Este 12 de febrero se conmemoraron muchas fechas importantes -los 205 años de la independencia de Chile, si el bicentenario fue realmente el 2018 y no el 2010 como lo celebraron. Ciertamente el 18 de septiembre de 1810 inició un proceso que culminó en la independencia en 1818. Nacía la República de Chile una idea de sustitución a la realidad hispana hasta entonces conocida. Desde entonces la nueva idea republicana intentó opacar y denostar el mundo anterior, lo hispano.

Este 12 de febrero se conmemoraron también los 482 años de la fundación de la Ciudad de Santiago de la Nueva Extremadura por don Pedro de Valdivia (1541). Esta vez la alcaldesa de Santiago Irací Hassler llevó a cabo un acto en el que no sólo denostó lo hispano, sino también lo republicano. Hoy vivimos un intento de nueva sustitución de relato refundacional que cae en el más profundo absurdo.

Es cierto que Valdivia llegó a la zona del Mapocho, lugar en el que había ciertamente asentamientos humanos, habitantes Picunches subyugados por los Incas. El Imperio Inca se había extendido hacia el sur y llegaba hasta la zona central de lo que hoy es Chile. Ellos ocupaban un territorio que en rigor no les pertenecía y sí subyugaban y explotaban a los habitantes de la zona. Esto es importante tenerlo en cuenta ya que los españoles reemplazaron a un ocupador por otro. La idea del “buen salvaje” de Rousseau dista mucho de la realidad. No podemos afirmar que Santiago (que no se llamaba Santiago) era una ciudad. No, no lo era. Había asentamientos, si. Ciudad, no.

Pedro de Valdivia decidió venir a Chile tras el fracaso de la expedición de Diego de Almagro, quien habiendo sido engañado por Francisco de Pizarro vino al sur en busca de riquezas inexistentes. Valdivia ya sabía que aquí no había oro. Buscaba trascender, como todo hombre, quería pasar a la historia. Llegó aquí y desde el cerro Huelén, hoy Santa Lucía eligió un lugar para asentarse y fundar una ciudad al modo hispano. Nacía Santiago de la Nueva Extremadura. El nuevo mundo, el nuevo hogar con el nombre de la región desde donde venían muchos conquistadores, Extremadura y con el nombre del apóstol, Santiago, cuyos restos habían convertido a España en Tierra Santa en el marco de la Reconquista.

Sí. Los españoles llegaron con la Espada y la Cruz. Con su visión de mundo y se mezclaron en el nuevo mundo con quienes aquí habitaban. Trajeron su religión y el idioma de Castilla y desde esa mixtura nació Chile. El proceso, como todo en la vida tuvo luces y sombras.

Decir que todo lo español es malo, es una caricatura falsa. Lo mismo el decir que todo lo español es bueno. Hay luces y sombras. Ni todos eran buenos, ni todo eran malos. Como en lo humano, había hombres buenos y malos. Lo mismo para los aborígenes y habitantes originarios. Había bondad y maldad. Pero lo cierto es que la mixtura se impuso y creó Chile.

Lo que somos se debe a esa mixtura. Hablamos y pensamos en Castellano que pasó a ser la lengua de España. Entendemos la urbe como lo hace el mundo Cristiano Occidental, porque con esos españoles que llegaron, llegó Occidente, una cultura con una visión propia de mundo que determina quiénes somos hoy. El pasado no se puede negar, ni manipular a conveniencia ideológica. Es lo que fue y siempre tienen luces y sombras y de lo bueno y lo malo, somos lo que somos.

Se celebraba la ciudad hispana, ese Santiago de la Nueva Extremadura de la que la señora alcaldesa es la máxima autoridad. Ciertamente a ella no le gusta ese pasado y desde un relato que enfatiza solo lo malo hispano y ensalza solo lo bueno del mundo anterior; pretende construir un relato falso. Su discurso lo hace en castellano y desde el prisma de la visión marxista, ideología occidental que instrumentaliza el indigenismo como modo de trasladar la lucha de clases a otra instancia.

Yo me pregunto si tienen conciencia que en el “Reyno de Chile”, porque fuimos Reino, y desde los españoles se construyó el relato del heroísmo del mundo pre hispano. Y que lo que sabemos de los héroes llamados indígenas (las Indias Occidentales) lo sabemos desde los españoles. Don Alonso de Ercilla y Zúñiga creó el canto inmortal y una de las mejores piezas literarias, La Araucana, ensalzada por el propio Cervantes.

El relato del heroísmo y el estudio y la escritura del mapudungun (era sólo una lengua oral) fue hecha por españoles eruditos y enamorados de ese mundo anterior. Somos un híbrido maravilloso, inmensamente creativo que no puede negar su ser, porque entonces sin saber quiénes somos, nunca sabremos a dónde vamos. 

Deja un comentario