Michèle Labbé: Cuando no es necesario optar
Podemos recuperar el crecimiento económico y nuestra salud mental sin aumentar el número de contagios si es que somos lo suficientemente responsables para adoptar las medidas de autocuidado que las autoridades sanitarias nos han mandatado.
Esta pareciera ser la disyuntiva que enfrentan las autoridades en los últimos días. En efecto, el ministro de Salud Enrique Paris anunció hoy que encargó a las subsecretarias de Prevención del Delito (Katherine Martorell) y de Salud (Paula Daza) analizar el permiso de vacaciones, pues el supuesto que se ha expandido entre los medios de comunicación y muchos alcaldes es que son estos permisos los que han permitido la proliferación del virus en regiones durante el mes de enero.
De ser cierto este supuesto, las autoridades se verían enfrentadas a una segunda decisión en búsqueda del mal menor, pues tal como lo expresó el Ministro hoy, los permisos de vacaciones tienen un objetivo específico, cual es dar un descanso mental a los ciudadanos después de la tensión que genera las cuarentenas. Este descanso es sumamente importante si consideramos que entrado el invierno 2021, la situación epidemiológica podría volver a empeorar (más que la actual), y por tanto, podríamos vernos enfrentados a un estrés similar o peor (por ser reiterado) al del 2020.
Para mí, esta disyuntiva entre salud mental y salud física es una falacia tan grande como la disyuntiva entre salud y economía.
Durante toda la pandemia, tanto las autoridades como los medios han parecido creer que cuidar la economía implica no decretar cuarentenas, y que eso iría en contra de la salud de los chilenos. Asimismo, durante las últimas semanas se discute en todos los noticiarios y matinales si es necesario derogar el permiso de vacaciones para evitar que los números de contagios sigan creciendo, lo que indica que la creencia popular es que cuidar la salud mental -al permitir que los ciudadanos puedan salir a veranear- incrementa los contagios, deteriorando la salud de la población.
Ambas disyuntivas son absolutamente falsas; es decir, pudieron ser verdad al inicio, cuando la población en general obedecía las restricciones establecidas. Hoy, después que muchas comunas han pasado varios meses en cuarentena, cuando es verano y cuando, de alguna manera, la sicología de los seres humanos, en especial de los más jóvenes, nos lleva a minimizar los riesgos de contraer la enfermedad y de contagiar a nuestros seres queridos, dicha disyuntiva dejó de ser verdad.
El tristemente famoso y fuerte incremento en los contagios que se dio en Cachagua durante las celebraciones de fin de año es producto del incumplimiento de las normas dictadas por las autoridades de salud, y por tanto en nada incidió la fase en que se encontraba la comuna en cuestión. En efecto, nuevos estudios de causalidad indican que no existe una relación directa entre las cuarentenas y el número de contagios, que no serían producto de las restricciones sino a los hábitos de autocuidado.
El ejemplo más claro es la minería. Algunas mineras casi no sufrieron caídas en su producción en 2020 y no hubo contagiados entre trabajadores. La razón es que en la minería, el que no cumple las condiciones de seguridad es inmediatamente sacado de la empresa.
Con ello queda de manifiesto que es el cumplimiento de las condiciones de autocuidado establecidas por las autoridades -de aforo, mascarilla (bien puesta y no debajo de la nariz) y lavado de manos- lo que evita el contagio; no medidas drásticas como las cuarentenas.
Es demasiado importante entender que debemos aprender a vivir bajo nuevas circunstancias y esas nuevas circunstancias se llaman pandemia. Lamentablemente el virus muta y por ello hay nuevas cepas que están empezando a descubrirse, siendo muy posible que alguna de ellas no respondan a las vacunas ya conocidas, por lo que es probable que el estado de pandemia y contagios se mantenga por más tiempo del esperado por la mayor parte de las personas.
Pero más importante aún, es que las autoridades y los chilenos de a pie entiendan que los contagios dependen de cada uno de nosotros y de nuestro autocuidado y que, por tanto, podemos recuperar el crecimiento económico y nuestra salud mental sin aumentar el número de contagios si es que somos lo suficientemente responsables para adoptar las medidas de autocuidado que las autoridades sanitarias nos han mandatado.
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Mag., MPhil & PhD Polar cantabrigiensis -
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Profesor Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de los Andes. Socio Trino Consultores
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