En esta crisis del coronavirus, podemos dividir a los chilenos en dos grupos: los que pueden usar internet y los que no.

Los del primer grupo se están haciendo más eficientes. Han aprendido a manejar los softwares de reuniones (Zoom, Teams, Skype, Webex, etc.), se han dado cuenta de la cantidad de reuniones que se pueden eliminar y/o reducir, han lidiado menos con la impuntualidad (la puntualidad en conectarse es mucho mayor que la presencial), pudieron sacar su clave única desde la casa, compararon precios de las mercaderías por internet, compraron online, postergaron las cuotas de sus crédito en condiciones ventajosas, obtuvieron en línea los beneficios que otorga el Estado, enseñaron a sus hijos a hacer tareas online e incluso emprendieron un nuevo negocio en forma totalmente virtual.

Los del segundo grupo, en cambio, están retrocediendo. Tuvieron que hacer colas en las comisarías para sacar permisos, lo mismo para comprar en el supermercado. Tuvieron que adquirir productos más caros, sus hijos no pudieron seguir las clases virtuales, perdieron horas y se arriesgaron a contagios en largas filas. En el plano laboral no pueden acceder al teletrabajo, se perdieron las reuniones en que el resto sí participó, es más probable que los despidan por quedar obsoletos y les costará mucho más emprender.

Afortunadamente el uso de internet ha mejorado significativamente en Chile, aumentado desde un 58% el 2013 a un 80% el 2020.

Sin embargo, existe aún una gran brecha digital que se puede descomponer en los siguientes factores:

  1. Ciertos segmentos tienen un uso y acceso bajo a internet, principalmente los mayores de edad años, los que viven en zonas rurales, los que viven en ciertas regiones del país como O´Higgins y la Araucanía, y la población de menor estrato socioeconómico.
  2. El uso de internet es un indicador insuficiente para medir la digitalización. Alguien puede usar internet, pero en forma limitada porque tiene pocos minutos disponibles, su señal es mala, sólo lo tiene en el celular, o no sabe bien cómo usarlo. Un estudio del Observatorio CAF del Ecosistema Digital muestra que en Chile el uso de internet se limita mucho a la comunicación y redes sociales, y el índice de resiliencia digital del hogar (que mide la profundidad de uso de internet) alcanza un 42 en Chile mientras que en la OCDE un 54. Otro estudio reciente, “Barómetro de la Brecha Digital Social”, estima que el 73% de los entrevistados presenta dificultades para el uso de servicios digitales.
  3. Aun cuando las personas tengan acceso a internet y estén capacitadas para usarlo a cabalidad, existen muchas trámites, gestiones y acciones que aún no están disponibles para ser realizados en línea. Un ejemplo clásico de esto último son las notarías, que son un inexplicable oligopolio que impide hacer trámites en forma remota.

La digitalización es tan importante que las Naciones Unidas lo ha declarado un derecho básico. Proveer este derecho básico al 100% de la población debiera ser una prioridad nacional que contempla acceso, capacitación, entrenamiento y transformación de los procesos presenciales a digitales. Se han hecho grandes avances, principalmente en infraestructura y acceso, pero existen segmentos y sectores rezagados que requieren políticas públicas y privadas más agresivas.

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