Hace unos días, la empresa de investigación Criteria y el diario El Mercurio dieron a conocer un interesante estudio que se tituló “Crecimiento bajo sospecha”. A grandes rasgos, los resultados del análisis cuestionan el crecimiento económico con un negativo juicio al efecto real de éste en la redistribución del ingreso y a los costos asociados en el deterioro del medio ambiente como a la calidad de vida de las personas. Al mismo tiempo, surge la necesidad por un crecimiento más inclusivo, que aumente el empleo, los ingresos y que no se contraponga con el tiempo libre de las personas ni tampoco atente contra el ecosistema.

En esa línea, no hay sector económico más inclusivo que el turismo. Si bien hoy es un rubro alicaído en medio de la pandemia, su recuperación será clave para la economía que le toque liderar al próximo gobierno. Según cifras del INE y reportadas por la Subsecretaría de Turismo, en el año 2019 el turismo generó más de 600 mil  puestos de trabajo y en el período septiembre-noviembre 2020, cerró con 418.376 ocupados. Esas cifras habrá que retomarlas gradualmente después de una caída de 36%.

Pero el principio de esta columna no va solo por justificar las bondades tradicionales del crecimiento que puede tener el turismo como sector económico, sino porque tiene justamente el apellido de inclusivo.
Se trata de un rubro donde trabajan predominantemente mujeres (56%, el 2019) y poblaciones importantes de jóvenes y adultos mayores. Al mismo tiempo, se trata de una industria «sin chimenea», presente en todas las regiones de Chile, sin exclusión. Su desarrollo, ayuda a las economías locales con una cadena de valor impresionante que hace que las comunidades donde se desenvuelve genere orgullo y arraigo, evitando la migración rural-urbano, así como permitiendo a los pueblos indígenas mostrar su cultura en los territorios donde habitan.

Chile ha obtenido importantes premios en los últimos años por los cuales nos reconocen los turistas. Nos han elegido por quinto año consecutivo como el Destino Líder de Turismo Aventura a nivel mundial en los World Travel Awards. También a nivel latinoamericano Chile fue reconocido con el primer lugar en la máxima categoría, como Mejor Destino 2020, así como en las distinciones a Mejor Destino de Naturaleza, por segundo año consecutivo. Nuestra naturaleza es el principal atractivo para los extranjeros y la visitación a Parques Nacionales ha subido en los últimos años, en especial, entre los chilenos. El año 2019 llegaron más de tres millones y medio de visitantes a las áreas silvestres protegidas.

Sin embargo, la materia prima no es suficiente. En el índice de competividad de Viajes y Turismo (TTCI) elaborado por el Foro Económico Mundial que se realiza cada dos años, Chile se ubica en el puesto 52, muy por detrás de países de la región como México que ocupa el puesto 19, Brasil en el escaño 32 y o Costa Rica en el número 41. España es el líder del ranking de 140 países y nuestros vecinos, Argentina y Perú, nos superan por dos y tres puestos respectivamente.

¿Qué mide este ranking? La existencia de un entorno propicio para el turismo, las políticas y factores que permiten los viajes, la infraestructura habiltante, los recursos naturales y culturales disponibles acorde a estándares internacionales. En todos los ítems tenemos brechas, pero en especial en los dos últimos.
Existe mucho camino por recorrer, pero sobre todo hay que creer en el turismo como un sector de desarrollo inclusivo y sustentable para el Chile postpandemia.

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