Ad portas del cambio de gabinete, que parece será principalmente de subsecretarios y otros, vale la pena enfatizar que es el Presidente el que debe fijar el rumbo de una vez: si sigue zigzagueando entre las aguas del socialismo democrático y la izquierda ultra del Partido Comunista y el Frente Amplio, o se decide a poner la quilla hacia una dirección única.
Por supuesto que puede seguir perturbando al país entre una senda y otra, donde parece dolerle enmendar el rumbo de su oferta revolucionaria, que él llama “transformadora”. Pero si así lo resuelve, sin imponer un claro sello de cambio en las modificaciones a sus equipos, mantendrá la mala evaluación ante la ciudadanía y seguiremos marcando el paso en todas las áreas. Desde la inversión a la educación.
Aunque muchos analistas dicen que el Presidente Boric abrazó la socialdemocracia cuando después de la estrepitosa derrota del plebiscito incorporó a figuras de “los 30 años” en Interior y Segpres, la realidad arroja otro diagnóstico. Porque fue él quien resolvió indultar a delincuentes protagonistas del 18 octubre, fue él quien le ha dado pensiones de gracia a medio millar de ellos que se ha negado a identificar, fue él quien condicionó promulgar el TPP 11 a las “side letters”. Es él, además, responsable de que sus ministros sigan ofreciendo negociaciones colectivas ramales y no hayan cedido en nada fundamental en las propuestas tributaria y previsional.
El hecho de desplegar las FF.AA. por enésima vez en el sur y ahora en las fronteras del norte, no convierte a Boric en socialdemócrata. Más bien revela su imposibilidad de restaurar las capacidades del Estado para resguardar el orden público y darle seguridad a la población. La tarea de demolición de instituciones fue exitosa y lograron inhibir al Estado en su misión más primaria y ahora no saben cómo recuperarla o no les interesa. Lo claro es que el diálogo intercultural con los grupos mapuches insurgentes no terminó con la violencia en 4 regiones del sur y que la colaboración con los países fronterizos, que alardeaban como solución, no ha existido. Por eso los ingresos clandestinos no paran y se han inhibido incluso para reconducirlos a Bolivia, que se ha convertido en la principal vía de ingreso ilegal.
La mejor demostración de cómo continúa actuando dividido Boric es el Decreto Supremo que dictó para el “resguardo de las áreas de las zonas fronterizas” (DS N°1). Sin duda hubo un intento de dejar contentos a los que piden la protección de las FF.AA., pero también procuró satisfacer a sus aliados de Apruebo Dignidad incorporando una serie de restricciones, que se traducen en que más que por facultades para actuar, deberán imponerse sólo por presencia.
El decreto las faculta para hacer un control de identidad sólo cuando exista indicio “que hubiere cometido o intentado cometer” un delito y eso no se aplica a los inmigrantes ilegales porque este acto constituye una falta, no un delito. Además, las autoriza a efectuar el control de identidad preventivo de las policías, que regula la ley 20.931. Esta normativa indica que debe ser en el lugar mismo y que si no es posible lograr la identificación por cualquier medio y por no más de una hora, deben liberarlo.
Por último, solo podrán hacer uso de sus armas de fuego, frente al narcotráfico y crimen organizado que campea en las fronteras, observando 9 principios y siguiendo 10 reglas. Entre ésta, después de emplear disuasivos de fumígenos (regla Nº3); de dispositivos o armamentos no letales (Nº4); de armamento antidisturbios (Nº5); de preparar el arma (Nº6), y, finalmente, hacer disparos de advertencia previos (Nº7).
No es broma. La confusión que produce leer el DS Nº1 es la misma falta de claridad que tiene Boric para decidir la dirección de su gobierno. Y por eso sus ministras se disocian.
La del Interior PPD, empujando para “actualizar” el programa refundacional a la realidad y la vocera comunista, insistiendo en que hay que “saber concretar los compromisos programáticos”.