En la Comisión del Trabajo y Seguridad Social del Senado, que analiza la reforma laboral, se escuchó a mucha gente y de diversos sectores. Algo muy positivo, considerando la relevancia de la discusión, pero no sé si tan productivo. Después de presenciar varias intervenciones, me quedé con la sensación de que mucho de esto se hace por cumplir. Los invitados disponen de un tiempo mínimo para expresar sus idea y los senadores muestran una disposición tan baja, que hace pensar que no le están dando a esta reforma la importancia que tiene para Chile y todos los habitantes.

¿Qué vi? Mucha intervención ideologizada, mucha acusación de inconstitucionalidad bastante poco rigurosa, que venía de lado y lado sin profundizar en nada. Mucho adjetivo (des) calificativo como reforma “obscena”, reforma que “obstaculiza”, reforma “increíble”, y palabras como “temor”, “vacíos” y otros que no tengo tan claro que aporten a esta discusión.

Por eso quiero destacar la presentación de Bernardo Fontaine, del grupo Reforma la Reforma. Además de señalar claramente cuáles son las falencias de esta reforma laboral, hizo propuestas concretas, que van en línea a resolver los problemas de inclusión, la falta de empleo, el ataque a las pymes, entre otros. Solicitó al Senado, por ejemplo, que la huelga, ya sea fuerte y costosa para el empleador, no paralice a la firma, permitiendo sustitución interna o externa con costos; que la adaptabilidad laboral llegue a la pyme, porque es necesaria para todos; que no se monopolicen los beneficios del sindicato, porque atenta contra la libertad de la empresa; que la titularidad sindical, que es necesaria, sea constructiva, y por tanto sea con representatividad; que se restituya el descuelgue de la huelga, hoy 21 de julio, hay 200 trabajadores de la línea 3 de metro que quieren trabajar, y les es impedido por 40; que la huelga sea pacifica, por tanto restituyendo sanciones a prácticas violentas. Veremos si alguna de estas propuestas claras y directas son tomadas en consideración.

Por último, dejó claro que no existen estudios contundentes que hablen de los efectos que esta reforma podría traer en cuanto a desigualdad, empleo, crecimiento y competitividad. De hecho, de los pocos estudios que hay se muestra que en el primer quintil el 70% no trabaja, y en el quinto quintil el 30% no trabaja, lo que indica claramente que en Chile se necesita más y mejor empleo, cosa que esta reforma no promueve.

¿El Senado se atreverá a realizar una reforma sin evidencia empírica de sus efectos? Espero que no, por Chile, espero que no.

 

Paola Cabezas, Abogada.

 

 

FOTO: PEDRO CERDA/AGENCIAUNO

Deja un comentario