El gobierno acaba de anunciar lo que denominó “pase de movilidad”, que permitirá viajes interregionales entre comunas en fase 2 para vacunados con dos dosis. Sin duda, se trata de un impulso que ayudará a reactivar al sector turístico fuertemente golpeado por la pandemia, pero por sobre todo abre un espacio de libertad para volver a encontrarse en este Chile que empieza a emerger.

Desde el estallido social los chilenos llevamos más de 18 meses encerrados, mirándonos a los ojos a través de un computador, generando reflexiones, pero también alimentando nuevos prejuicios de unos contra otros al estar alejados y reducir los encuentros presenciales. No hay duda de que en la pandemia se agudizó la polarización y, en un país donde los grados de confianza social ya eran bajos, no parece muy conveniente seguir distanciados en el momento que se empezará a escribir la nueva Constitución, que requiere diálogo y acuerdos. Para recuperar las confianzas necesitamos reunirnos, mirarnos de frente y dar espacio a conversaciones que van más allá de una pantalla.

Nos asomamos a ver entonces beneficios no evidentes de la movilidad y del viaje. Pasear, aunque sea dentro de la misma ciudad, ayuda a conocerse y conocer a otros. Mark Twain decía que “viajar es fatal para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”. Es probable que de las experiencias acumuladas de una salida fuera de la residencia habitual uno recuerde lugares, personas e imágenes que nos despertaron curiosidad, aprendizajes y amenas conversaciones.

En este nuevo ciclo histórico que simbólicamente comienza con el plebiscito de octubre pasado, la pregunta que debemos hacernos es dónde volverán a encontrarse los chilenos. ¿Será más en los malls que en los parques? ¿En las ciudades o en las zonas rurales? Algunas tendencias nos podrían ayudar a la respuesta. Un estudio de la consultora Ipsos de febrero de este año mostró que Chile, entre 28 países, era el que más había aumentado la compra on-line durante la pandemia y, dada la alta penetración de Internet, es un hábito que es probable se mantenga. Otros datos muestran que ha crecido el interés de la población por vivir fuera de las grandes urbes y cercanos a lo rural. Si vemos al mismo tiempo la alta valoración que ha tenido la franja deportiva que permite a las personas hacer vida al aire libre en zonas de cuarentena, es probable que los hábitos saludables se extiendan más allá del coronavirus. No ha sido raro escuchar comentarios sobre la cantidad de ciclistas, caminantes y escaladores de cerros que surgieron en este tiempo, al punto que en el sector de la calle Pocuro en Providencia hubo que tomar medidas debido a verdaderos “tacos” de deportistas. Estamos ante la presencia de un tipo de desarrollo distinto, con códigos de vida más comunitarios y sustentables.

Por lo mismo, parece absurdo en las lógicas de este Chile emergente que mientras en un mall se permita la entrada a una persona cada 10 metros cuadrados en fase 2, en algunos parques nacionales tengan aforos de 100 personas diarias totales en superficies de más de 24 mil hectáreas como ocurre en el Parque Nacional Alerce Costero de la Región de los Ríos. Este contrasentido, debiera ser subsanado en las próximas semanas junto a otras medidas de mayor apertura.

Con el nuevo pase de movilidad, los chilenos empezarán a moverse por Chile. Si bien hay quienes critican la medida, lo cierto es que los pasos para recuperar la salud física y mental se han ido dando en la dirección correcta. Ha llegado la hora de aumentar los grados de libertad para recuperar la salud de la polis.

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