Independientemente de lo que creamos debiera ser el criterio que usen las personas para decidir su voto para el 4 de septiembre, para muchas, su decisión de votar Rechazo o Apruebo se basará en una consideración muy simple: si la gente cree que el país y ellos están hoy mejor que el 18 de octubre de 2019, lo más probable es que voten Apruebo; si, en cambio, creen que el país va por un mal rumbo y que las cosas están hoy peor que antes del estallido social, lo más probable es que voten por rechazar el texto de la nueva constitución propuesto por la convención constitucional. 

En la campaña presidencial de 1980 en Estados Unidos, el candidato republicano Ronald Reagan hizo una pregunta que se ha convertido en una consideración central en cualquier campaña electoral. En el minuto final del único debate presidencial realizado entre él y el presidente demócrata Jimmy Carter, Reagan preguntó a los estadounidenses si creían que estaban mejor que 4 años antes. Reagan insistió preguntando si era más fácil ir de compras al supermercado que cuatro años antes, y si el país se sentía más seguro. El candidato republicano luego dijo que, si la gente creía que el país estaba mejor, su decisión era obvia (votar por la reelección de Carter). Pero si la gente creía que el país iba por un rumbo equivocado, Reagan era la mejor opción. 

En democracia, la complejidad de todas las cosas que están en juego y la multiplicidad de asuntos que importan a la gente hace que la decisión sobre por quién votar obligue a analizar demasiados factores. Por eso, los electores muchas veces terminan optando por un camino más simple —un atajo de información— y simplemente evalúan si creen que el gobierno lleva al país por la dirección correcta. Cuando creen que el país va por mal rumbo, las personas tienen más probabilidad de votar por una candidatura de oposición. 

El plebiscito del 4 de septiembre no es una elección presidencial. Pero a diferencia de una primera vuelta presidencial, cuando hay múltiples opciones, el plebiscito tiene solo dos. Las personas que creen que el país va por el camino correcto, y que las cosas que se han hecho desde el 19 de octubre han ayudado a que este sea un mejor país, votarán por el Apruebo. Esto no quiere decir que estén de acuerdo con todo lo que dice la nueva constitución o que desconozcan los escándalos de la convención constitucional o los excesos indigenistas y maximalistas del texto. Pero aquellos que creen que el país hace lo correcto al avanzar por el sendero constitucional trazado por la convención van a votar, con más o menos convicción, por el Apruebo.

En cambio, aquellos que creen que Chile ha tomado el rumbo equivocado y que las cosas han empeorado tendrán una mayor inclinación a votar Rechazo. Aquellos que sienten que las cosas están peor ahora que antes, que la inflación les ha robado su capacidad de consumo, que la delincuencia ha empeorado su calidad de vida y los que creen que el país va por mal rumbo, votarán Rechazo.

Para muchos electores, la decisión del Apruebo y del Rechazo tiene que ver con la evaluación que hace respecto al rumbo que lleva el país más que con el contenido de la nueva constitución. Por eso, la campaña televisiva que se inicia esta semana para informar a la población debiera enfocarse en la realidad que perciben las personas más que en los detalles del texto de la nueva constitución. 

La gran mayoría de los chilenos nunca leyó la constitución actual y no conocen tampoco el texto de la constitución propuesta por la convención. Es verdad que la gente muestra interés en cuestiones puntuales, como las promesas de derechos garantizados (los regalos en la constitución «arbolito de Pascua»), pero la gran mayoría de las personas no es capaz de entender las diferencias entre los poderes y atribuciones del Ejecutivo y del congreso que existen en la constitución actual y los que propone el nuevo texto. Por ejemplo, la gran mayoría de las personas no sabe cuántos legisladores propone el nuevo texto constitucional. Los expertos se apurarán en señalar que habrá al menos 155 curules en la Cámara, más aquellos reservados para representantes de pueblos originarios; en la Cámara de Regiones, en cambio, habrá al menos 3 por región. 

Si bien es esencial educar a las personas sobre el contenido del texto constitucional, la decisión que tomen el 4 de septiembre estará influenciada más por su evaluación sobre el rumbo que lleva el país que por el texto de la constitución propuesta. De ahí que, especialmente para aquellos indecisos que muestran poco interés en las cuestiones políticas, la pregunta clave el 4 de septiembre será: ¿crees que el país y tu situación personal están mejor hoy que el 18 de octubre de 2019? 

*Patricio Navia es sociólogo, analista político y profesor de la UDP.

Sociólogo, cientista político y académico UDP.

Deja un comentario