“Todos los países que han transitado al pleno desarrollo en los últimos 100 años hicieron un esfuerzo estratégico, sostenido y persistente por mejorar su competitividad internacional”. “Ese también ha sido el caso de Chile de las últimas décadas. El primer paso fue la reducción unilateral de los aranceles a las importaciones, hace ya 40 años”. “El desafío que Chile enfrenta para el futuro es la inserción internacional en la nueva economía digital, de la inteligencia artificial y la robótica. Ese profundo cambio tecnológico exigirá importantes decisiones. ¿Dónde están los aranceles de la nueva economía? No se encuentran en las glosas arancelarias del comercio exterior. Aunque la discusión sobre cómo armonizar los tributos internacionales a los servicios y a las remesas por el pago a dichos servicios al exterior está en plena discusión, Chile debe evaluar si toma una decisión unilateral de apertura a los servicios de la nueva economía digital, lo que facilitaría la modernización de nuestras empresas y los servicios que demandan nuestros consumidores”.

Las citas anteriores fueron tomadas del capítulo X del Informe + 100 Propuestas para el Desarrollo Integral de Chile, una comisión presidencial transversal convocada por el Presidente Piñera, que evacuó su informe en noviembre de 2018 y que tuve el privilegio de integrar. La propuesta número 9 de ese capítulo dice: “Evaluar reducir el impuesto adicional a la renta que grava a profesionales y a los servicios importados del exterior, que en la práctica es un “arancel” de importación de dichos servicios. Una posibilidad a estudiar es su reemplazo por el IVA a la importación de todo tipo de servicios”.

En el proyecto original de modernización tributaria, el gobierno propuso un nuevo impuesto único del 10% a los servicios digitales importados del exterior, es decir un nuevo “arancel” de esa magnitud. Se trata de los servicios tales como Netflix, Spotify, descarga de video juegos, publicidad en redes sociales, contratación al exterior de servicios de software, plataformas o infraestructura (SaaS, PaaS e IaaS, por sus siglas en inglés), entre otros. Aunque muy pocos lo sabían, todos estos servicios representan una remesa de pagos al exterior y estaban gravadas con un impuesto adicional del 30%. Nadie se daba la molestia de ir a la Tesorería General de la República a pagar dicho impuesto mensualmente, por lo que, estrictamente hablando, todos los usuarios de Netflix nos encontramos en incumplimiento tributario. De una forma algo mágica y también sorpresiva, el acuerdo que firmaron la Democracia Cristiana y el gobierno eliminó el “arancel” del 30%, desechó la alternativa del 10% propuesta originalmente, y lo reemplazó por el IVA.

El IVA permite que un emprendedor exportador de servicios digitales o de cualquier tipo reciba de vuelta el IVA de los insumos digitales importados para desarrollar su producto de exportación. Todas las empresas que requieran importar dichos servicios como insumos y que deseen vender en Chile esos servicios, podrán utilizar el IVA compra de la importación como crédito contra el IVA venta de sus servicios. Nuevamente Chile aparece con una propuesta de punta, que sin duda será imitada en el resto del mundo.

Sin embargo, en el Senado será necesario una corrección para que completemos esta revolucionaria propuesta por el desarrollo integral de Chile. El proyecto que salió de la Cámara de Diputados solo considera que las ventas de estos servicios a personas naturales esté gravada con IVA, en reemplazo del impuesto adicional a la renta. Las ventas de estos servicios a las personas jurídicas sigue gravada por el impuesto adicional del 30%. Es imprescindible eliminar ese “arancel” y reemplazarlo con IVA. Estamos entonces a la espera de que el Senado pueda completar esta propuesta, pro emprendimiento, y que pone a Chile en la cresta de la ola en materia de la integración de su economía a la nueva economía digital.

@patricioarrau