutor de dichas realidades. Sin embargo, es necesario recalcar que se requiere del compromiso serio de ampliar la visión desde el apoyo sectorial al aporte en la elaboración, coordinación y monitoreo de estrategias multisectoriales rurales que den cuenta de las necesidades integrales de esa población, que por ser minoría para todos los ministerios (exceptuando Agricultura) es puesta al final de sus prioridades. Esta visión debe replantearse mirando las nuevas realidades que repercutirán en el sector rural, como el impacto de las nuevas tecnologías, el cambio climático, los cambios sociodemográficos y sus nuevas demandas, entre otras.

El desafío es enorme, y sabemos que necesitamos el compromiso de todos para lograr caminar hacia un futuro con más oportunidades y que permita que cada uno encuentre el sentido de su vida en el lugar donde ha elegido vivir.

 

María Emilia Undurraga, ingeniero agrónomo, comisión de Agricultura y Ruralidad de Horizontal

 

 

FOTO: JOEL ESTAY / AGENCIAUNO

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