Cuando comencé a escribir esta columna, busqué “mujeres líderes” en Google, pero antes de poder terminar de redactar dichas palabras, las sugerencias inmediatas que lanzó el popular buscador de internet fueron “mujeres lindas” y “mujeres locas”. ¿Dónde están las mujeres líderes? Sin duda que las hay, pero, ¿serán más bien casos excepcionales? ¿Fallas del sistema?

De acuerdo al primer Informe de Mujeres en Alta Dirección (IMAD), elaborado por la Dirección de Estudios Sociales UC y Mujeres Empresarias, en Chile sólo el 8% de puestos de alta gerencia en grandes y medianas empresas es ocupado por mujeres. Y si bien ha habido cambios con el tiempo, el mercado laboral aún tiene muchas falencias que perjudican a las mujeres más allá de la brecha salarial. El prejuicio en algunos sectores empresariales respecto de la contratación de mujeres que se encuentran en la etapa de formar familia, por ejemplo, sigue muy latente, ya que la maternidad es vista como una carga.

Las políticas laborales siguen considerando roles estáticos del hombre y la mujer en la sociedad. El fuero maternal o la obligación de tener salas cunas cuando se tiene 20 o más trabajadoras, son políticas públicas que no consideran el rol del hombre en la familia. La inequitativa participación entre hombres y mujeres en la vida familiar imposibilita sobre todo a estas últimas a crecer en el ámbito laboral.

Dar pasos hacia la igualdad de oportunidades permitirá a más mujeres ocupar puestos de liderazgo y abrir así el espectro de cualidades existentes en un equipo de trabajo, como también eliminar prejuicios a la hora de elegir nuevos candidatos y abrir espacios en trabajos en los que comúnmente sólo participan hombres o sólo participan mujeres.

Las empresas aún no ven en la diversidad de sus trabajadores una oportunidad para trabajar nuevas visiones y alternativas que se adecúen con los cambios sociales y culturales que se están gestando. La rápida evolución en varios sectores, tales como la tecnología o la ciencia, son sólo indicios de que el mercado tiene que traer ideas más versátiles, capaces de adaptarse a nuestra realidad, que sean sustentables en el tiempo y que refuercen la complementariedad que se puede generar entre hombres y mujeres.

El mercado laboral chileno está sin duda evolucionando, pero ese 8% nos demuestra que sigue en deuda y que queda mucho por hacer para eliminar las barreras para que las mujeres sigan escalando en las empresas, para que no sólo las “fallas del sistema” logren llegar a los puestos directivos.

 

Anna Hanke, directora de Formación de IdeaPaís

 

 

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