Durante la última campaña presidencial, la actual Presidenta usó como uno de sus promesas de campaña la frase “más y mejores empleos”. La frase estaba estrechamente relacionada con una entrevista en la que insinuó que el aumento del empleo en el gobierno de Sebastián Piñera había estado acompañado de un deterioro de la calidad del mismo.

En una columna escrita junto a Andrés Hernando en agosto de 2013, refutamos esta idea usando varias definiciones de precariedad de empleo, y mostramos que el menor desempleo redujo la precariedad de los puestos de trabajo en ese periodo, y no al revés. Lamentablemente, esta tendencia se ha revertido durante el mandato de la Presidenta Bachelet.

Respecto de la cantidad de empleos, para nadie es un misterio que las noticias no son buenas. Durante este trimestre, la tasa de desocupación alcanzó un 6,1% a nivel nacional. Comparado con el mismo trimestre del año anterior, esta cifra representa un aumento de 0,4 punto porcentual. Existe una amplia discusión sobre si el freno que está sufriendo nuestra economía se debe a condiciones externas, internas o una combinación de ambas. Cualquiera sea la verdadera razón de nuestro estancamiento, lo cierto es que la manera en que se tramitó la reforma tributaria, el limitado alcance que ha tenido hasta ahora la Agenda de Productividad, Crecimiento e Innovación, y la incertidumbre respecto de los cambios en materia laboral, no han ayudado a crear más empleos.

En relación a la calidad de los empleos, de acuerdo a los datos recientemente publicados por el centro de estudios Horizontal, se observa que desde mayo se registran aumentos en la precariedad del empleo, rompiendo la fuerte tendencia a la baja de los últimos años. El último trimestre la precariedad laboral fue de 14,1%, lo que implica un aumento de 0,9 punto porcentual respecto al mismo trimestre del año anterior. Aún es temprano para argumentar que exista una evolución al alza en la precariedad del empleo, pero todo hace pensar que sin una pronta reactivación de la economía y consiguiente revitalización de la creación de empleos, esa será la tendencia.

Lo grave de que aumente el desempleo, se reduzca el empleo y aumente la precariedad de éste es que la pobreza y la desigualdad en Chile probablemente aumentarán. Ya no se trata de promesas de campaña. Se trata de chilenos, personas con nombre y apellido, que ven cada vez más difícil la posibilidad de salir de la pobreza por sus propios medios.

Este gobierno se ha impuesto como principal propósito reducir muchas de las desigualdades que nos afectan como país. La desigualdad es uno de los mayores males que nos afectan como sociedad y reducirla es un anhelo compartido mayoritariamente por todos los sectores. Lamentablemente, si el Gobierno no afina la puntería en las herramientas para lograrlo, podríamos encontrarnos con futuros aumentos de la pobreza y la desigualdad.

Todos queremos que el Gobierno cumpla con su promesa de dar a los chilenos más y mejores empleos. Si lo logra dará pasos más firmes hacia un verdadero desarrollo y viviremos en un país un poco más justo, digno y humano.

Se necesitan señales potentes de reactivación para no concluir con una situación de “menos y peores empleos”. Por eso, para revertir la situación actual, cabe preguntarse si la reforma laboral enviada al Congreso conseguirá aumentar el empleo como sostienen algunas autoridades. Si no es así, el Ejecutivo todavía está a tiempo de incluir en dicha reforma medidas que fomenten la creación de empleo y ciertamente mejoren la calidad de éste.

 

Jorge Fantuzzi, Economista de F&K Consultores.

 

 

FOTO: RODRIGO SÁENZ/AGENCIAUNO

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