La elección de Elisa Loncón dejó un buen sabor de la instalación de la Convención Constituyente, evitando que se convirtiera en un día de amarga frustración. Los actos de violencia previos en la calle, con ataques a carabineros que vimos en videos en redes sociales (más que en las cámaras de TV), los golpes en la mesa de ceremonia por parte de algunas constituyentes para impedir que la secretaria del Tricel, Carmen Gloria Valladares, iniciara el acto, y el reemplazo del himno nacional por proclamas a favor de los “presos políticos” no auguraban nada bueno. El manejo de la situación por parte de Valladares, así como la forma en que se desarrolló la elección de la presidenta y vicepresidente de la Convención Constitucional (CC), envolvió en un tono republicano la instalación del proceso constituyente que amenazaba con terminar en cualquier cosa.

Enhorabuena por Chile, porque la elección de ayer evidenció que en la disputa de las extremas izquierdas, el Frente Amplio se impone al PC. Aunque ambas izquierdas fueron juntas a la elección de convencionales, se separaron al momento de elegir su candidata a dirigir la Convención, imponiéndose la carta levantada por 7 convencionales mapuches y apoyada por el Frente Amplio y el PS. Isabel Godoy, la apuesta del comunismo, que ha buscado unir fuerzas en la CC con el grupo más radicalizado de la Lista del Pueblo, obtuvo la segunda votación.

Loncón es una lingüista y profesora de inglés con vasta experiencia en lo público, con estudios no sólo en Chile, donde tiene un doctorado en Literatura en la PUC, sino que en Canadá, Holanda y México. En los 90 integró el Consejo de Todas las Tierras dirigido por Aucán Huilcamán y aseguran que fue una de las diseñadoras del emblema Wenufoye, identificada como la bandera mapuche que se hizo popular a partir del 18 de octubre, flameando en cuanta movilización y protesta se realizó hasta el día de hoy.

Previo al domingo, se podía identificar a Loncón con las posturas más radicales. Estuvo entre los 34 constituyentes de la Vocería de los Pueblos que llamó a desconocer el acuerdo que dio inició al proceso constitucional, abogando por poderes soberanos de la Convención y la excarcelación de los denominados “presos políticos”.

Aunque ella fue electa por el distrito indígena entre Coquimbo y la región de Maule, nació en Traiguén y ha enjuiciado como una “política genocida” la relación del Estado chileno con su pueblo mapuche, exigiendo la devolución de todas las tierras a sus comunidades. Es más, en una visión muy excluyente, la semana pasada señaló que Marcela Cubillos y Cristián Mockeberg, electos para redactar la nueva Constitución, igual que ella, “son personas de privilegios que no merecen estar en la Convención”.

Su discurso de asunción, sin embargo, fue uno más inclusivo que rupturista, haciendo énfasis en representar a la diversidad: desde regiones a las mujeres y los niños, a la diversidad sexual y, por supuesto, desde su identidad, pidió un Chile con plurinacionalidad y plurilenguista. No vimos ninguno de los mensajes descalificadores y rupturistas con que los frente amplistas suelen engalanar sus discursos de asunción.

Del manejo de Loncón dependerá en buena parte que el proceso constituyente llegue a buen término, luego que la Lista del Pueblo y los candidatos del PC no alcanzaran ni a la presidencia ni a la vicepresidencia. En este cargo también quedó un hombre electo en cupo del Frente Amplio, el abogado Jaime Bassa, con amplio manejo y mucho más político que la dirigenta.

Loncón señaló ayer al finalizar la ceremonia que la habían pedido que “instalemos una petición para amnistiar a los prisioneros de la revuelta y del Walmapu”. Fue un gesto testimonial y no de intervención en otros poderes del Estado.

No se podía esperar menos cuando la pelota está en la cancha de izquierda, que tiene muchos más jugadores en este partido que los conglomerados de centro derecha. Aún así, los candidatos de Chile Vamos obtuvieron la segunda mayoría en las dos elecciones de ayer, repitiéndose que, aún en minoría, constituyen el primer bloque de la Convención y pueden actuar unidos. Les queda por demostrar, sin embargo, cuánto podrán influir sobre el amplio arco de adversarios y no convertirse en irrelevantes a la hora de definición de los contenidos del nuevo texto constitucional.

En una entrevista, la nueva presidenta Loncón llamó días atrás a perder los miedos frente a una candidata mapuche, asegurando que “se puede dialogar con nosotros”. En la medida en que la dirigenta mantenga el diálogo, podrán las partes invocar silencio por sus propios muertos, como ocurrió ayer, sin que ello signifique faltar al respeto mutuo o saltarse las reglas de la CC. Eso es lo que no ocurrió ayer en la instalación y es lo mejor que se podría esperar para adelante.

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