El 1 de abril de este año entró en vigencia la ley de Inclusión Laboral, que obliga a los organismos públicos y a las empresas, con 100 o más trabajadores, a contratar al menos al 1% de personas con discapacidad. Claudio Gregoire es un psicólogo no vidente que, producto de una malformación en sus vasos sanguíneos, a los 17 años perdió por completo la vista.

En 2009 publicó el libro “Puede ser un buen día: una visión emprendedora para la vida” en el que dio a conocer su historia, y este año fundó “Mundo Iglú”, un portal de empleo inclusivo para personas en situación de discapacidad en Chile e Iberoamérica, que genera un vínculo con las empresas para que éstas puedan, a través de la página web, contratar a personas en estas condiciones.

«La iniciativa nace por mi historia. Cuando quedé ciego el año 91 empecé a estudiar, me decían que no. Después saqué la carrera de psicólogo, iba a buscar trabajo y me decían que no. Ahí me di cuenta de que el problema de las personas con situación de discapacidad es justamente su visibilidad, nadie sabe dónde están, qué hacen, cuáles son sus sueños (…) ¿Y qué pasa si el gobierno o una empresa quiere contratar a personas en situación de discapacidad? ¿A dónde se va a dirigir?», cuenta Gregoire al inicio de la conversación.

Explica que el objetivo de «Mundo Iglú» es «emparejar la cancha» para que las personas en situación de discapacidad dejen de ser sujetos de protección y se conviertan en sujetos de derecho, es decir, que accedan a las mismas oportunidades. Además, dice que buscan gente que realmente pueda marcar una diferencia cuando entre a trabajar, y empresas y entes de gobierno que sean respetuosos con la discapacidad. Subraya: «Quiero ser bien enfático, nosotros no somos una fundación que va a ingresar a todas las personas que se registren. Iglú es un concepto que se resume en que hay dos tipos de personas, los que ven caer la nieve y se asustan, o los que ven caer la nieve y para salvarse construyen una iglú».

Además de generar el vínculo con las empresas y el gobierno, lo hacen también con la educación. Durante la entrevista, Gregoire explica que quieren que las universidades tengas profesores, jefes de carrera, decanos, e incluso rectores con discapacidad. «Así les están diciendo a los alumnos que las personas con discapacidad pueden enseñarles algo perfectamente, que no solamente son sujetos de lástima o de protección. Ahí se naturaliza el concepto», enfatiza.