El pasado 9 de abril el Presidente Sebastián Piñera anunció la política del Gobierno para regularizar la situación de los inmigrantes en el país.

Para analizar esta propuesta, “Idea País” elaboró «El sueño chileno”, un estudio que analiza la nueva ley de inmigración. En conversación con “El Líbero”, el director ejecutivo del centro de pensamiento, Pablo Valderrama explica las principales conclusiones de este estudio, que adelantó a este medio.

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-¿Qué los motivó a realizar este estudio?

-La inmigración es uno de los temas principales en la agenda pública. Quisimos aportar con una mirada distinta, que no se centre solo en ciertos aspectos de extranjería, como el control migratorio, o lo que dice relación con los pasos fronterizos, sino con una mirada un poco más social. Y preguntarnos cuál es la realidad de los inmigrantes en Chile, cómo los estamos recibiendo, si Chile es verdaderamente un país donde el «sueño chileno» se cumple o, por el contrario, es una pesadilla.

-En el estudio ustedes dicen que muchos inmigrantes llegan al país buscando hacer realidad “el sueño chileno”. ¿Con cuáles problemas se enfrentan cuando llegan al país?

-Es cosa de darse unas vueltas por Santiago y otras partes de Chile, donde se ven situaciones de pobreza y precariedad que son muy graves. Estamos pensando en personas que están sujetas a falsos contratos, o les prometen contratos que después claramente no son reales. Personas que viven en situación de hacinamiento en sus casas, que les prometen determinadas viviendas y cuando llegan acá se enfrentan a una situación muy distinta, que hace que su dignidad, sus derechos humanos sean violentados. También en materia educacional nos parece que todavía hay una deuda pendiente, a pesar de que las últimas modificaciones buscan solucionar ese problema.

-¿Cuáles son los cambios que ha experimentado el perfil de inmigrante que viene a Chile?

-Bueno, de partida por el país de origen. Hasta hace no tanto tiempo el principal flujo migratorio venía de Perú, Bolivia, hoy día le estamos abriendo las puertas a personas que no son de esos países, estoy pensando en Venezuela, en Haití, en Ecuador, Colombia, y eso para nosotros es una buena noticia, el ver como la inmigración no solamente se centra en determinados países, si no que se abre a otras partes. Y en segundo lugar, Chile al no tener un marco jurídico estable, que sea de conocimiento público, de fácil entendimiento, y al ser un país que no está preparado culturalmente, ha generado un espacio en que el inmigrante que llega a Chile se ve en una situación bien compleja. Entonces el inmigrante, sin considerar el europeo, o el de Estados Unidos, es un inmigrante que está sujeto a condiciones sociales bien precarias, en general.

-¿Cuáles fueron las principales conclusiones que encontraron al realizar este estudio?

Nuestra apreciación de las medidas que se han impulsado por el Gobierno han sido bien positivas, principalmente por considerar que hay una voluntad política detrás. que nosotros rescatamos. El gobierno de Michelle Bachelet no mostró una voluntad política para hacerse cargo de un problema que, en gran parte se generó en su gobierno. Hubo ciertas medidas parches que, a nuestro juicio, no fueron capaces de hacerse cargo del problema de manera integral. Y ahora se busca hacerse cargo de implementar una política integral de migración. También vemos con muy buenos ojos cómo se están tratando ciertos derechos sociales, como en la educación y la salud, con la idea de garantizar a los inmigrantes, sea cual sea su condición jurídica en Chile, el acceso a estos derechos. Sin embargo, hay ciertos aspectos que están pendientes y que nos gustaría que se avanzara en ellos, principalmente en vivienda. No existe hoy día una garantía a las condiciones de vivienda en las cuales están sujetos los inmigrantes y ese es uno de los problemas más graves.