Una tormenta perfecta y con el diputado Gabriel Silber en el medio. Así describen quienes han conocido la trama que terminó con «la caída» del parlamentario para presidir la Cámara de Diputados.

Los primero vientos en contra del representante del Distrito 8 comenzaron mucho antes que la noche del lunes, cuando un tuiteo de la diputada Pamela Jiles destapó públicamente lo que se venía diciendo en privado. «Hoy cobra especial importancia este mensaje que comparto. Debemos denunciar el maltrato contra una mujer, especialmente cuando el agresor es poderoso e influyente». Y retuiteó un posteo del animador de TV Francisco Saavedra: «Un mensaje a las mujeres: atrévanse a denunciar, no tengan miedo, frente a hechos de violencia, no teman #Yotecreo @cporellanaq @PamJiles @ceciperez1


No solo eso, sino que en un posteo anterior, la diputada del Frente Amplio escribió: «Basta de apariencias, los hechos no se pueden ocultar».

Y enlazó un medio regional donde se publicaba una carta anónima, enviada por mail a diputados y senadores, en la que se acusaba de maltrato al diputado de Maipú en contra de su esposa, la ex vicepresidenta de la DC Cristina Orellana.

Vía WhatsApp, tanto el correo anónimo como los tuiteos de Jiles, se esparcieron entre el mundo político. Ayer, temprano en la mañana, Silber se contactó con el abogado Gabriel Zaliasnik. Tenía que salir a reaccionar y tomar acciones ante las acusaciones. Para ello, el penalista lo asesoró para enfrentar legalmente el tema. Coordinados con prensa de la bancada DC, el diputado, su esposa y el abogado presentaron en la PDI una denuncia «por delito de acción penal pública».

En la ocasión, además, el parlamentario desmintió públicamente el contenido de la carta anónima. En la denuncia puesta en Investigaciones, la pareja pidió diligencias para que el escrito fuera derivado «a la Unidad de Cibercrimen de la PDI, a efecto de que proceda a investigar la IP de la cual fue despachado el mail de marras, y así continuar con la labor hasta dar con el paradero del o los responsables, para luego deducir las querellas criminales correspondientes».

Quienes conocen a la pareja, y han estado cerca a ellos en los últimos días, desmienten que existan episodios de violencia entre ellos. Sí reconocen que el matrimonio pasa por una crisis y que están separados «de hecho». Pero han optado por mantener una relación civilizada por sus hijos. Incluso se los vio juntos en vacaciones y en un casamiento hace unas semanas.

También en Twitter, la ex vicepresidenta de la DC escribió que no caería «en desmentir anónimos» y que «mi primera prioridad siempre será cuidar a mis hijos».

Orellana tiene una reconocida historia partidista y en el servicio público. En la DC, como vicepresidenta estuvo a cargo del área de finanzas. También fue directora ejecutiva del Centro Democracia y Comunidad (CDC), think tank ligado a la Democracia Cristiana que trabaja junto a la Fundación Konrad Adenauer.

Esta ingeniera en agronegocios de la U. Central, además fue directora ejecutiva del sistema de empresas SEP, gerenta general de Sercotec y directora del área empresa y emprendimiento de Comunidad Mujer, donde trabajó codo a codo con Esperanza Cueto. Por sus cercanos es descrita como una mujer fuerte, con basta experiencia en liderazgo político y empresarial.

El tuit que la ex vicepresidenta DC escribió no quita los incómodos momentos que hoy vive la pareja. Incluso, en el punto de prensa que realizaron ayer, tras hacer la denuncia, a más de alguien llamó la atención que Orellana evitara estar cerca de quien hoy es su ex esposo. Y optó por no dar declaraciones. Porque si bien no habría maltrato, sí muchas complicaciones.

Cómo la caída de Silber se fraguó «a fuego lento»

La crisis de la pareja fue uno de los puntos gatillantes para que la bancada de diputados de la DC -y la mesa del partido que lidera Fuad Chahín- aceptara ayer que Silber diera «un paso al costado». Y de ahí a que su opción de presidir la testera de la Cámara quedara en el pasado, fue cosas de minutos. Pero este rápido desenlace viene de un proceso que se fraguó de manera lenta. 

Desde diciembre, por distintos sectores, el nombre del diputado se iba debilitando. Aunque no estaba sobre la mesa ningún episodio de violencia, sí había otro que afectaba su matrimonio. En los pasillos del Congreso y de la misma DC se hablaba de un affaire de Silber con otra parlamentaria. Hecho que habría ocurrido a mediados de 2018. El tema incluso se abordó ayer entre los legisladores. Analizaron que, por más que la denuncia anónima estuviera desmentida, los focos se centrarían en él y el escrutinio podía afectar no solo al diputado, sino que al partido e incluso a la misma testera.

A este hecho, se sumaba que, de manera privada, la misma Pamela Jiles -y otras diputadas del FA- deslizaron desde hace meses, que temas matrimoniales del dirigente democratacristiano les impediría votar por él para presidir la Cámara.

