En la actualidad, cerca de un tercio de lo que produce Chile se exporta al resto del mundo, lo que sitúa al país en el grupo de naciones de alta globalización, dada nuestra alta interconexión en el comercio de bienes y servicios. Esto ha llevado a que incluso nuestro país sea un laboratorio de prueba para nuevos productos, por la alta intensidad competitiva. A su vez, esta conexión y estabilidad en las reglas del juego, DL 600 entre otras, acercó a los empresarios de diferentes países a Chile y así el Banco Central estima que el stock de inversión extranjera directa bordea los US$150 mil millones a fines de 2020.

Sin embargo,  las relaciones económicas van en ambas direcciones, y así como los extranjeros han invertido cuantiosos capitales en nuestro país, nuestras empresas han comenzado a invertir a su vez en otros países. La Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales estima que el stock de inversión chilena en el mundo es de US$135 mil millones repartida en más de 60 países. Este proceso ha sido gradual y, de hecho, en 1990, las empresas chilenas invertían en solo 10 países, principalmente en América del Sur. 

Esa realidad ha cambiado paulatinamente, ya que América Latina sigue siendo el principal destino de nuestras inversiones. Destaca Brasil, la principal economía de la región, donde tenemos invertidos cerca de US$38 mil millones en áreas forestales, retail, transporte aéreo y servicios, entre otras. Luego sigue, sorprendentemente, Argentina, con US$22,5 miles de millones, en servicios y retail, en donde hay importantes inversiones realizadas décadas atrás y que a pesar de la inestabilidad, se mantienen. Recuerdo un seminario donde le preguntaron al dueño de una importante cadena de supermercados, con cientos de locales allá, si confiaba en Argentina. Dijo, de manera categórica: “Si confío en Argentina. No me queda otra”, concluyó.

En el quinto lugar, después de Perú y Colombia, viene Estados Unidos, en donde hemos invertido cerca de US$13 miles de millones. Aquí hay un fenómeno interesante, ya que, por ejemplo, el banco BCI ha realizado cuantiosas inversiones y ha entrado en servicios financieros en uno de los países más competitivos en dicha área. Todos los años, muchos ejecutivos de ese banco se van a trabajar en Florida junto a sus familias por algunos años. Esta siembra es muy relevante, ya que tener ese capital humano con experiencia en la banca americana no solo mejorará la eficiencia cuando traigan esa experiencia de vuelta a Chile, sino también al detectar oportunidades que llevarán la bandera de Chile cada vez más lejos. 

Ahora bien, no es difícil que exista una lista de espera para irse a vivir y trabajar en Florida, pero algo distinto es hacerlo en China; sin embargo, varias empresas chilenas tienen oficinas comerciales y distribución en ese país asiático, como es el caso del retail y empresas de frutas y vinos.

El proceso de globalización solo ha traído beneficios a Chile y cada día tenemos más compatriotas que salen a conquistar los mercados globales. Espero que el proceso refundacional que afiebra a algunos no termine por destruir todo lo que hemos avanzado en globalización en estas últimas décadas.

*Tomás Flores es economista e investigador senior de LyD.

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