«A mí siempre me da mucho gusto poder volver a Chile. A pesar de que vivo hace muchos años en Estados Unidos, uno siempre es chileno, y en esta gira hemos estado en el sur, en Temuco, Concepción, y Copiapó», afirma el violista chileno Roberto Diaz, presidente y director ejecutivo del Instituto Internacional de Música Curtis en esa Filadelfia, un prestigioso conservatorio, considerado uno de los mejores del mundo.

Díaz tenía 12 años cuando se fue a vivir a Estados Unidos. A su padre, un destacado violista, le ofrecieron una posición en una orquesta americana en Atlanta. Su madre era panista, y ambos insistieron en que sus tres hijos aprendieran a tocar instrumentos desde jóvenes. Hoy Roberto es violista y Andrés, el hermano menor, chelista.

Díaz es ex solista de la Orquesta de Filadelfia, ha trabajado con importantes compositores, ha estado en algunos de los escenarios más importantes del mundo, ha ganado un Grammy, y en Chile, se presentó en el Municipal de Santiago con «Curtis on Tour», un programa donde los alumnos más avanzados -y sus profesores- hacen conciertos en Estados Unidos y alrededor el mundo.

«Ser presidente de Courtis no es un trabajo, es una vocación«, afirma en conversación con El Líbero, y explica en qué consiste  su rutina. Dice que es un trabajo difícil, debe agendar su vida, que se divide entre conciertos, reuniones, estudios, lecciones de viola y viajes.

Sobre el desarrollo de la música en Chile, explica que ha habido un gran avance, con la formación de la fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (FOJI) y nuevas y más oportunidades. «Lo fantástico es no traer jóvenes músicos chilenos para que estudien en Estados Unidos y se queden en allá, lo fantástico es que estudien en Estados Unidos, y después vuelvan a su país», afirma.