Chile Vamos debe celebrar, sin duda. El triunfo que ha obtenido es inapelable, tanto por la cantidad de comunas en las que ganó, como por lo emblemáticas que son varias de ellas. Pero se requiere una correcta lectura de su éxito, con la humildad y rigor necesarios para entender las verdaderas causas que lo provocaron.

Chile Vamos logró capitalizar la dura caída de la Nueva Mayoría y la mala evaluación del Gobierno. Especial mención merecen Maipú, La Florida y Puente Alto, donde vive la clase media, esa misma que fue la primera en tomar distancia del Gobierno de la Presidenta Bachelet y rechazar sus reformas.

Gobernar a la mayoría de los chilenos es tanto un desafío como una oportunidad. Que las decenas de nuevos alcaldes se transformen en referentes de sus comunas, y permitan un trabajo territorial cercano a los vecinos. Sus gestiones serán el anticipo del cambio que viene, de la recuperación de un estilo de gobierno donde la gestión sí es importante.

Los partidos de Chile Vamos han sufrido y les toca celebrar. Pero es importante sacar lecciones del trabajo unitario y colectivo, donde las nuevas fuerzas políticas se han acoplado a los partidos mayoritarios. Bien por las directivas de la UDI, RN, Evopoli y el PRI; tienen derecho a reclamar como propio y fruto de su trabajo el resultado de esta elección.

En la elección de concejales Chile Vamos también acortó la distancia respecto de la elección del 2012, mejorando el 33% de ese año hasta llegar al 40% en esta ocasión. Esto es importante, porque tradicionalmente la centroderecha ha tenido en esta su elección más débil y el cambio de tendencia es doblemente relevante.

Frente a tanta cuenta alegre, vale la pena tener humildad para entender que los electores han castigado a un mal gobierno y que en buena parte se ha logrado capitalizar ese descontento. Pero todavía falta mucho. Chile Vamos no puede esperar que sean los errores del Ejecutivo los que alimenten su caudal de apoyo, debe trabajar por construirse como alternativa de gobierno y para eso debe tener un proceso de discusión sobre el proyecto que va llevar adelante si vuelve a La Moneda.

Pasar de un elector que castiga a uno que se siente atraído y convencido de que Chile Vamos interpreta mejor sus deseos y esperanzas de futuro. Ese es el desafío y el tiempo escaso.

Redoblar el trabajo político para seguir movilizando a los chilenos detrás de una candidatura presidencial unitaria que surja de primarias y donde se debatan el proyecto de gobierno, las ideas y propuestas que serán la oferta política que permita el regreso a La Moneda de esta centroderecha, con una lección aprendida respecto de qué es la unidad y que las peleas no son el camino.

 

Gonzalo Müller, profesor Centro de Políticas Públicas UDD

 

 

Foto: PABLO OVALLE ISASMENDI/AGENCIAUNO

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