Estos días presenciamos algo inédito: el Socialismo Democrático comienza a dudar acerca de la conveniencia de este pacto con el Frente Amplio y el Partido Comunista que lo llevó a apoyar a Gabriel Boric en segunda vuelta y a asumir cargos en su gobierno.
Se multiplican las críticas en el socialismo, partiendo por su presidenta Paulina Vodanovic, quien consideró “un tremendo error” “no condenar tajantemente la violencia” desatada con el 18 octubre y no defender los logros de los 30 años. Fueron varios otros senadores del PS los que la secundaron en el mea culpa (Juan Luis Castro, Fidel Espinoza, Gastón Saavedra y Alfonso de Urresti). Pero el cuestionamiento comenzó antes, cuando después del desastroso resultado para el Socialismo Democrático en la elección del Consejo Constitucional, la presidenta del PPD, Natalia Piergentili, insinuó que la derrota era producto de seguirle hablando a “los monos peludos, al 30%, a los compañeres”, a este grupo que se atrinchera en la “agenda de identidad sexogenérica y todas esas leseras”.
Esta semana incluso el ex presidente de la Cámara de Diputados, el PPD Raúl Soto, votó una resolución impulsada por el Partido Republicano que le pidió al Mandatario considerar solicitarle la renuncia al ministro Jackson.
¿Por qué ahora si la ex Concertación estuvo dispuesta a dejarse reemplazar por el Frente Amplio, culposa y comprensiva? Porque “son nuestros hijos”, como admitió alguna vez Michelle Bachelet, quien los incorporó a su segundo mandato, junto al PC, y ejecutó el cambio del sistema electoral, gracias al cual los críticos de la transición igualaron al Socialismo Democrático en la Cámara en la última parlamentaria.
El exministro y diputado socialista Osvaldo Andrade repitió una consigna de la Unidad Popular esta semana “este es un gobierno de mierda, pero es mi gobierno”. Días antes el senador Juan Luis Castro, también del PS, admitió que le daba “una vergüenza enorme estar apoyando al gobierno”
¿Por qué ahora cuando hicieron coro a los intentos del Frente Amplio y el PC de botar al gobierno anterior por la vía insurreccional de la violencia y después se plegaron a redactar y aprobar una Constitución revolucionaria que dividía a Chile en 12 pueblos?
Pareciera que lo que rebalsó la paciencia no es el mal resultado de esta administración. No se trata tampoco de que pierde todas las elecciones (plebiscito de salida y elección del Consejo Constitucional) o de sus graves problemas de gestión (seguridad, salud-isapres, y qué decir en educación), sino que de la incapacidad para enfrentar el más grave caso de corrupción que hemos tenido y que compromete 15 mil millones de pesos hasta ahora. Las renuncias de autoridades por goteo, los casos que van saltando uno a uno, la falta de liderazgo para frenar la crisis y dar un golpe de timón es lo que le impugnan a La Moneda
Nada fácil la decisión del Socialismo Democrático, porque son sus huestes las que están prestando ropa al mismo gobierno que los incomoda en Interior, Hacienda y Segpres. Ministros Tohá y Elizalde han procurado frenar la sangría y la titular de Interior incluso intervino para que no se reelija como presidenta del PPD a Piergentili, buscando colocar una cara más amable para la ultra izquierda, como el senador Jaime Quintana.
Pero este otro año, antes de las municipales, el Socialismo Democrático tendrá que despejar la conveniencia de seguir montado en un gobierno del 30% que hace retroceder al país y le allana el triunfo electoral a la derecha… o hacer la pérdida y recuperar el poder que entregó sin pelear a la extrema izquierda. Esa es la duda.