Aunque muchos están tentados a explicar los resultados de la primera vuelta, lo más importante ahora es leer esos resultados para entender el mensaje de la gente. Ahora que José Antonio Kast y Gabriel Boric empiezan la campaña para atraer a una mayoría de ese 46% de personas que optó por otra candidatura presidencial, deberán ir a la conquista del voto más moderado.

Como Kast era el candidato más a la derecha y a su vez, salvo por Artés (1,4%), Boric el que estaba más a la izquierda, ambos deberán ir por los votantes más moderados que apoyaron a Parisi (12,9%), Sichel (12,7%), Provoste (11,7%) y Marco Enríquez-Ominami (7,6%). Si bien parece razonable suponer que la mayoría de los votantes de Sichel optarán por Kast y los de Enriquez-Ominami irán por Boric, la pelea más bien estará en atraer a los votantes de Parisi y Provoste. Aunque los votantes que apoyan al PDC son resistentes a apoyar a candidatos de derecha, en ese partido hay una fuerte resistencia también hacia el PC, el partido más importante de la coalición de Boric. Luego, Boric deberá ser especialmente cuidadoso para construir puentes que atraigan a los votantes de Provoste.

En el pasado, la opción que tradicionalmente usó la izquierda para consolidar la unidad con el centro fue la pinochetización de la elección. Al convertir la contienda en un nuevo plebiscito sobre Pinochet, la izquierda y el centro siempre encuentran un punto de unidad. Pero como Pinochet murió en 2006 y la constitución de Pinochet ya va de salida, el efecto unificador de pinochetizar la elección pudiera no ser suficiente en esta campaña de segunda vuelta. Además, como Boric representa una opción claramente más a la izquierda que lo que en su momento fueron Lagos o Bachelet, sumar casi toda la votación de Provoste a la opción de Boric será sustancialmente más complejo.

Desde el comando de Kast, se asegurarán de repetir que el PC será el partido que dirigirá la orquesta si Boric llega a ser presidente. Como tiene poca experiencia política y su corta edad y lapsus mentales generan fundadas dudas sobre su preparación, Boric deberá ser especialmente convincente para disminuir las aprensiones que hicieron que solo un 25,7% de las personas le confiaran su voto en primera vuelta.

Kast también tendrá problemas para atraer a los votantes de Sichel. Sus posturas conservadoras en lo valórico y sus posiciones de derecha dura en lo político son difíciles de tragar para muchos en la derecha más liberal. Pero ahí el discurso del miedo al comunismo será una poderosa herramienta para disciplinar a los votantes de derecha. Entre irse a vivir a una casa de okupas o vivir en un monasterio por cuatro años, da la impresión de que una buena parte de la derecha preferirá el discurso de la ley y orden. Además, como Kast ha logrado realizar una toma amigable de la coalición de derecha, los tecnócratas y lideres políticos de ese sector que se sumen a la campaña de Kast harán más fácil la transición de los votantes de Sichel al mundo de Kast.

Precisamente porque no es fácil clasificarlos en el eje izquierda-derecha, los votantes de Parisi parecen ser el premio más ansiado para la segunda vuelta. Aunque es un grupo heterogéneo, parece razonable definirlos como anti-sistema pero no anti-modelo económico. El discurso de Parisi critica fuertemente a la elite política y empresarial chilena, pero no busca superar el capitalismo. En su discurso, Parisi, que vive en Estados Unidos y en cuyos spots de campaña de 2013 orgullosamente manejaba un auto de lujo, quiere que el capitalismo funcione para todos. Si la campaña de Kast logra arrinconar a la de Boric como democracia versus comunismo, Boric tendrá problemas para atraer a los votantes de Parisi. Si a su vez, Boric logra arrinconar a Kast en el eje democracia versus fascismo/pinochetismo, los votantes de Parisi pudieran terminar masivamente absteniéndose en segunda vuelta. Como Boric estima que, para ganar, basta con sumar los votos de Provoste y ME-O, que superarían la suma de los votos de Kast y Sichel, la abstención de los votantes de Parisi le haría más daño a Kast.

Por otro lado, aunque todos siempre digan que hay que atraer a votantes que se abstuvieron en primera vuelta (más de la mitad de los electores habilitados para votar), el hecho concreto es que cuando la gente no vota, es difícil convencerlos a que lo hagan. Aunque aumente un poco la participación en segunda vuelta, es ilusorio pensar que la participación aumentará sustancialmente. Es más, el desafío de los candidatos más bien será en lograr que los que votaron por otras opciones en primera vuelta no se queden en la casa en la segunda vuelta.

En sus discursos de victoria, ambos candidatos dijeron querer sumar a los votantes que quedaron huérfanos después de la primera vuelta. Pero Kast habló de forma más directa y clara a esos votantes, con un discurso de inclusión y de ley y orden. Boric se dedicó más bien a hablarle a sus bases de izquierda. Aunque todavía quedan 4 semanas y habrá oportunidades para enmendar y la campaña tendrá aciertos y errores en ambos bandos, da la impresión de que, al menos ahora, Kast entiende mejor que Boric el desafío de atraer a los moderados. Eso es importante porque el que sume más moderados será el próximo presidente de la república.

Patricio Navia

Sociólogo, cientista político y académico UDP.

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