El representante del Distrito 8 hace semanas que estaba al tanto de los rumores que circulaban y que ponían en riesgo su candidatura para la presidencia de la Cámara. Tratando de explicarse la «operación» que se podría venir contra él, desde su entorno incluso manejaron la tesis que en esto se cruzaba un factor antisemita. No solo Silber es de origen judío sino que su abogado y amigo, Gabriel Zaliasnik, es uno de las más reconocidos representantes de dicha comunidad. Y no descartaban que un sector del Frente Amplio y de otras colectividades -que pertenecen o son cercanos a la comunidad palestina- hubiera querido evitar votar por él.

En medio de esto, toda la oposición negociaba para salvar el acuerdo administrativo para dirigir la Cámara y las comisiones, que en diciembre el FA puso en duda. Muchos intereses estaban en el ambiente.

Aunque se estaban acercando posiciones, tras la salida de Silber, rápidamente se comenzó a destrabar el pacto. Algo que a más de alguien llamó la atención, puesto que su nombre nunca se había cuestionado, al menos públicamente.

Las cuentas positivas que sacan en el Frente Amplio y en la DC

«En este caso se hacía muy difícil votar para la presidencia por alguien que estaba siendo acusada por algo tremendamente delicado. Me parece prudente la decisión que toma la DC«, dijo ayer en Pauta el diputado de Revolución Democrática, Pablo Vidal. Esto, a pesar del desmentido y de señalar que no tenía más antecedentes que el mail anónimo.

Un tono similar usó la diputada Claudia Mix (Comunes): «Dada la controversia que afecta al diputado Gabriel Silber y su esposa, creo que es prudente su decisión de dar un paso al costado en su candidatura a la presidencia de la Cámara y así descomprimir la tensión existente en el marco de las conversaciones del acuerdo administrativo”. Precisamente esta diputada fue destinataria de otra carta que llamaba a no votar por Silber, elaborada por el «Frente Feminista Poderosas».

Así, de pronto, cuando el nombre de Silber no era el obstáculo para acercar posturas, su salida fue tomada por los frenteamplistas como una opción para «salvar» el pacto con el resto de la oposición. Porque de las exigencias que al comienzo le hicieron a la DC, luego pasaron a «mínimos comunes» y en estos días ya hablan de que se les hace «más fácil» la votación del martes 19.

El FA logra, de esta forma, salir de un incómodo lugar. Ya no tenía muchas opciones para negociar y la presión del resto de la oposición, principalmente del Partido Comunista, se hacía cada vez más fuerte. El acuerdo no solo incluye la mesa de la Cámara sino que la presidencia de comisiones, muchas de ellas estratégicas para el mismo Frente Amplio y para el PC. Educación, Hacienda, Defensa y Seguridad, son algunas de las ocho que quedarán en sus manos.

En la Democracia Cristiana, en tanto, ayer fue un día complejo, aunque también de sacar cuentas positivas. Públicamente no hubo un parlamentario que no lamentara el episodio por el que pasaba su camarada. Pero tras ello, se comenzaron a analizar las ganancias.

Para el diseño que se ha trazado la directiva que lidera Chahín -aquella del camino propio y de lograr acuerdos con el gobierno cuando lo consideren, sin la necesidad de consultarle a sus ex socios de la Nueva Mayoría– el tener una persona de confianza en la mesa de la Cámara era vital. Más aún en un año donde la política se centrará en el Congreso y en las negociaciones con La Moneda para avanzar en las reformas.

Ambos lograron un buen fiato en 2018. De hecho, el miembro del lote de «la disidencia» apoyó al ex diputado en las internas. Y los dos le presentaron al Gobierno la propuesta previsional del partido. Pero desde Alameda 1460 señalan que la directiva no estaba del todo cómoda con Silber al mando de la Cámara. No era, además «un hombre de ellos». Esto, porque cuando la actual directiva se impuso en las elecciones de fines de mayo, la Democracia Cristiana ya había decidido que Silber estaría en la testera en 2019, por lo tanto, Chahín «heredó» ese acuerdo alcanzado antes de su triunfo.

Y ahora el nombre al que aspira la mesa para que dirija la Cámara es Pablo Lorenzini. El diputado, ya un histórico de las comisiones de Hacienda, ha trabajado codo a codo con la directiva en la propuesta tributaria que presentaron a La Moneda. La mesa ve al representante de la VII Región como alguien que da garantías en tres frentes: a la misma cúpula del partido, al resto de la oposición y al Gobierno.

Pero hasta la noche de ayer, eran varios los nombres que se barajaban para ocupar el puesto que sería de Silber: además de Lorenzini, sonaban Matías Walker, Gabriel Ascencio (quien hace solo días asumió la presidencia de la bancada), Víctor Torres (que le correspondía asumir la testera en 2020) y José Miguel Ortiz. Se espera que en el almuerzo de hoy terminen de definir el tema y dar con el nombre por el que la oposición, ahora unida, votará el martes 19.

 

Denuncia elaborada por el abogado Gabriel Zaliasnik que presentó el diputado Gabriel Silber y Cristina Orellana ante la PDI