A esta altura, uno se pregunta cómo los socialistas no toman distancia y más bien condenan a voz en cuello a Nicolás Maduro, el mayor paradigma del socialismo del siglo XXI, propuesta de Hugo Chávez de la que ya se descolgó Ecuador y sólo queda Bolivia en el continente.
Si es por sus resultados, todos aquellos que comparten el anti liberalismo y se emocionan con los experimentos comunistas y socialistas debieran estar renegando de Maduro, que se ha convertido en el mayor negacionista. El miércoles tuiteó que iba rumbo a Nueva York a la asamblea de las Naciones Unidas “a defender la verdad de Venezuela”. Por supuesto que no se hizo cargo que la crisis humanitaria se tomó ese plenario mundial, sino que pidió al organismo investigar un complot del imperialismo para derrocarlo, donde participó Chile. Ninguna prueba, porque él no las necesita. Él vive en el mundo perfecto, donde se da el lujo de rechazar abrir un canal de ayuda humanitaria a su pueblo que padece de hambre y falta de medicinas porque eso sería admitir que ha creado miseria en sus cinco años en el poder, y admitir cualquier cooperación internacional, cree, puede convertirse en una intervención política militar.
Es que Maduro se ha transformado en la mejor demostración de cómo los países se pueden destruir solos y no hay nadie que pueda atajar su aniquilación. Pueden derrumbar sus instituciones, terminar con la separación de poderes del Estado y someter al Congreso y al máximo tribunal de Justicia a una Asamblea Constituyente, hacer trampa en las elecciones, destruir la economía y no hay nada que hacer. Pueden acabar con la libertad, torturar, encarcelar y matar y, a lo más, se considera histórico que seis países, incluido Chile, por primera vez en la historia estén pidiendo investigar a la Corte Penal Internacional a otra nación firmante por delitos de lesa humanidad. Uno de los informes en que se basó la acusación fue encargado a un grupo de juristas por el secretario general de la OEA, Luis Almagro. Ese reporte, publicado en mayo, identifica 8.292 ejecuciones extrajudiciales desde 2015, 1.300 presos políticos… para qué seguimos, las cifras son aterradoras. Para dimensionar, el Informe Rettig concluye en 1991 que en total 2.279 personas perdieron la vida entre 1973 y 1989 en Chile, de las cuales a 164 los clasifica como víctimas de la violencia política y 2.115 de violaciones a los derechos humanos.
No hay manos que puedan impedir que los venezolanos estén obligados a convertirse en inmigrantes que deben esconder sus títulos profesionales para empezar a pasar el trapero y la escoba en otros destinos.
¿Quién detiene la caída, los 2,3 millones de personas que han abandonado el país desde 2014, la mayoría con poco más que lo puesto, atiborrando campamentos de refugiados en Brasil y Colombia? Es la diáspora más grande de la historia de América, y sin haber guerra de por medio, como en Siria, pero no hay manos que puedan impedir que los venezolanos estén obligados a convertirse en inmigrantes que deben esconder sus títulos profesionales para empezar a pasar el trapero y la escoba en otros destinos, como Chile.
La vía diplomática ha demostrado su incapacidad para impedir que gobiernos arruinen a sus habitantes y su economía. El FMI habla que este año habrá un millón por ciento de inflación, una nación otrora rica que ahora produce menos petróleo que hace 30 años. Esta semana Estados Unidos volvió a aplicar sanciones económicas al círculo de hierro de Maduro, congelando los fondos de los que sistemáticamente saquean lo que queda de la riqueza de Venezuela, acusó el secretario del Tesoro Steven Mnuchin. Quieren socialismo, condenan a la miseria a su propia gente, pero la esposa, la cabeza de la todopoderosa Asamblea Nacional Constituyente, el militar de más alto rango, el Canciller, la vicepresidenta y el vicepresidente económico encuentran fortunas que ponen a resguardo en la cuna del capitalismo.
¿Cómo van a tener efecto las sanciones si hay otros socialistas en versión marxista o neo comunista que le prodigan respaldo y recursos? A Maduro lo apaña un listado de regímenes poco democráticos, como Cuba, Corea del Norte, pero encabezan la nómina China y Rusia. El funcionario de la Cancillería usó palabras similares a las que escuchamos en grupos de izquierda en Chile para oponerse a las sanciones de Estados Unidos, reivindicando el derecho a la autodeterminación del pueblo, el “derecho de elegir por cuenta su orden político y económico”… ¡qué ironía! Si buscan su interés económico ligado al petróleo. China le ha prestado alrededor de 50 mil millones de dólares en la última década y en el viaje del jerarca a Beijing en septiembre, le aseguró todo su respaldo. Un voucher para prolongar más la agonía de la descendencia de Simón Bolívar.
Donald Trump amenazó la semana pasada que el gobierno chavista “podría ser rápidamente derrocado si los militares deciden hacer eso”. Pero no hay apoyo regional ni en su país. Trump insistió en que todas las opciones están sobre la mesa, “las fuertes y las menos fuertes”. Pero no es cierto y, las experiencias de intervención militar han resultado desastrosas. Nadie puede salvar al pueblo de Venezuela de la tragedia que se creó el día que usó la democracia para elegir a quien se encargaría de destruirla, reivindicando el sueño socialista bolivariano. Sólo la velocidad de aniquilamiento puede hacer más rápido el desenlace de lo que fue con los llamados socialismos reales. Porque el Muro de Berlín no lo desmontó el capitalismo y la URSS no cayó por la intervención imperialista. Se derrumbaron desde dentro, pero tuvieron que pasar 44 y 70 años.
FOTO: DAVID VON BLOHN/ AGENCIAUNO