En el último tiempo los temas ambientales han surgido con fuerza en el debate nacional e internacional, y nuestro país será líder en la próxima cumbre COP25 para abordar el problema del cambio climático.

La relevancia para nuestra institucionalidad y para el posicionamiento de Chile en el concierto internacional es de gran magnitud. Es un desafío que nos permite relevar las acciones desarrolladas por nuestro país, generar un liderazgo regional y poner a prueba nuestra responsabilidad ética y política frente al cambio climático.

Todo el país se verá involucrado desde diferentes perspectivas y ámbitos de acción con el aporte de connotados científicos, expertos, investigadores, políticos, empresarios y representantes de la sociedad civil que cooperarán en la organización del encuentro más relevante del mundo sobre el tema. En un segundo término, permitirá enfatizar el rol protagónico y el aporte de Chile con políticas públicas activas, como el fin de las bolsas plásticas y el proyecto de ley de Protección del Medio Ambiente.

La responsabilidad ética, ecológica y política frente al cambio climático nos interpela a varios desafíos y es la oportunidad para revisar el estado actual de nuestra política ambiental, abordando materias como el estado de los océanos, Antártica, energías renovables, economía circular, ecosistemas, biodiversidad y electromovilidad, entre otros. Este nuevo impulso a las decisiones y acciones que deberá enfrentar nuestro país que impone el fenómeno global debiera permear al resto de los países de la región, permitiendo avanzar en una Ley Marco de Cambio Climático.

Chile ha sido líder en muchas reformas del Estado y del sector privado. Para convertirnos en un referente frente a los demás países latinoamericanos es imperativo fortalecer las instituciones de la administración del Estado, creando unidades especializadas en los distintos ministerios para facilitar la identificación de potenciales impactos, estudiar medidas de adaptación específicas y canalizar la información a los sectores de la sociedad afectados.

COP 25 abre una invitación audaz para toda la ciudadanía a integrarnos a este proyecto colectivo del “cuidado de la casa común”, haciendo referencia a la Encíclica “Laudato Sí” (Alabado seas). Al mismo tiempo nos interpela a una mayor ambición, donde se requiere de una transformación sin precedentes de toda la humanidad. A nivel nacional es necesario introducir al debate los temas de financiamiento y de la transferencia tecnológica, así como de manera urgente avanzar hacia una descarbonización de la matriz energética, que nos trae más inversión y menores costos energéticos. Así vemos hoy el impacto que tiene en la ciudadanía, por ejemplo, en materia del transporte público eléctrico, que es más barato que los buses diésel.

El desarrollo de COP 25 es, por último, un mensaje para la acción de carácter transversal y del compromiso, sin complejos, para incorporar en nosotros que la acción climática y el desarrollo económico no corren por carriles paralelos; por el contrario, el camino para alcanzar un verdadero desarrollo sostenible es el cuidado del medio ambiente y para lograr esto, la adaptación y mitigación al cambio climático son fundamentales.

FOTO: SEBASTIAN BELTRANGAETE/AGENCIAUNO